Fallecido este jueves a los 80 años, el periodista Carlos Pumares fue uno de los críticos cinematográficos más respetados y considerados de nuestro país. Su último gran programa de radio, Polvo de Estrellas, las madrugadas del fin de semana en Onda Cero, era un alarde de erudición y divulgación en torno al amor al cine. Pumares recibía con severidad y sin concesiones las llamadas de los oyentes, que le preguntaban sobre películas y directores o albergaban la esperanza de entablar una charla cinéfila con el sabio que rara vez se producía. En YouTube pueden encontrarse algunos de los momentos más desabridos del comunicador, que era capaz de cambiar en cuestión de segundos del estilo tronante a la suavidad más envolvente de la radio nocturna.
En su última época, desde los estudios de la emisora en "el barrio obrero de Pintor Rosales", como le gustaba bromear, Pumares contaba con un espacio patrocinado de medicina natural, que dio lugar a uno de los momentos más recordados del locutor, viral antes de que supiéramos lo que era eso. Ante la llamada de una oyente gallega interesada por uno de los productos recomendados por el colaborador habitual de la casa, el doctor Pérez León, se produjo un delirante diálogo en torno al nombre del mismo.
La oyente era incapaz de reconstruir el nombre del medicamento, Fibergran, por más que Pumares se lo deletreara. La intervención del marido no facilitó las cosas. "Esas letras son extranjeras", repuso el matrimonio. A lo que Pumares respondió, indignado: "¡Las letras son universales!".
Un gruñón entrañable
El momento Fibergrán se convirtió en el más icónico de la trayectoria de Pumares, y en emblema del personaje, iracundo al tiempo que entrañable, que se construyó. Hace cuatro años, en el programa de la Cadena SER La vida moderna, el cómico Ignatius Farray recordaba la noche que él mismo llamó a la radio pidiéndole consejo para iniciar una carrera en el cine, antes de conversar con el propio Pumares.
Este personaje de viejo gruñón sirvió al periodista para hacer una carrera paralela a la de crítico de cine, como aderezo cómico en programas de televisión como Crónicas marcianas. Pero más allá de la pose de señor enfadado, Pumares era un sabio del cine, que dejó miles de horas de radio deliciosa para los amantes del Séptimo Arte. Quede como ejemplo de su categoría una de sus escasas participaciones en Qué grande es el cine, el programa de José Luis Garci, comentando la película de Gonzalo Suárez Remando al viento.
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