El sonido del claxon es parte del ruido cotidiano de cualquier ciudad, pero el uso indebido puede conllevar multas importantes. La legislación española determina explícitamente el modo en el que un conductor puede hacer uso de este dispositivo no respetarlo se convierte en falta. La DGT recuerda que este gesto tan habitual como pitar para saludar, avisar de un semáforo en verde o expresar cabreo, puede generar contaminación acústica y romper la buena convivencia viaria.

El claxon y la ley

La normativa también dice que todos los vehículos a motor y todos los vehí­culos agrícolas que circulen con el operador a pie, deben estar dotados de un aviso acústico del tipo de claxon, un sonido uniforme y de suficiente intensidad. Por otro lado, la normativa en cuestión define que cualquiera de los vehí­culos a motor montará un avisador acústico que se ajuste a su clasificación. Por ejemplo, un turismo nunca podrá llevar un claxon homologado para un camión o para un autobús.

No vale cualquier sonido

La normativa establece que no se deben utilizar sirenas o sistemas de aviso más potentes, exclusivos para cuerpos de seguridad o de emergencias. Por lo que un coche privado no puede poner ni usar, sistemas de alarma que reproduzcan los sonidos de aviso que se reservan para los vehículos de emergencia, aunque sólo se desee usarlos puntualmente.

Cuándo está permitido usar el claxon

Situaciones de riesgo

El Reglamento General de Circulación permite el uso del claxon para evitar un accidente, especialmente en vías estrechas o en tramos con curvas cerradas, donde hay un escaso visibilidad, para ser audible por el fin de avisar a otros usuarios de la vía para evitar el eventual accidente. También se permite cuando se da la situación en la que el conductor avisa a otros vehículos que están realizando manobras sin percatarse de la presencia existente de otro vehículo.

Adelantamientos y circunstancias especiales

En un entorno no urbano, se permite el uso del claxon para notificar a otro usuario de la vía que se tiene intención de sobrepasarlo, siempre que la maniobra en cuestión cumpla los requisitos de legalidad, y también se reconoce su utilización en ocasiones excepcionales, cuando un vehículo no prioritario se ve obligado a actuar como si lo fuera por una situación grave. En este caso, el conductor hará un uso de las señales acústicas de forma intermitente, pero también de otros medios como las luces de advertencia.

Multas por mal uso del claxon

Las infracciones en las que incurre el claxon son en general leves, aunque algunas de ellas sí van a alcanzar el nivel de graves. La sanción por hacer sonar la señal acústica estando prohibido será de 80 euros. La misma sanción la recibirá el que no respete la señal de prohibido hacer uso de señales acústicas o el que produjera sonidos estridentes no permitidos. Por el contrario, circular sin la señal acústica reglamentaria montada se considera una infracción grave y se sancionará con 200 euros. Hacer uso de la señal acústica específica, en el caso de no ser un vehículo prioritario, también le será sancionado por 200 euros.

Otras situaciones sancionables

Hay previstas sanciones en la regulación del vínculo entre peatones y vehículos prioritarios. Cuando un servicio de emergencia circula con las señalizaciones acústicas y visuales habilitadas, cualquier peatón tiene la obligación de quitarse de la calzada; incumplir esta obligación supone una infracción leve de 80 euros. En todos los casos, las infracciones sobre el mal uso del claxon no implican pérdida de puntos, aunque también pueden afectar a la convivencia y a la seguridad en la circulación cuando se repite el comportamiento.

Esta normativa tiene por objeto atenuar el ruido superfluo y propiciar una conducción más cívica, recordando que el claxon no sirve para saludar, desahogarse ni para festejar una victoria deportiva, sino para brindar la adecuada seguridad cuando la situación lo requiere.