Usar el Metro de Madrid, una de las redes de transporte más amplias y concurridas de Europa, puede resultar cómodo y eficiente salvo que determinados hábitos de convivencia puedan estropearlo. Pese a las campañas institucionales llevadas a cabo por parte del Consorcio Regional de Transportes, continúa habiendo muchos viajeros que repiten conductas incívicas que afectan al colecto de los viajeros.
Las barras del Metro de Madrid
Desde su cuenta oficial en X, Metro de Madrid ha lanzado un importante aviso a los usuarios pidiéndoles que dejen de apoyarse en las barras de sujeción. Si bien esta acción podría parecer un detalle menor, el problema de la acción es que impide a otros pasajeros sujetarse durante el trayecto, especialmente en horas punta. El mensaje es muy sencillo y claro: “Agárrate, pero no te apoyes. Así todos podemos usar la barra”.
El hecho de agarrarse a las barras y aprovecharse de ellas es un gesto común y habitual que, a partir de un punto de vista podría parecer hasta que es insignificante, pero en la realidad tiene una implicación directa sobre la seguridad y la comodidad de los pasajeros. En trenes con un exceso de ocupantes, el hecho de agarrarse a una barra puede evitar un tropiezo o la posibilidad de no caer al suelo y mantener el equilibrio antes de que el tren haga cualquier movimiento.
Reacciones encontradas entre los usuarios
La publicación ha suscitado debate en las redes sociales. Hay algunos usuarios que apoyan la propuesta, destacando lo habitual que resulta ver a personas que ocupan las barras, así como los usuarios que critican la existencia de las barras en algunos modelos de vagón. La opinión general es que hay que mejorar la convivencia en el metro, sobre todo cuando pequeños gestos pueden cambiarlo todo.
Otros gestos que Metro de Madrid quiere erradicar
Las mochilas, un obstáculo habitual
Metro de Madrid informa igualmente sobre el uso de mochilas grandes que permanecen en el espacio de los vagones completos, o lo que es lo mismo, no son retiradas para facilitar el paso, especialmente en aquellas líneas con mucha frecuencia, por ejemplo, la 1 o la 6. La solución es muy sencilla, retirar la mochila o colocarla delante del cuerpo. No es solo una cuestión de educación cívica, es lo que hay que hacer para facilitar el paso en un espacio compartido que, en hora punta, constituye una logística extremadamente compleja.
El ruido también molesta
El reglamento del Metro de Madrid prohíbe expresamente reproducir "sonidos que incomoden al resto de personas usuarias", pero continúa siendo habitual observar a personas que ven vídeos o escuchan música sin auriculares. Esta práctica no sólo es molesta, sino que también refleja una poca empatía hacia las personas que están a su alrededor. Para intentar evitar conflictos y mejorar la experiencia de viajeros, Metro apela a una norma muy básica, elegir los auriculares o bien guardar el móvil si no se cuenta con auriculares.
Metro y las campañas de civismo
Con el paso del tiempo, el Metro de Madrid ha promovido campañas del tipo "Gente que mola en el metro", con la finalidad de destacar las buenas prácticas dentro del transporte. Este tipo de iniciativas apela al civismo, al respeto mutuo con el objetivo de convertir en una realidad la transformación de la cultura del viajero urbano, pero la persistencia de unos determinados hábitos pone la efectividad de este tipo de propuestas en entredicho. Existen normas, pero el cumplimiento de éstas todavía es deficiente.
Normas claras, pero incumplidas
El acceso y la salida del vagón son momentos considerados críticos del trayecto. Muchos pasajeros intentan entrar antes de que otros bajen, generando así embotellamiento y malentendidos.
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