El final de Caramelo, la emotiva película brasileña que arrasa en Netflix, ha provocado un torbellino de emociones y, sobre todo, una pregunta recurrente: ¿es real la historia?
En Caramelo, Pedro Dantas, un joven chef en pleno ascenso profesional, ve cómo su vida cambia radicalmente al recibir un diagnóstico médico. A su lado aparece Caramelo, un perro callejero cuyo vínculo será vital en este proceso que vive el protagonista.
¡Atención, spoilers! Entre la esperanza y la despedida
La película de Netflix, dirigida por Diego Freitas, apuesta por la ternura y la ciclicidad de la vida. Tras sobrevivir a una cirugía peligrosa (gracias, en parte, al heroico acto del perro que salva a Pedro de un incendio cuando pierde el sentido) la historia da un salto temporal de quince años.
Ya recuperado y con un negocio propio donde las mascotas son tan bienvenidas como las personas, Pedro afronta el momento más conmovedor y difícil en la vida de una persona que tiene una mascota: la despedida de Caramelo en la playa. Sin embargo, la película no es una tragedia lacrimógena gratuita. Más bien puede considerarse una invitación a aceptar el ciclo vital con gratitud y cariño, celebrando el tiempo compartido. El último día juntos resume el mensaje que transmite la película: la amistad y el amor entre los humanos y las mascotas trascienden el dolor y "marcan a quienes aprenden a abrirse, incluso en la adversidad".
¿Es real el final? El debate sobre los hechos y las emociones
Aunque muchos espectadores han intentado buscar referencias directas a casos verídicos, Caramelo no está basada en hechos reales específicos. Diego Freitas, director y guionista, construyó la película de Netflix a partir de experiencias universales (la lucha contra la enfermedad, la importancia del afecto, la resiliencia frente a las adversidades) inspirándose en situaciones comunes que viven innumerables familias, pero no en una historia o caso concreto.
No obstante, sí hay elementos reales que dan fuerza y credibilidad al relato. Por un lado, el perro protagonista, llamado Amendoim en la vida real, fue rescatado de las calles y preparado durante meses para el rodaje. Además, la película pone el acento en la realidad de miles de animales abandonados en Brasil, en la vital función social de los refugios y en las historias de superación ligadas al cáncer o enfermedades crónicas.
¿Por qué emociona y convence el final?
El desenlace de Caramelo resulta tan conmovedor porque no se limita a exponer el drama de la enfermedad o la pérdida. Lo que realmente ha hecho de esta película un éxito es la forma en la que se muestra la capacidad regeneradora de los vínculos. El perro actúa como un motor de resiliencia y esperanza para su dueño en un momento tan duro. La huida de Caramelo en busca de ayuda durante el incendio, el salto del tiempo y la luminosa despedida en la playa crean una atmósfera en la que tristeza y paz coexisten.
Aunque su guion es ficticio, el realismo emocional puede comprobarse fácilmente. Muchos estudios científicos reconocen que los perros son capaces de percibir emociones humanas (como el estrés o la tristeza) e influyen positivamente en la salud mental y física de quienes los adoptan.
La película está siendo un éxito también en la crítica profesional. El portal especializado Filmaffinity la coloca entre las 60 mejores películas de 2025. Por su parte, los usuarios la consideran una excelente película "para ver con pañuelos y con tu mascota al lado".
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