Ha sido testigo de casi 100 años de Historia y ha llegado incluso a ser parte de ella. Era la única hija de Franco. Pero si algo ha definido el carácter de Carmen Franco Polo (18 de septiembre de 1926) ha sido su discreción. Siempre permaneció en un segundo plano, desde pequeña como hija del Generalísimo y posteriormente como esposa de Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde.

"Me da igual lo que hayan dicho o lo que vayan a decir sobre mí. Nunca he pretendido ser el foco de atención y voy a seguir así hasta el final", señaló en una entrevista a Nieves Herrero. Ella es la autora de su única biografía, que salió a la venta hace apenas un mes: Carmen. El testimonio novelado de la hija de franco. En ella, Carmen se desnuda emocionalmente en 40 horas de conversaciones con la periodista.

No fue realmente libre hasta que falleció su marido. Su posición en la sociedad no se lo permitió

Nacida en Oviedo y bautizada como María del Carmen Ramona Felipa de la Cruz, fue educada en la discreción y sin halagos. "Yo soy corrientita y monárquica", le decía a todo el que le hiciera un cumplido de pequeña. Así lo confesó también en su biografía. Nunca fue trasto porque, como ella misma reconocía, siempre estaba sola. Sus cuidadoras eran las que siempre le acompañaban, le educaban y las que jugaban con ella. Nunca fue al colegio y tampoco pudo elegir a sus amigas. Pese a ello, tuvo infancia feliz. Apasionada de la caza, era Nenuca para sus cuidadoras de pequeña y Carmencita de mayor para sus más allegados.

Mujer obediente, no se rebeló ni cuando sus padres le prohibieron continuar la relación con Ninín Suances, un guardamarina del que estaba completamente enamorada. Siguieron escribiéndose hasta que su madre se enteró y puso fin a sus salidas de El Pardo. La soledad, entonces, se hacía mayor. Más tarde conoció a Cristóbal Martínez Bordiú, cardiólogo de profesión, con quien se casó a los 23 años. Fue entonces cuando salió del Palacio de El Pardo para contraer matrimonio. Pasó de estar sometida a su padre a estarlo de su marido.

Tuvo siete hijos que no han tenido inconveniente en salir en los medios, pero ella nunca quiso ser protagonista de portadas y entrevistas. Siempre se mantuvo en un segundo plano. Nunca se consideró cariñosa con sus hijos, "probablemente no fui la madre que ellos esperaban", llegó a decirle a su biógrafa. Era "una madre normal" y así quería que la recordaran.

Junto a su marido se rodeó de grandes personalidades. Conocieron a John Fitzgerald Kennedy cuando todavía era senador y a su mujer. Con ellos salieron de fiesta y compartieron bailes. Acudió a grandes y prestigiosas celebraciones y lo tenía todo a su alcance, pero no conoció realmente la libertad hasta que falleció su marido. Su posición en la sociedad no le había permitido serlo antes. "Primero hija de Franco, después mujer de Cristóbal Martínez-Bordiú y, por fin, Carmen a secas", señala en su biografía.

Esa libertad la aprovechó para salir y viajar, una de sus grandes pasiones, además de jugar a las cartas y ver películas con sus amigas. Desde que enviudó, no dejó de recorrer el mundo. Fue después de uno de sus viajes cuando se enteró de que padecía un tumor. No quiso tratarlo y vivir lo que había vivido su padre al final de sus días. Sabía que la muerte llegaba y no quiso alargar el dolor, sólo quería morir en su casa y sin sufrimiento.

Escribió el testamento de su padre

Como recoge su biografía, Carmen Franco custodió el testamento de su padre hasta que falleció. Cuando su vida llegaba al final le dictó a su hija sus últimas voluntades y ella las recogió a máquina. Esas líneas incluían un hito histórico: la sucesión de la monarquía. Fue ella quien le aconsejó concretar quién sería el jefe del Estado dadas las aspiraciones de Alfonso de Borbón para evitar un conflicto posterior. Conocedora de su debilidad por Juan Carlos de Borbón, propuso dejar constancia de ello en el testamento con la aprobación de su padre. Y así se hizo.

Vivió la dictadura de Franco desde su interior y aceptó las críticas de la sociedad sin pronunciarse. Ella llevaba el apellido del dictador, pero no había vivido la dictadura igual que el resto de España.

Sí le dolieron acciones de Adolfo Suárez durante su primer Gobierno. No le perdonó jamás que legalizara el Partido Comunista, una de las obsesiones de su padre que causó un enorme disgusto a la familia. Más allá de eso, la hija del Generalísimo ha evitado pronunciarse sobre política.

Fue discreta hasta el final de vida, que afrontó sin miedo y tal y como concluyó su biografía. "No quiero ser juzgada por la vida de los demás. Ni la de mis padres, ni la de mi marido, ni la de mis hijos. Soy Carmen. Nada más".