La inteligencia norteamericana sospecha que el accidente de avión Boeing 737 que costó la vida de 176 personas, en su mayoría iraníes y canadienses, pudo ser alcanzado accidentalmente por un cohete antiaéreo de Irán. Este jueves Ucrania también ha barajado con fuerza la hipótesis de un misil de origen ruso como causa de la tragedia. Mientras tanto, Irán, que defendió desde el primer momento que la aeronave sufrió un fallo técnico, ha detallado que el piloto no alertó de ninguna incidencia en el aparato.

La teoría de EEUU se basan en el análisis de los datos ofrecidos por sus satélites y radares, que han detectado el lanzamiento de dos misiles poco antes de que el avión, que cubría la ruta Teherán-Kiev, se estrellará en un campo de cultivo iraní. El avión pudo ser alcanzado por un sistema de misiles tierra-aire 'Tor-M1, construido por Rusia, según informa Newsweek.

El secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa ucraniano, Oleksiy Danilov, ha señalado también que entre las hipótesis principales que barajan como causa del siniestro está la de que el avión fuera derribado por un misil antiaéreo de origen ruso.

Las sospechas sobre Irán se ciernen después de que Canadá, que perdió a un total de 63 ciudadanos en el accidente, haya confirmado que su servicio de inteligencia y el de los países aliados sostienen que el aparato fue derribado por un misil aéreo de Irán.

El informe de Irán

Por otro lado, la Agencia de Aviación Civil de Irán ha dado a conocer las líneas generales del informe preliminar sobre la tragedia, que señala que el piloto de la aeronave no alertó de fallos en el aparato y que el mismo sufrió un incendio antes de estrellarse.

El director de la Agencia Nacional de Aviación Civil de Irán, Alí Abedzadé, ha explicado que los investigadores han recuperado las dos 'cajas negras' de la aeronave siniestrada y ha señalado que los dispositivos tiene "daños" derivados del incendio y del accidente.

"Los registradores de vuelo (cajas negras) han sido encontrados y entregados a los investigadores del accidente. La documentación y las pruebas en el lugar del siniestro han sido revisados y las restantes partes del avión han sido recogidas y trasladadas a un lugar seguro", ha indicado el director de la Agencia Nacional de Aviación Civil de Irán.

Abedzadé ha señalado que tanto la grabadora de voces en cabina (CVR) como el registrador de parámetros de vuelo (FDR) han sufrido daños. "Los dos dispositivos resultaron dañados por el accidente y el incendio. Los dos dispositivos tienen datos pero el daño físico es visible en ellos", ha explicado.

El responsable ha contado que el Equipo de Investigación del Accidente se ha conformado siguiendo los estándares internacionales contemplados en la Convención de Chicago y que se ha permitido la incorporación de los países y actores afectados, incluyendo a Boeing -la empresa fabricante de la aeronave- y a autoridades de Canadá, Ucrania, Afganistán y Suecia, los países de los que procedían las víctimas extranjeras en el vuelo siniestrado.

En cuanto al desarrollo del vuelo, el director de la Agencia Nacional de Aviación Civil de Irán ha señalado que el piloto de la aeronave no envió ningún mensaje informando de fallos o anomalías en el vuelo y que varios testigos en tierra han relatado que el avión sufrió un incendio antes de estrellarse poco después de despegar del aeropuerto internacional Imán Jomeini de Teherán.

"Según el relato de testigos, tanto de personas en tierra como de técnicos que vieron el avión volando, se detectó un incendio en el avión y después el aparato se estrelló contra el suelo. La trayectoria del avión indica que primero iba hacia el oeste, girando después del problema, y que estaba volviendo al aeropuerto en el momento del accidente", ha explicado.

En este sentido, ha señalado que la aeronave tuvo un primer impacto contra el suelo en un parque y luego continuó sufriendo otros golpes contra la superficie hasta que quedó sobre el terreno con graves daños estructurales.

Abdezadé ha explicado que el Equipo de Investigación del Accidente se encargará de la identificación y el traslado de las víctimas mortales del siniestro, contando con la participación de expertos de todos los países implicados. El avión llevaba a bordo a 176 personas, de las cuales 146 viajaban con pasaporte iraní, diez con pasaporte afgano, cinco con pasaporte canadiense, cuatro con pasaporte sueco y dos con ucraniano, además de los nueve tripulantes ucranianos.

El director de la Agencia Nacional de Aviación Civil de Irán ha explicado que varios de los pasajeros tienen doble nacionalidad y que, por ese motivo, ha habido discrepancias sobre su país de origen, al tiempo que ha indicado que la lista que ha aportado se basa en el pasaporte que mostraron los pasajeros cuando embarcaron en el avión.