Un reciente estudio de la Universidad de Northwestern, en Chicago, concluye que desde hace unos años la inteligencia humana no aumenta, sino que disminuye. Es la primera vez que un estudio científico ratifica la sensación común de involución que domina esta época en la que vivimos. El informe es concluyente no sólo para los estadounidenses, sino para todos los europeos y tras analizar más de medio millón de casos, asegura que la constante que sucedía desde los años 30 ha terminado. Durante 80 años se demostró científicamente que cada nueva generación supera a la anterior en inteligencia, se ha evolucionado hacia un mayor coeficiente intelectual de padres a hijos. Hasta hoy. Esa curva se ha detenido y revierte en algunos aspectos, como la lógica, el vocabulario, las matemáticas o la resolución de problemas.

Si observamos nuestro entorno más cercano veremos que los problemas mentales y emocionales nos inundan, aseguran los expertos que cuatro de cada diez europeos sufren cada año un trastorno neuropsiquiátrico y en nuestro país aún peor, lideramos el consumo de benzodiacepinas en todo el mundo. Nuestros jóvenes son el eslabón más débil en esta involución del cociente intelectual, según concluye el estudio de Chicago, el origen del problema lo encuentran en múltiples factores como los estándares de nutrición cada vez peores o los sistemas escolares caducos, pero muy especialmente en el abuso que hacen los jóvenes de las redes sociales.

Tras el confinamiento se ha agrietado la salud y ha aflorado la escasa atención psicológica de nuestra sanidad

¿Cómo es posible que en España uno de cada cinco jóvenes tenga un problema de salud mental? Tras el confinamiento del Covid se ha agrietado la salud de los nuestros y también ha aflorado la escasa atención psicológica de nuestra sanidad. Si un jóven acude hoy a la sanidad pública para pedir cita psicológica, saldrá del centro de salud con la receta de un ansiolítico en el bolsillo, pero no le darán día de visita con un psicólogo hasta dentro de un año. En España hay 6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes en la red pública, tres veces menos que la media europea. Y cinco veces menos psiquiatras que los que tiene Francia, Alemania o Países Bajos.

Pero el estudio de  Northwestern dice algo más, que antes les apuntamos, nuestros jóvenes son absolutamente dependientes del móvil y de las redes sociales. Es sin lugar a duda la causa principal de este retroceso en inteligencia. La Universidad de Málaga analizó este fenómeno con 100 chicos y chicas voluntarios entre los 15 y los 24 años, su consumo diario del móvil era de 5 horas, cuatro de ellas navegando en redes sociales.

La experiencia consistía en apagar el móvil durante una semana. Muchos confesaron que el simple echo de tenerlo cerca les calmaba los nervios y todos experimentaron altos niveles de ansiedad e inseguridad, que disminuyó a la semana siguiente en cuanto lo conectaron, sin embargo todos coincidieron que el móvil les quita tiempo para sus relaciones afectivas o familiares y les hace ocupar muchas horas en cosas menos importantes.

Un mayor cociente intelectual no garantiza el éxito en la vida"

Javier Urra

Facebook es de las pocas redes sociales que se atrevió a estudiar de forma interna cuántos de sus seguidores se habían convertido en adictos, y las conclusiones fueron sorprendentes, uno de cada 8 seguidores lo era, es decir más de 360 millones de personas se habían enganchado de forma compulsiva a esta red social. La cifra era mayor en países como la India o Filipinas y no tan alta en Estados Unidos. Este informe confidencial vio la luz gracias a una ex trabajadora que fue citada en el Congreso de los Estados Unidos para demostrar que la empresa provocaba esta adicción, la buscaba para tener más clientes cautivos que sacrificaban el sueño o el cuidado de sus hijos anteponiento Facebook en sus vidas.  

Como indica el psicólogo forense Javier Urra, un mayor cociente intelectual no garantiza el éxito en la vida, me cuenta que ya en 1921 Lewis Terman, profesor de la Universidad de Stanford, revisó los expedientes de 250.000 alumnos y seleccionó a los 1.460 con mayor cociente intelectual. Tras décadas de seguimiento comprobó que no habían obtenido la notoriedad pública esperada. Es determinante la actitud, la determinación y la gestión emocional, mucho más que la inteligencia para aprovechar las oportunidades y no pedirle a la vida más de lo que la vida nos puede dar. Hemos creado una sociedad de personajes, no de personas, hemos perdido la pasión por las cosas sencillas, la empatía con el prójimo, hemos dejado de ser ciudadanos para convertirnos en consumidores, obsesionados con la búsqueda de la felicidad.