Huelga recordar, pues es por todos bien conocido, que los tipos de interés oficiales a corto plazo fijados por los bancos centrales de todo el mundo desarrollado se encuentran en niveles históricamente bajos. Cercanos a cero cuando no en cero absoluto. Es este un fenómeno de escala mundial que se está produciendo –a pesar de la recuperación que se está iniciando-  tanto en Estados Unidos como en Japón y Europa.

En un entorno de tipos con tendencia a cero, la tentación de intentar obtener rentabilidades razonables (pongamos de entre un 4% y un 5%) mediante sinsentidos e incurriendo en mayores riesgos se acrecienta peligrosamente.

Y es que las matemáticas, al igual que el algodón, no engañan. Obtener rentabilidades normalizadas en el entorno actual, supone el multiplicar varias veces la rentabilidad del activo libre de riesgo (tipos a corto alemanes).

Rentabilidad y riesgo son las dos caras de una misma moneda y se moverán parejas de forma ineludible. A mayor riesgo, mayor esperanza de rentabilidad. A menor riesgo, menor esperanza de rentabilidad.

Rentabilidad y riesgo son las dos caras de una misma moneda

Cualquier tentación de tomar un camino intermedio no producirá la rentabilidad deseada, tan solo abultados disgustos.

Y la tentación está a la vuelta de la esquina. A pie de calle y envuelta en un marketing seductor.

¿Volver a invertir en un depósito estructurado de moda que le ofrece el banco y en el que si se da un escenario "casi imposible" puede usted perder un 25%? ¿Invertir en un fondo caro y no garantizado pero con una denominación atractiva (fondo con rentabilidad objetivo)?

¿Invertir en CoCos? ¿Y en garantizados? ¿Y en bonos subordinados?

No, no y no. La desesperación de los inversores por encontrar rentabilidad no ha de hacerles perder la sensatez. Se lo vendan como se lo vendan no estamos hablando de productos de bajo riesgo.

Son opciones con escaso sentido a pesar de las rentabilidades que prometen para un inversor cuyo lema debe ser la preservación del capital. Y este tipo de inversor (el mayoritario en España) no debe asumir riesgos innecesarios. Para perfiles más agresivos, barra libre, pero para los más conservadores –si quieren dormir tranquilos- lograr el retorno del capital suele ser bastante más satisfactorio que el riesgo que conlleva un esperado pero peligroso retorno sobre el capital cuando lo que prima es mantener las naves a flote y en perfecto estado de revista para cuando amaine el temporal.

En un entorno de muy baja inflación las rentabilidades pequeñas se compensan por la ganancia real que experimenta el dinero por la caída en precio de los activos reales sustitutivos de la inversión mobiliaria, lo que justifica el no asumir riesgos insensatos y optar por fórmulas de inversión con rendimientos modestos pero seguros.

Una de las principales fuentes para obtener rentabilidad debe ser el sentido común

La obtención de rentabilidad procede de diversas fuentes, pero una de las principales ha de ser el sentido común. No inviertan en lo que no entiendan, en lo que no le sepan explicar en su entidad de cabecera -en esos casos recaben una segunda opinión a un EAFI profesional registrado y supervisado- y no asuman riesgos sin entender la oportunidad y la conveniencia de los mismos.

Inversiones con sentido les proporcionarán rentabilidades sensatas. Inversiones fruto de cantos de sirena, falsas promesas o ilusorias incitaciones solo les producirán quebraderos de cabeza y, aún peor, quebrantos económicos que pueden ser considerables.


Carlos de Fuenmayor es director de Kessler&Casadevall AF

Huelga recordar, pues es por todos bien conocido, que los tipos de interés oficiales a corto plazo fijados por los bancos centrales de todo el mundo desarrollado se encuentran en niveles históricamente bajos. Cercanos a cero cuando no en cero absoluto. Es este un fenómeno de escala mundial que se está produciendo –a pesar de la recuperación que se está iniciando-  tanto en Estados Unidos como en Japón y Europa.

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