China se encuentra en el centro de las preocupaciones económicas: ¿su crecimiento podrá resistir a la guerra comercial declarada por Donald Trump?

Si resiste, aunque solo sea un poco, su confrontación con Estados Unidos le permitirá conseguir un éxito crucial para la hegemonía del siglo XXI, y Estados Unidos lamentará la encarnizada guerra que mantiene con ellos. En esta hipótesis, dicho conflicto no habría hecho más que acelerar su declive relativo frente a esta potencia mundial regenerada.

Si China no resiste, seguirá arrastrando en sus reveses a Europa y a Estados Unidos, como puede deducirse de los datos económicos. El mundo occidental tampoco habría ganado nada en este enfrentamiento que, afortunadamente, hasta ahora se circunscribe principalmente - aunque no exclusivamente-, al ámbito comercial.

China no es solo un motivo de preocupación; es fuente de inspiración para comprender el enigma bursátil de 2019

China no es solo un motivo de preocupación. Este país es una fuente de inspiración para quien quiera comprender el enigma del año bursátil 2019, que ha visto un fuerte progreso en casi todos los mercados, a pesar de que el ritmo de la actividad mundial no ha dejado de retroceder.

Pero China nos enseña todo sobre el Yin y el Yang: uno conlleva al otro, recíprocamente, de forma indefinida. Traducido a términos bursátiles, el descenso de la actividad mundial ocasiona unos estímulos cada vez más fuertes por parte de los bancos centrales. Estos últimos crean para los estados industrializados la oportunidad de endeudarse con pocos gastos -e incluso con ganancias- y, con ello, de relanzar la actividad mediante nuevos déficits presupuestarios…

Sus consecuencias a largo plazo asfixian el crecimiento y, como demuestra Japón, entierran la inflación y, de ese modo, vuelven a necesitar medidas de flexibilización monetaria, y así sucesivamente.

Napoleón dijo que China es un león durmiente, y cuando despierte, el mundo se sacudirá. El león [China] ya se […]