Todavía recuerdo el día que conocí a Pilar Jurado (1968, Madrid). Una comida de dos horas que no ha acabado nunca. La sensación de estar con alguien que conoces de toda la vida y que te sube a su tsunami de emociones con una energía desbordante. Es una de las figuras más singulares de la música clásica europea. Compositora, cantante y directora de orquesta, ha sido la primera mujer en la historia que ha estrenado una ópera propia, La página en blanco, en el Teatro Real, de la que además de ser autora del libreto interpreta uno de los papeles protagonistas, con una repercusión nacional e internacional sin precedentes.

Su repertorio se mueve con sorprendente versatilidad desde la música antigua, habiendo compartido escenarios con grandes nombres como Jordi Savall y Christophe Coin, hasta la música contemporánea, siendo cantante de referencia de los más reconocidos compositores españoles y habiendo interpretado y registrado obras de compositores internacionales como Pierre Boulez, Luciano Berio, Franco Donatoni, entre otros.

Siempre involucrada en proyectos solidarios, desde 2013 es Embajadora de la Organización Internacional del Trabajo y cofundadora junto con Claudio Abbado, José-Antonio Abreu y Daniel Barenboim de la iniciativa Música contra el trabajo infantil. En 2014 creó la Nana para dormir a un niño que no descansa, que se convirtió en el Himno Mundial contra el Trabajo Infantil. El último proyecto salido de su chistera es MadWomenFest, un festival único, "diferente", como ella lo define, que se está celebrando en Madrid desde el 5 hasta al 31 de este mes.

Mujer optimista, tiene muy claro que hay seguir luchando por un mundo donde las mujeres tengan cada día más peso. "La música es, de todas las disciplinas artísticas, la que aúna a toda la sociedad". La idea era estructurarlo y reunir a una serie de mujeres potentes del mundo de la cultura, todas esas madwomen capaces de imaginar otro mundo".

Con esta idea a la cabeza empezó a llamar a todos sus amigos y conocidos. El objetivo del festival era concienciar sobre la violencia de género y combatirla. Ha conseguido el apoyo de la Fiscalía General del Estado, de la Comunidad de Madrid, del Ayuntamiento de la capital, de la ONCE. Y los nombres de artistas y personajes del mundo de la cultura, arte y espectáculo es prácticamente infinita.

Pregunta: ¿Quién le descubrió esa voz prodigiosa?
Respuesta: Fue gracias a mi madre. En mi familia no hay músicos, yo no tenía entorno musical alguno en casa. No teníamos abono a conciertos, ni a ópera. No teníamos nada de eso. Pero creo que cuando alguien está predestinado para algo, el universo se encarga de darle las herramientas necesarias para que se cumpla ese destino. Mira, de pequeñita me regalaron un xilófono. Yo había escuchado en algún lugar Strangers in the night y al día siguiente mi madre me descubrió tocando las notas de esta canción y me preguntó si quería estudiar música. Le dije que sí y de esta forma comenzaron mis estudios. Por la sensibilidad de mi madre que fue capaz de ver que había en mí un talento para ello.

P. De pequeña también escribía y dibujaba, ¿verdad?
R. Sí. Mi madre siempre ha estado convencida de que yo era superdotada. A los ocho meses yo ya estaba en la sillita haciendo garabatos con un boli y desde los dos años ya dibujaba. Hablaba mucho, bailaba, cantaba muchísimo. Así descubrí la música.

Creo que la música es una de las artes más elevadas y la que más te lleva a la abstracción porque, a diferencia de otras, no hay nada físico que perdure, salvo si lo grabas. Cuando encontré este camino sentí que era el que me iba a permitir expresar algo que para mí era muy importante: mi interior.

Somos 'atletas de la música': hay que tener una dedicación que obliga a estar al 100%"

P. ¿Cómo se llega a la cima en un mundo tan complicado y machista como es el de la música lírica y clásica?
R. La música clásica es un tour de force en sí misma. Tener un mínimo espacio profesional requiere de una exigencia tremenda. Siempre digo que somos los atletas de la música. Hay que tener una dedicación, sobre todo dentro del canto, que te obliga a estar siempre al cien por cien para poder interpretar. Lo cierto es que nunca me planteé nada. Yo siempre he vivido diciendo que sí y, cuando iban apareciendo cosas nuevas, me entusiasmaba con ellas. Por eso no solo me dediqué al canto o al piano.

Cada cosa que iba apareciendo en mi vida, como la dirección de orquesta, iba formando parte de ese universo que yo estaba creando a mi alrededor y al que no podía renunciar. No es cierto que puedas dedicarte solo a una cosa y volcar en ella todas tus energías. La Pilar que hay en mí es tremendamente curiosa y disfruta de la capacidad de poder desenvolverse en muchos terrenos, de poder crear. Y cada uno de esos terrenos te ofrece información valiosísima sobre los otros. Eso es quizá lo que ha hecho de mí una persona especial y diferente a las demás.

Es cierto que, detrás de todo eso hay muchas horas de estudio, de conservatorio, de disciplina... y eso que yo no me considero especialmente disciplinada a la hora de reiterar rutinas. Desde que me despierto estoy siempre haciendo cosas y mirando más allá. Me he acostumbrado a vivir alrededor de la zona de confort, pero nunca en ella porque entonces hay algo dentro de mí que me pide que vaya un poco más hacia afuera. Es una actitud ante la vida.

No hay posibilidad de éxito, por mucho talento que tengas, sin mucho trabajo"

P. ¿Cuán importante es el talento para alcanzar el éxito y cuanto pesa el trabajo?
R. No hay posibilidad de éxito, por mucho talento que tengas, sin mucho trabajo. Pero es cierto que el talento, por mucho trabajo que desarrolles, es el que te hace dar ese salto cualitativo para llegar a ese intangible que te convierte en especial, difícil de medir. Eso que consigue que determinadas cosas que haces hagan vibrar al resto. Esa especie de varita mágica con la que el universo te dota. Pero ese talento, sin un trabajo infatigable, tampoco sirve.

P. Hablando de zona de confort, ¿cómo de confortable ha sido para usted trabajar con el Teatro Real?
R. El primer encargo del Real a una mujer fue a mí. Ahora ya hay una segunda, pero es increíble que haya habido que esperar hasta el siglo XXI para que una mujer estrenase en el Teatro Real. Me sentí maravillosamente. Era el primer grupo que se reunía para estrenar, para reinaugurar el Real y había un ambiente estupendo. Ese ambiente hizo que, cuando estrené mi ópera, las más de 300 personas implicadas en ese montaje sintieran esa ópera como suya. Y creo que nunca se ha vivido allí algo de una forma tan única. No sentí que se estrenara mi ópera. Sentía que se estrenaba la ópera de todos ellos.

P. Entre sus trabajos está ahora la dirección de MadWomenFest, entre el 5 y el 31 de octubre. ¿En qué consiste este proyecto?
R. Yo siempre digo que la más Mad de todas soy yo y que, gracias a eso, he sido capaz de impulsar este proyecto. En la última década he sentido un retroceso muy importante de la sociedad en cuanto al arte y a la cultura. El mundo que nos espera cada vez se aleja más de lo que yo considero fundamental para el ser humano. Y ante una situación como la (crisis) de los últimos años, ante una pérdida de presupuesto como la que hemos vivido, las instituciones han optado por repertorios más comunes o sencillos para que a la gente le dé menos pereza acudir.

Con ello estamos privándoles de seguir creciendo porque, si solo se pisan los territorios que ya se conocen, no progresamos. Ésta fue una de las razones. Otra es que tenía la sensación de que ese divorcio que se había producido entre un determinado público y la cultura era tan grande que hacía que ya esa gente viviese sin asomarse al balcón de la cultura y del arte, que es fundamental porque es el que te permite soñar, ver lo que no se ve con los ojos y crear algo.

Las instituciones optan por repertorios más comunes para que a la gente le dé menos pereza ir"

Yo veía muchos movimientos por la base, por la ciudadanía, pero no uno que partiese de las mentes brillantes de la sociedad, que son las que pueden colocar un foco determinado. Y como la sociedad no ve a esas mentes, porque las desconocen, eso también me hizo pensar. Luego, las mujeres, claro. Si yo he podido hacer tantas cosas como mujer, ser embajadora de tantas causas, seguí reflexionando: ‘Si yo soy capaz de alinear a mujeres muy exitosas y mostrárselas a la sociedad y hacer de ellas referentes, mostrárselas, no solo a los coetáneos sino a las nuevas generaciones que están muy perdidas, conseguiremos trabajar en una doble vía: dando importancia al arte en la vida de una sociedad y también haciendo que esa sociedad brille más y sea más capaz gracias a estar en contacto con estas mentes’.

Yo quiero vivir en un mundo muy diferente. Y creí que todo esto solo puede cambiar si alguien es capaz de impulsarlo. Por eso empecé a llamar a algunas mujeres; algunas eran amigas personales, y esas a su vez amigas de otras amigas. De esa manera fui conformando un consejo artístico y poniendo todo en marcha.

P. ¿Qué buscaba con esta apuesta?
R. Tenemos un problema tremendo de violencia de género, con 46 víctimas mortales más cinco hijos e hijas de las asesinadas. Estamos llegando a unos grados de perversión absoluta y me parecía que era imposible hablar de igualdad cuando existe un problema que es el máximo exponente de la desigualdad. Decidí que éste tenía que ser un tema fundamental hasta que consigamos que deje de ser así. Tampoco quería que pareciese la excusa para hacer un festival. Al fin y al cabo, este es un movimiento de las mujeres que tienen una visión diferente del mundo, de las artistas que son capaces de ver más allá de lo tangible.

A partir de aquí, me puse en contacto con Fiscalía General del Estado, con el Consejo General del Poder Judicial, con el Ministerio de Sanidad Asuntos Sociales e Igualdad y todas las instituciones de las que dependía este tema porque, si bien sabía que a través de la música podía vertebrar este festival, tenía muy claro que lo importante era ese cambio social. Las mujeres llevamos en nuestro ADN ese afán de cuidar, esa empatía y la protección del otro.

Que los hombres entiendan que son parte de la solución será un gran paso

P. Además de esa falta de inversión en cultura, ¿no considera que la falta de mujeres en áreas de Gobierno es un gran problema?
R. Siempre digo que hay que tomar la vida como nos ha llegado y, simplemente, pelear porque haya más. Por una razón de justicia: no es posible que en un mundo donde la mitad de la población son hombres y la mitad mujeres, quienes toman decisiones sobre la vida de las mujeres sean hombres. Y eso no quiere decir que tengamos que ser iguales porque, evidentemente, no lo somos. Pero hay algunos temas que son muy profundos y atañen directamente a la vida de las mujeres y, repito, quienes toman las decisiones son hombres. Y estos, por más que empaticen, no podrán llegar a sentir cómo son esos problemas. Esa doble vía de ver el mundo es muy necesaria. Como en una familia, en la que deben tomar decisiones tanto la mujer como el marido. Lo que sí me parece destacable es que, si hay personas que tienen que tomar decisiones sobre los demás, estas tienen que ser mentes brillantes.

P.: ¿Qué protagonismo tienen los hombres en este MadWomenFestival?
R. ¡Absoluto también! No es una cosa solo de mujeres, para nada. Parte de las mujeres, pero el Comité Ejecutivo y el Consejo Asesor está integrado también por hombres. Y hay muchísimos artistas hombres que también van a participar. Por ejemplo, en el concierto contra la violencia de género, al final hay casi más artistas hombres que mujeres. Por una razón: que los hombres entiendan que ellos son gran parte de la solución al problema, que un hombre afee estas conductas a otro, será un gran paso. Y me encanta que estén adaptando el término MadWoman como propio, siendo hombres. Lo digo porque… ¡Durante tanto tiempo hemos tenido que aceptar términos masculinos y pocas veces al contrario!

P. ¿Cómo ha sido su relación con los hombres?
R. En las relaciones hay que hablar siempre de personas. Y quienes más me han defraudado en ese aspecto no han sido hombres sino mujeres. Por las que me he sentido peor tratada. Mujeres que han tenido actitudes machistas en algún momento.

Esa es la muestra de que hay mucho territorio por recorrer. Porque si esas mujeres educan a sus hijos así, al final tendremos a personas que tienen una actitud machista ante la vida. Mira, una vez, José Antonio Granero dijo en una de las reuniones del Comité Ejecutivo del MadWomenFest: 'Me siento como las mujeres en los Consejos de Administración'. Yo le contesté: 'No, nunca te sentirás así porque nadie te dirá, por ejemplo: “¡Qué bien que has venido a darnos color!"' Ya sabes, ese concepto de que a la mujer hay que halagarla como si fuera un florero.

Hay un concepto de que a la mujer hay que halagarla como si fuera un florero"

Yo no lo he llevado mal porque siempre me ha costado tan solo cinco minutos de conversación el que cambiaran de opinión. Aunque sí, he tenido que sufrir comentarios periodísticos, como uno en cierta ocasión cuando yo hacía ópera y ocupaba portadas, hablando de "esa cantante que se creía una actriz de Hollywood porque sale en las portadas". Eso me pareció fatal. Cada vez que salimos en una portada, por supuesto que queremos salir bien, porque estamos en un mundo en el que la imagen es fundamental, pero eso no quiere decir que por ello se me reste un ápice de mi valía o de mi inteligencia.

En cuanto a cosas bonitas, en el camino me he encontrado a gente que ha creído en mí. No me han regalado nada, pero sí ha habido personas que han visto mi talento y me han avalado. Antonio Moral, que fue el que me propuso escribir mi ópera. Yo tuve que pasar por dos directores del Real para estrenar esta ópera. Si alguien pensó que aquello tuvo que ver con algo que estuviera al margen de mi talento está equivocado. Al primero le destituyeron y llegó otro, Gérard Mortier, que también apostó por mí. Me siento orgullosa de todos aquellos hombres que creyeron y apostaron por mí.

P. ¿Más diva o antidiva?
R. Pues en el día a día, muy amiga de mis amigos y una persona normal. Solo cuando eres capaz de relacionarte con los demás, de tú a tú, eres capaz de crecer con ellos. Sobre un escenario, aunque no me lo proponga, lo tienes que ser porque sobre él te conviertes en una sacerdotisa del ritual.