Hace 80 años la Alemania nazi se rindió. Oficialmente el 9 de mayo de 1945. En 2005, siendo Embajador en Londres, fui el primer representante español en asistir en esa fecha a la emotiva ceremonia anual en Jersey por los españoles muertos siendo trabajadores forzosos, prisioneros republicanos, para la fortificación de las Islas anglonormandas, único territorio británico ocupado por los alemanes.
Han pasado también 36 años desde la caída del Muro de Berlín. Rusia siempre ha sido un país totalitario e imperialista. Con los Zares, con los comunistas y con Putin. Hay quienes dicen que se perdió una ocasión con Gorbachov de construir una “Casa Común Europea” en la que Rusia habría tenido un rol importante y EEUU uno consecuentemente disminuido y hasta ausente si llegara a desentenderse de Europa, como a veces amenaza Trump. ¿Qué pasaría entonces con esta Rusia prevalente en la propia Casa Común?
Reprochan también haber ampliado la OTAN o abogan por haber admitido en su seno a Rusia cuando aún era con Gorbachov comunista. Un contrasentido. El zorro en el gallinero. Rusia, añaden, debiera de haber ingresado antes que los países del Este que conseguían librarse del comunismo y de los rusos. Citan a Yeltsin: "Que entren los polacos, los bálticos y todos los demás, pero Rusia primero", una expresión neo-imperialista ya que Moscú condicionaría entonces el acceso de los demás.
Insinúan que la victoria aliada fue esencialmente la rusa. ¿Stalingrado sería más trascendente que el sangriento desembarco en Normandía? ¡Son ganas de comparar lo incomparable! Rusia tiene sus laureles, pero no a costa de británicos y americanos. Los británicos resistieron heroicamente hasta la llegada de los americanos que también tuvieron que luchar contra Japón y que ayudaron a Rusia por valor de unos 11.000 millones de dólares para la defensa de Rusia finalmente invadida por Hitler porque hay que recordar que la Segunda Guerra Mundial empezó con la invasión de Polonia a cargo de la Alemania nazi y de la Rusia comunista compinchadas.
Gorbachov siempre fue comunista. Era visto en Occidente positivamente porque con Glasnost y Perestroika intentaba reformar el sistema comunista, no de enterrarlo, pero la coexistencia con los occidentales parecía más factible. Algunos afirman que se dieron seguridades formales a Rusia de no ampliar la OTAN. No fue así. De haberlo sido se hubiera reflejado en una decisión asimismo formal en la OTAN donde no vio la luz porque sus miembros (EEUU y España entre ellos) consideraban que los países del Este podrían ingresar si eran democracias. ¿Se dieron por parte americana a Rusia unas seguridades “informales”? Quizás el Secretario de Estado, Baker, pareció dispuesto a ello, pero no fue respaldado por la Casa Blanca de George Bush padre donde su Consejero de Defensa Nacional, Scowcroft, era opuesto a ello.
Tampoco es cierto que Rusia quisiera verdaderamente ingresar en la OTAN. Lo decían de boquilla porque ello contradecía otra afirmación suya más correcta: no querían subordinarse a los EEUU y en su comprehensión estar plenamente en la OTAN equivaldría a ello. Lo que quería y quiere Moscú es cargarse la OTAN. Nada mejor para eso que otro esquema de seguridad sustitutivo de una garantía americana para una Europa libre. La “Doctrina Monroe con vodka” implica que los EEUU se vayan de Europa. Con Solana se creó un Consejo OTAN-Rusia que integraba a Moscú como uno más, pero no pudo frenar la agresividad rusa.
Tampoco hay que olvidar el Golpe de Estado nostálgico que descabalgó a Gorbachov en 1991. Hay poca memoria al respecto. Fue de comunistas duros que fracasaron. Le tuvieron secuestrado tres días y nunca se repuso políticamente. A pesar de apostar por Gorbachov, los occidentales nunca perdieron del todo su desconfianza hacia una Rusia que seguía siendo comunista. El Golpe de Estado incrementó esa desconfianza al mostrar la fragilidad del reformismo de Gorbachov.
El desorden subsiguiente al Golpe en tiempos de Yeltsin no ayudó y los inicios de Putin tampoco. En el ex-agente de la KGB solo se vio esencialmente la tranquilidad de un orden interno recuperado. Nada más, que entonces ya era mucho. Pero no la garantía de una Rusia democrática. Tampoco podemos pasar de puntillas sobre sus varias agresiones militares por el Cáucaso y a Ucrania en el Donbás, ayudando militarmente a los separatistas prorrusos, la ocupación de Crimea en 2014 y la invasión militar en curso iniciada en 2022.
El comunismo cayó en Rusia como consecuencia de la resistencia al Golpe de los moscovitas con Yeltsin subido a un tanque. Fue el primero en creer en una democracia. Rompió su carnet comunista en un congreso del Partido Comunista ruso en presencia de Gorbachov. Desgraciadamente, no supo liderar coherentemente la democratización de Rusia.
Los occidentales hicieron, pues, bien en mantener la OTAN y en ampliarla al Este, aunque ello no haya impedido algún error importante como invitar en 2008 a Ucrania y Georgia a formar parte de la OTAN. Una invitación temeraria suscrita también por Zapatero, entonces Presidente del Gobierno. Alimenta ello el argumentario ruso que, sin embargo, en realidad está mucho más preocupado por una Ucrania más rica inserta económicamente en el mundo occidental, algo difícilmente asumible para Moscú.
Putin presionó en su día para que Ucrania no firmara un acuerdo de asociación con la UE, lo que provocó luego el Maidán y sus consecuencias. Putin quiere toda Ucrania. Europa y EEUU no rechazaron a Rusia. Esta fue la que nunca mostró claramente la voluntad de ser igual que europeos y EEUU. Los europeos deben esforzarse ahora en poder defenderse solos sin por ello renunciar al vínculo transatlántico. La Alianza Atlántica ha de mantenerse con un pilar europeo fuerte que pueda incluso operar por su cuenta si necesario u oportuno. Es cuando Europa podrá volver a ser un actor internacional serio.