Hace veinte años, HBO emitió el último capítulo de la serie A dos metros bajo tierra. 3,9 millones de personas vieron entonces el final de una serie indescriptible sobre una familia que regenta una funeraria. Ver para creer. 105 millones de estadounidenses vieron en 1983 el desenlace de MASH. 93 millones, en el 93, vieron el final de Cheers. Eran otros tiempos.

A dos metros bajo tierra, junto a otros títulos de la casa y de la época como Sexo en Nueva York, Los Soprano y The Wire, estableció qué podía esperar el público de la televisión por cable, abonada a la ficción seriada tras ser el refugio del cine clásico. Fue la época del famoso eslogan 'No es televisión, es HBO'. Su primer gran drama fue Oz, en 1997, ambientado en una cárcel.

En 2001 estrenó A dos metros bajo tierra, un drama familiar ambientado en una funeraria con la firma del guionista de la película American Beauty, Alan Ball. A pesar de la premisa, la serie enseñó la patita desde el primer momento: humor negro y surrealismo a raudales. Tras cuatro temporadas, HBO anunció que la quinta sería la última. Y a pesar de un tramo intermedio... polémico, cuestionable, duro; los últimos 12 episodios recuperaron el brío de los primeros años.

Es el final de A dos metros bajo tierra uno de los mejores considerados de la historia de las series; por no decir, el mejor. No podía acabar de otra manera. Su epílogo, al son de Breathe Me de Sia, desarma a cualquiera, aunque los más quisquillosos critican que no ha envejecido bien.

Sobre gustos no hay nada escrito, pero sí hay cierto consenso sobre los mejores finales de series de televisión. He aquí una lista no definitiva y, para no dañar sensibilidades, reducida a cinco títulos. Casualidad, o no, tres de estas series tienen cinco temporadas. En el tintero quedan MASH, Avatar: la leyenda de Aang, The Good Place, The Office... y Perdidos.

Breaking Bad

Aupada como una de las mejores series de este siglo, Breaking Bad fue el epítome de un prototipo, el antihéroe, que dio muchas alegrías. En esta ocasión, el titular es un insípido profesor de química cuyo cáncer terminal le hace coger un peligroso atajo para garantizar un futuro mejor a su familia. Quien la haya visto sabe cómo acaba la historia. Tras un primer año interrumpido por la huelga de guionistas (lo que, paradójicamente, salvó a un personaje de su muerte), la serie creada por Vince Gilligan (Expediente X) tocó techo en la tercera y cuarta temporadas.

Los Soprano

No es casualidad que Breaking Bad se estrenara medio año después del polémico final de Los Soprano. Ambas, aunque circunscritas al drama familiar, son ejemplo de lo que dio de sí el género de mafiosos en televisión. Antes de la película Una terapia peligrosa (1999) con Robert de Niro, HBO mandó al psicólogo a Tony Soprano (James Gandolfini). He ahí la vuelta de tuerca. 18 años después, el final de Los Soprano continúa siendo objeto de debate e interpretación.

The Wire

No fue la quinta y última temporada la mejor de The Wire (Bajo escucha), atípico policiaco ambientado en Baltimore y centrado en las corruptelas de unos y de otros. Su creador David Simon abordaba cada temporada de The Wire un tema controvertido y, para su despedida, eligió el periodismo. Disculpen las molestias.

A dos metros bajo tierra

Mejor no revelar nada más sobre un final que supera la hora de duración y tiene al espectador con el corazón en un puño.

Friends

52,5 millones de estadounidenses vieron el desenlace de Friends el 6 de mayo de 2004. Es el quinto final más visto de una serie en Estados Unidos. Una semana después, el final de otra longeva comedia, Frasier, congregó a 33,7 millones. Un año después, 32,9 millones dijeron adiós a Raymond. Cifras aparte, el doble episodio final de Friends, aunque disolvió al grupo de 6 amigos, resolvió felizmente todas sus tramas. Hubo risas y lágrimas. Sus creadores, David Crane y Marta Kauffman, dieron a los fans lo que querían.