El control de la jornada laboral está en el centro del debate político en la actualidad: es, probablemente, el cambio más profundo —y menos comentado— de la nueva normativa que el Gobierno tiene sobre la mesa. Un proyecto de ley que, si se aprueba tal y como está planteado, transformará por completo la forma en que más de tres millones de pymes y autónomos con empleados realizan el control del horario de la jornada laboral con un software de gestión en España.

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Aunque la aprobación del nuevo registro horario está vinculado a otras medidas como la reducción de jornada a 37,5 horas, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha afirmado que, en caso de no pasar dicha reducción el trámite parlamentario en los próximos días, el control horario sí verá la luz vía decreto. Por lo tanto, podemos asegurar que, cada vez más, es una realidad inminente.  

El control horario no empieza cuando alguien ficha. Empieza cuando puede demostrarse que lo ha hecho. Y esto es muy importante para todas las pymes y autónomos.

¿Por qué? Porque durante años, el control horario ha sido para muchas empresas una cuestión de formalidad: un Excel, un documento en papel, una aplicación que marcaba entrada y salida. Una solución sencilla que, sin embargo, no es suficiente. 

Pero eso ya no será suficiente. La nueva normativa redefine no sólo lo que hay que registrar, sino cómo debe hacerse, quién lo hace, con qué garantías técnicas y para qué fin legal. Y eso cambia todo. Esta es la filosofía de la nueva regulación. 

Y es que la norma va mucho más allá de anotar la hora de entrada. Habrá que registrar también las pausas, las interrupciones, el tipo de jornada, y hacerlo con trazabilidad completa, sin posibilidad de que la empresa edite o modifique los datos. El sistema deberá ser digital, conservar la información durante cuatro años y estar disponible, en remoto, para la Inspección de Trabajo.

Y eso, en el día a día de una pyme, significa implementar herramientas nuevas, formar al equipo, entender los límites legales, y asumir que el control horario dejará de ser un trámite interno para convertirse en un documento con valor jurídico.

Este cambio no llega solo. Forma parte de un nuevo marco normativo que también incluye otras transformaciones importantes como Verifactu, el sistema impulsado por la Agencia Tributaria para verificar facturas electrónicas, con el objetivo de combatir el fraude fiscal y digitalizar los procesos de facturación. Ambas reformas —la del registro horario y la de la facturación— van en la misma dirección: impulsar la transparencia y garantizar la trazabilidad. Y para las pymes, más necesidad de adaptarse con soluciones digitales seguras, accesibles y alineadas con lo que exige la ley.

Este cambio no es una medida puntual ni una tendencia pasajera. Es una evolución lógica de cómo las relaciones laborales y económicas se digitalizan, se fiscalizan y se auditan. Por eso hay que alentar a pymes y autónomos a estar preparados digitalmente para todo lo que se avecina, que puede hacernos más competitivos y mejores.

Emilio Martínez de la Fuente es Country Manager de TeamSystem España

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