El presidente de EE. UU. Donald Trump envió a su principal enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, y a su yerno, Jared Kushner, a participar en las conversaciones entre Israel y Hamás organizadas por Egipto la pasada semana con el objetivo de poner fin a la guerra en Gaza, garantizar la liberación de los rehenes y avanzar hacia una resolución duradera y sostenible del conflicto
Parece que hay algo nuevo y diferente en marcha en las conversaciones, que consolidaron las esperanzas de avanzar hacia un alto el fuego, la liberación de rehenes a cambio de prisioneros y la retirada limitada de las tropas israelíes de algunas zonas de Gaza. Sin embargo, se avecinan cuestiones más importantes que requerirán una diplomacia más firme, paciente y centrada que la que ha mostrado hasta ahora la segunda administración Trump en múltiples frentes globales.
Cuando se supo que Hamás había aceptado algunos elementos del plan de 20 puntos de Trump, presentado durante la visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la Casa Blanca el 29 de septiembre, el presidente estadounidense redobló sus agresivas tácticas diplomáticas y de comunicación estratégica, pidiendo a Israel que detuviera las operaciones militares en Gaza e instando a las partes a avanzar rápidamente en la elaboración de un conjunto de acuerdos para aplicar los principios esbozados en el plan.
Tres aspectos a tener en cuenta en la política estadounidense en este frente en los próximos días y semanas:
1. ¿Quién se encargará de ejecutar y supervisar las disposiciones detalladas de un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes? Las conversaciones en en Egipto se centraron en medidas muy prácticas relacionadas con el proceso de liberación de los rehenes vivos, la devolución de los cuerpos de los fallecidos y la liberación de los prisioneros palestinos a cambio. También es necesario resolver detalles espinosos sobre el redespliegue y la retirada de las tropas israelíes de algunas zonas de Gaza, y se deben definir funciones, tareas y responsabilidades específicas para garantizar que se aplique el plan y que todas las partes cumplan sus compromisos.
Dadas las importantes diferencias de confianza que existen entre Israel y Hamás, así como las complicaciones en las relaciones con mediadores clave como Qatar y Egipto y otros interlocutores regionales que desempeñan papeles más discretos, esto requerirá una atención al detalle y un enfoque por parte de Estados Unidos que puede ser difícil de proporcionar mientras el Gobierno está cerrado y algunas instituciones de seguridad nacional funcionan con menos personal. Además de los mediadores de renombre que cuentan con la confianza del presidente, Estados Unidos necesitará expertos con experiencia y conocimientos que trabajen con las partes en la implementación.
Las consultas que Trump mantuvo personalmente con los socios árabes para presentar su plan de 20 puntos demuestran una capacidad y una voluntad de trabajar de forma multilateral
2. ¿Quién coordinará la implementación entre los principales actores regionales? Un aspecto sorprendente de los primeros ocho meses del segundo mandato de Trump es que su enfoque hacia Oriente Medio ha implicado una coordinación más estrecha y consultas más amplias con los socios regionales que en otras partes del mundo, donde el sistema operativo del presidente se basa en el poder de los trolls y en movimientos inesperados que buscan obtener ventaja a través de declaraciones y acciones políticas audaces e impredecibles. La respuesta relativamente hábil de Trump 2.0 para aliviar las tensiones que estallaron después de que Israel llevara a cabo su ataque contra Hamás en territorio de Qatar el 9 de septiembre fue una señal positiva.
Además, las consultas que Trump mantuvo personalmente con los socios árabes para presentar su plan de 20 puntos al margen de la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas del mes pasado, antes de su publicación, demuestran una capacidad y una voluntad de trabajar de forma multilateral que no es tan habitual en otros aspectos de su política exterior.
El hecho de que el equipo de Trump no ofreciera inicialmente una respuesta clara y concreta al plan árabe publicado el pasado mes de marzo sobre la situación de Gaza tras la guerra fue una señal negativa, pero parece que algunas de las ideas esbozadas en ese plan se han incorporado a partes de la propuesta de Trump, y el presidente se esforzó por mencionar sus consultas con los socios árabes y sus posibles contribuciones al anunciar su propuesta.
Sin una visión a largo plazo en mente, la aplicación de las medidas a corto y medio plazo podría fracasar fácilmente
3. ¿Cómo abordará Estados Unidos la división sobre la solución de dos Estados? Una tercera cuestión, con importancia estratégica y a más largo plazo, es la pregunta general de cómo podría abordar la Administración Trump la brecha que separa la política actual de Estados Unidos y la postura de Israel del consenso que ha surgido en la mayor parte de Oriente Medio y el resto del mundo, según el cual las medidas a corto plazo deben conducir a una solución de dos Estados.
Sin una visión a largo plazo en mente, la aplicación de las medidas a corto y medio plazo podría fracasar fácilmente y seguir siendo vulnerable a los saboteadores y opositores al progreso. El actual Gobierno de Netanyahu, con el respaldo de una amplia mayoría de la población israelí, se opone a una solución de dos Estados. Arabia Saudí y otros países árabes importantes están a favor de una solución de dos Estados, como lo demuestra la campaña de varios meses que culminó el mes pasado con un reconocimiento simbólico, pero en última instancia vacío, del Estado de Palestina. Dado que Trump e Israel esperan que muchos de esos países respalden con dinero, diplomacia y, posiblemente, fuerzas de seguridad cualquier plan de posguerra para Gaza, es de suponer que esos países tendrían cierta influencia para configurar la trayectoria de la conversación sobre los elementos del plan de 20 puntos de Trump.
Los acontecimientos de las últimas semanas han ofrecido más esperanzas de que termine la guerra de Gaza y se produzca el regreso de los rehenes de las que el mundo ha visto en mucho tiempo, pero la esperanza no es un plan operativo para lograr un éxito duradero. A medida que los negociadores intenten elaborar planes claros y prácticos a partir de los 20 puntos de Trump, tendrán que responder a estas tres preguntas con medidas políticas concretas, y no solo con declaraciones públicas.
Brian Katulis es investigador principal del Instituto de Oriente Medio. Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la página web del Instituto de Oriente Medio.
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