Falleció el pasado miércoles Kirk Douglas y se hizo obligatorio revisar Senderos de Gloria, obra cumbre de la historia del cine que dice a gritos las verdades a las que hoy tratan de poner sordina quienes necesitan de la agitación y el tumulto para mantener el cuello fuera del agua.

La Historia es aleccionadora e ilustra a la perfección sobre el enorme ingenio que ha demostrado el hombre para atormentar a quienes considera sus enemigos. Quienes diseñaron las doncellas de hierro, lo hicieron de tal forma que los clavos no alcanzaran los órganos vitales de quienes eran sometidos a tortura. Obviar la siniestra maldad del ser humano supone un claro riesgo de padecerla en cualquiera de sus manifestaciones.

La frase más definitoria de Senderos de Gloria es, en realidad, una cita de Samuel Johnson: “El patriotismo es el último refugio de un canalla" Con esta afirmación, no criticaba al patriotismo per se, como tratan de hacer ver los tantos y tantos que han manipulado esta afirmación para respaldar sus propios argumentos. En realidad, lo que denunciaba es la actitud de quienes se refugian en una bandera para proteger sus intereses particulares.

El proceso soberanista catalán se mueve sobre estos raíles, pues su origen es una mera maniobra instintiva de supervivencia, que fue la que realizó la Generalitat cuando estalló 'la gran recesión' y las familias que habían dirigido esta comunidad autónoma desde la Transición comprobaron que el malestar popular podía engullirlas y, lo que es peor, dejar al aire sus vergüenzas, que en algunos casos son muy lucrativas.

Movilizar a los ciudadanos suele requerir de una importante labor persuasiva y, en este caso, el independentismo se valió de una importante herramienta para lograr su objetivo propagandístico: el dinero público, con el que logró aliviar las urgencias económicas de sus aliados mediáticos y configurar una enorme red de nuevos medios afines. También consiguió engordar TV3, que ha sido el principal órgano de difusión de ideología independentista.

El policía complaciente

Para controlar a esta televisión recurrió al Consejo Audiovisual de Cataluña, manejado en la parte decisiva del proceso soberanista por Roger Loppacher, quien rara vez ha votado contra los intereses de la Generalitat. El problema es que este órgano no sólo ha servido para afianzar la versión oficial del independentismo en momentos en los que había sido cuestionada, sino también para golpear a los ‘enemigos’ mediáticos.

Especialmente sonado fue lo que ocurrió en 2014, cuando el Tribunal Constitucional prohibió la emisión de las cuñas publicitarias sobre la consulta secesionista del 9 de noviembre, organizada por el Ejecutivo de Artur Mas. En esta situación, el CAC amenazó con iniciar un expediente contra Onda Cero, la Cadena SER y la COPE por negarse a difundirlas.

Hace unos días, dedicó otro ataque a los medios ‘madrileños’ con otro asunto en el que la actuación del Govern de Quim Torra volvió a ser cuestionada. Es el relacionado con su actitud ante los episodios violentos que se produjeron en Cataluña tras conocerse la condena a los organizadores del referéndum del 1 de octubre.

El CAC elaboró un informe en el que afirma que las principales televisiones privadas dedicaron más tiempo a hablar de los episodios violentos que a hacerlo de los que fueron ‘pacíficos’. En otras palabras, que TV3 informó de forma mejor y más ecuánime que sus competidores, entre los que se encuentran Telecinco, Antena 3 y laSexta.

En concreto, afirma que el 36,3% de las imágenes que ofreció TV3 incluyeron violencia, frente al 31,1% del centro territorial de TVE en Cataluña –al que también exonera), el 45,6% de La 1, el 56,4% de Antena 3, el 55,8% de laSexta y el 61,7% de Telecinco.

Tremendismo informativo

Es innegable que el peso de las noticias de sucesos, policiales y sensacionalistas ha aumentado en los noticiarios en los últimos años, en los que, por cierto, la política-espectáculo también se ha convertido en uno de los géneros habituales. Ahora bien, llama la atención el ataque que han recibido por parte del CAC por su actuación informativa en un momento histórico en el que los CDR hicieron arder las calles de las principales ciudades catalanas durante varios días seguidos.

El consejero no independentista del CAC, Daniel Sirera -'sólo ante el peligro después de que Eva Parera dimitiera para enrolarse en el proyecto político de Manuel Valls-, critica en un voto particular que el Consejo haya decidido analizar los contenidos de televisiones de ámbito nacional; y no exclusivamente catalán. Algo, por cierto, que también ha hecho en ocasiones precedentes en las que la Generalitat ha querido retratar a los 'medios madrileños'.

“No es justificable el uso de recursos públicos para analizar medios de comunicación públicos y privados que no se encuentran bajo la competencia de este Consejo”, expone.

Por otra parte, lamenta que el informe asuma las tesis independentistas sobre el uso de la violencia por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. “La policía tiene, en un Estado de Derecho como es España, el monopolio del uso institucionalizado de la coacción y de la fuerza. Por ello, no puedo estar más en desacuerdo con el hecho de que el informe se refiera continuamente a una actuación legítima (…) como ‘violencia policial’”.

No hay duda de que este trabajo del CAC formará parte a partir de ahora de la batería de argumentos que utilizarán los independentistas para mantener viva su infausta batalla contra el Estado

No hay duda de que este trabajo del CAC formará parte a partir de ahora de la batería de argumentos que utilizarán los independentistas para mantener viva su infausta batalla contra el Estado. La que, primero, inventó un conflicto político para evitar que la población buscara explicaciones incómodas a las consecuencias de la crisis económica. Y la que, posteriormente, atribuyó a la contraparte la existencia de ese conflicto y comenzó a hablar de opresión y falta de respeto a los derechos humanos.

En este caso, el patriotismo ha sido la excusa que han utilizado quienes tenían mucho que esconder debajo de la alfombra. Y, por supuesto, quienes aprovecharon el tirón independentista para lucrarse o para aferrarse a la Administración. La labor que han realizado ha sido sencilla, a fin de cuentas. Sólo tenían que levantar la mano o votar en contra cuando se lo advertían desde arriba.

Tiempos complejos son estos, en los que los individuos, libres e iguales, volvieron a creer en las falsas causas colectivas, pese a que ello implicara sacrificar los dos bienes más valiosos de la sociedad: el orden y la paz. Los que, como la salud, sólo se valoran en su justa medida cuando se pierden.

Falleció el pasado miércoles Kirk Douglas y se hizo obligatorio revisar Senderos de Gloria, obra cumbre de la historia del cine que dice a gritos las verdades a las que hoy tratan de poner sordina quienes necesitan de la agitación y el tumulto para mantener el cuello fuera del agua.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí