Empezar con una canción de Pablo Alborán y no tardar más de diez minutos en nombrar al presidente del Gobierno les da la razón a muchos, pero ver como Enric Auquer se sube con más lágrimas que palabras a dedicarle su premio como mejor actor revelación a su madre y saber que el cabezón le dará más trabajos este año, le da la razón a los Goya.

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