En febrero de 2019 se cumple el quinto aniversario de la ocupación rusa de Crimea. Moscú, por primera vez en la historia de posguerra de Europa, robó parte del territorio de otro Estado soberano, desestabilizando el sistema de seguridad europeo y mundial.

El mundo condenó la anexión de Crimea por Rusia, sin que su posición luego cambiara. Pero muchos creen que la actitud de Putin es comprensible porque escucharon decir que "Crimea siempre había sido rusa".

Es difícil encontrar un mito más absurdo y menos fundamentado. En este artículo quisiera exponer los hechos históricos que refutan este mito.

Los tártaros de Crimea constituyen un pueblo autóctono de Crimea que tenía su propio Estado, el Kanato de Crimea. Los rusos en la península no existían.

A principios del siglo XVIII, Moscú se convirtió en un imperio ruso y ​​conquistó los países vecinos. Conquistó Estonia y Letonia en 1721, Lituania y parte de Polonia en 1795, Finlandia en 1809. Hoy son Estados soberanos, nadie dice que "siempre fueron rusos".

Crimea fue un Estado, una de las naciones que el Imperio ruso esclavizó por la fuerza de las armas

El Kanato de Crimea fue conquistado por Moscú en 1783. Es absurdo hablar de pertenencia ancestral de Crimea a Rusia. Crimea fue un Estado, una de las naciones que el Imperio ruso esclavizó por la fuerza de las armas.

Después del colapso del Imperio ruso en 1917, los tártaros no lograron defender su independencia. En la URSS Ucrania se convirtió en una “república de la unión”, mientras a Crimea Moscú le otorgó en 1921 solo el estatus de una autonomía en el seno de Rusia, no de Ucrania. La decisión del Kremlin contradecía a la realidad objetiva, pues geográficamente la península de Crimea es una parte de Ucrania, y con Rusia no tiene conexión territorial.

La situación fue corregida por Moscú, que se vio obligada a reconocer las realidades geográficas y geoeconómicas. En 1954, el Kremlin impulsó la transferencia de Crimea desde Rusia a Ucrania y lo hizo con el pleno cumplimiento de las leyes y procedimientos de la URSS.

Crimea formó parte de la República Soviética de Rusia desde 1921 haa 1954, es decir, ¡solo 33 años de historia reciente!

Ahora está claro que significa realmente el mantra “Crimea siempre había sido rusa”. No se trata de un siglo y medio del cautiverio en el Imperio ruso (1783-1917), porque así el resto de las antiguas colonias, que son actualmente Estados independientes serían objeto de estos reclamos. Lo decisivo es que Crimea formó parte de la República Soviética de Rusia desde 1921 hasta 1954, es decir, ¡solo 33 años de historia reciente!

En 2014, el Kremlin brutalmente robó Crimea, sin hacer caso al derecho internacional, la lógica histórica y la justicia.

Citaré otro mito ruso sobre Crimea, que lanzó en 2014 el propio presidente ruso. Afirmó que “para Rusia Crimea tenía significado sagrado y que allí estaba la fuente espiritual de formación de la nación y el Estado rusos”, ya que fue en Crimea donde se cristianizó el príncipe Volodymyr, quien luego bautizó a toda Rus.

Es cierto que el príncipe Volodymyr fue bautizado en 988 en Crimea (al menos la Crónica lo dice), y aquel mismo año bautizó su Estado. Pero era un Príncipe de Kyiv, no de Moscú, y bautizó Rus de Kyiv, no Rusia.

En cuanto a Moscú, Rusia y el grupo étnico ruso, en aquel entonces simplemente no existían. En el lugar donde se halla Moscú, entonces había bosques poblados de las tribus ugrofinesas que fueron asimiladas por los eslavos dentro de siglos, convirtiéndose en el núcleo de la nación rusa moderna.

¡Otro absurdo!

Sin embargo, el mito de la "Crimea rusa" no se basa solo en falsa propaganda y distorsiones de la Historia.

En mayo de 1944, Moscú llevó a cabo una operación criminal a gran escala con el objetivo de desalojar completamente al pueblo autóctono de Crimea y reemplazarlo por los rusos étnicos. El régimen estalinista culpó al pueblo tártaro de Crimea de una colaboración con los hitlerianos que ocuparon Crimea desde 1941 hasta 1944, y 191.000 tártaros de Crimea fueron llevados a las regiones asiáticas remotas de la URSS.

El Kremlin necesitaba una limpieza étnica, y las acusaciones de traición eran una excusa, ya que las familias de 9.000 soldados tártaros del Ejército Rojo que lucharon en el frente contra los fascistas también fueron enviados al exilio.

Luego, comenzó la repoblación masiva de Crimea por la gente desde el territorio continental de Rusia. Los descendientes de aquellos colonos rusos son la base de una parte de la población de Crimea, que apoya la anexión rusa de Crimea.

Hasta el último momento Moscú impidió el regreso de los tártaros de Crimea a su tierra natal. Su repatriación en masa comenzó al independizarse Ucrania. En 2013, 266.000 tártaros regresaron a su tierra natal.

La ocupación rusa en 2014 se convirtió en una catástrofe nacional para los tártaros de Crimea

La ocupación rusa en 2014 se convirtió en una catástrofe nacional para los tártaros de Crimea. Prácticamente todos los tártaros de Crimea se oponen a los invasores rusos y siguen siendo leales a Ucrania.

Debido a esto, los tártaros de Crimea se convirtieron hoy en las principales víctimas de las represalias de los ocupantes. Sin embargo, personas honestas y valientes de Crimea, independientemente de su nacionalidad, protestan contra la ocupación de su tierra por los invasores rusos.

El crimen actual contra el pueblo tártaro de Crimea es una continuación directa del crimen de 1944, que entró en la historia mundial como la "deportación". Sin embargo, esta terrible palabra solo da imagen suavizada de la realidad, porque durante los primeros cuatro años del exilio, el 46,2% de los tártaros de Crimea murieron debido a condiciones de vida extremadamente difíciles.

Es un verdadero genocidio.

Por la sustitución del concepto, el genocidio del pueblo tártaro de Crimea, como el Holodomor ucraniano, desapareció de la memoria histórica de la humanidad.

Moscú necesita el mito de "Crimea siempre ha sido rusa" también para avalar los resultados del genocidio de los tártaros de Crimea y la sustitución de ellos por los colonos rusos.

La comunidad internacional no tiene derecho a permitir que quienes cometieron este genocidio logren su objetivo incluso dentro de décadas.


Pavló Klimkin es ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania.