El plató de Risto Mejide se ha convertido en la corte de los milagros, especialmente cuando el PSOE necesita que sus versos sueltos interpreten un papel diferente al que les debería corresponder. Allí entra José Luis Ábalos de vez en cuando y torea con tanta soltura que quien lo observa podría llegar a pensar que es un hombre que se viste por los pies. Un tipo de fiar. Un servidor público al que le llenaron los bolsillos de piedras para impedirle volar. Lo mismo ha sucedido estos días con Leire Díez, a quien los espectadores habrán podido identificar -tras observar la entrevista- con una verdulera con afán de aventurera. Con un personaje poco serio de los que no suelen despachar con los líderes de nada. Una Belén Esteban con carné de partido, pero poco más.

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Sabemos que nos mienten, pero lo hacen. Actúan con una convicción sorprendente a la hora de distribuir sus patrañas y eso sólo puede significar una cosa, y es que sus mensajes calan en aquellos a quienes se dirigen, que son los suyos. El mundo se ha transformado en los últimos años. Donde antes existían unos pocos altavoces, ahora confluyen miles y miles, lo cual hace mucho más difícil la tarea de discernir entre los que recitan verdades y los que proclaman patrañas.

El ambiente está más saturado que nunca, así que lo espectacular suele destacar sobre lo argumentado, de ahí que las diversas informaciones que apuntan a los contactos de Leire Díez con Gonzalo Boye -abogado de Carles Puigdemont- para intentar rebajar la tensión entre el PSOE y Junts; o a sus vínculos con Santos Cerdán y con Pedro Sánchez no destaquen tanto como su presencia en Todo es mentira, el programa de Risto Mejide. Uno más de info-entretenimiento, como el de Javier Ruiz o el de Jesús Cintora. No es casual el esplendor de este género. Sus altavoces despistan bien. Lo hacen bien de narices.

Todo es cosa del PP

Ellos saben que sabemos que mienten, pero mienten. Por eso, Isabel Rodríguez ha comparecido este jueves en uno de esos programas, como es el de Silvia Intxaurrondo, para atribuir al Partido Popular, sin réplica, la aparición de Víctor de Aldama en la rueda de prensa que protagonizó Leire Díez este miércoles por la mañana. Lo mismo afirmó El Plural el mismo día del 'choque de trenes'. El mismo periódico que difundió la exclusiva el pasado viernes sobre el deseo de un excapitán de la UCO de poner una "bomba lapa" debajo del coche del presidente.

Intxaurrondo se comió la mentira con patatas, aunque la rectificó el pasado lunes. No lo hicieron los ministros que la recitaron porque así lo ordena el jefe, es decir, el presidente del Gobierno, el impulsor y consentidor de todo lo que repite su congregación. El líder para el que trabajó Miguel Ángel Oliver, el cual encabeza desde hace un año y medio la Agencia EFE, cuyo servicio EFE Verifica no se ha dignado a pronunciarse sobre este hecho, según recuerda una fuente sindical de la casa, indignada ante la forma en la que el secretario de Estado de Comunicación ha convertido ese lugar -otrora dignísima- en el Ministerio de la Propaganda, sin que se le conozca vergüenza o arrepentimiento por ello. En realidad, le pagan (pagamos) para eso.

El reino de la mentira

Ellos saben que sabemos que mienten, pero pese a todo mienten. Incluso el periódico The Times dedicaba un artículo el martes al bulo de la UCO y a su difusión en la televisión pública con esa particular retórica del 'auto-golpe'. Es la cabecera conservadora más prestigiosa del mundo. No es un tabloide, como The Daily Telegraph, al cual intentaron vapulear hace una semana cuando señaló en un reportaje el oscurantismo del Gobierno a la hora de investigar el apagón del 28 de abril. "¿Y qué apagón dirá alguno por aquí?". Eso fue hace mucho. "Ya no le importa a nadie", añadirá.

El tiempo ha sido históricamente el mejor aliado de quienes quieren tejer un tupido velo para ocultar los asuntos turbios. En los países del norte, las bolas de nieve ruedan a medida que pasan los días y los meses... y pueden llegar a aplastar a los mentirosos. En los lugares bananeros sucede lo contrario: el hielo se derrite pronto o se utiliza para enfriar los combinados. Es sencillo apelar a la desmemoria para salir airoso de los propios escándalos. Cuando la UCO descubrió que estos malhechores habían elaborado un programa de actividades para la visita de Delcy Rodríguez a Madrid de 2020, que incluía una cena con varios ministros, eso ya no le importaba a nadie.

Hasta entonces, Ábalos negó el contacto con la sátrapa caribeña (20/01/2020); después dijo que fue al aeropuerto, pero para recibir al ministro de Turismo (21/01); a continuación, que "ella bajó del avión y subió otra vez" (22/01); posteriormente, que "ella estuvo en una zona internacional del aeropuerto, que no se considera entrada en territorio Schengen" (24/04)... y así, hasta el infinito. Hasta esconder la verdad sobre varias capas de mentira.

Ella escribía por afición

Por eso no extraña que ahora que la mierda rebosa en Ferraz y se han empezado a filtrar conversaciones de sus fontaneros, a una de ellas, Leire Díez, le vendan como una mera periodista que iba de farol al ofrecer pactos a empresarios investigados... porque, aunque ella no tenía el mandato presidencial para hacerlo, todo eso le venía bien para componer un libro sobre las cloacas del Estado y las tramas de los hidrocarburos. Como son tan atrevidos y desvergonzados, tampoco tienen problema en asociar a Víctor de Aldama -el que se coló hasta la última habitación del ministerio de Ábalos y al que dieron 54 millones de euros por las mascarillas- al Partido Popular.

Estos son los que presentaron el pasado septiembre un Plan de Acción por la Democracia para intentar desmontar la máquina del fango, manejada por periodistas, por la derecha y por los jueces prevaricadores. Actúan como una secta. Como el clan de la falacia. Pero quieren garantizar que usted lea la verdad y sólo la verdad.

P.D.: De la detención de Francisco Martínez también se podría hablar largo y tendido. Curioso momento para hacerlo, justo cuando saltó el escándalo de Leire Díez... y en la víspera de que comenzaran a aludir a las cloacas del Estado para intentar neutralizar el escándalo de la fontanera. Hay pozos negros que apestan mucho menos que algunas cuestiones concretas.

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