La tarde del viernes se vivió una situación de emergencia en un campamento de verano situado en la provincia de Burgos, donde se encontraban alojados 96 menores procedentes de Euskadi. Una tormenta de gran intensidad, acompañada de lluvia torrencial y granizo, obligó a activar el protocolo de evacuación para garantizar la seguridad de los participantes y del personal del campamento.

El desarrollo de la tormenta

Según los testimonios recogidos, la tormenta comenzó de forma repentina, con un aumento notable de la intensidad del viento y la aparición de rayos y truenos. Poco después, la lluvia se volvió incesante y el granizo empezó a caer con fuerza, dañando parte de las infraestructuras ligeras del campamento, como tiendas de campaña y zonas de recreo al aire libre. Ante la imposibilidad de resguardarse adecuadamente, los responsables del campamento decidieron solicitar ayuda a los servicios de emergencia.

Intervención de los servicios de emergencia

En cuestión de minutos, varios equipos de Protección Civil, la Guardia Civil y los bomberos de la zona acudieron al lugar para coordinar la evacuación. Se organizaron en grupos a los menores y monitores, quienes fueron trasladados en vehículos hasta un polideportivo municipal cercano, donde pudieron pasar la noche en condiciones seguras y protegidos de la tormenta. Durante la operación, se priorizó en todo momento la tranquilidad y el bienestar de los niños, muchos de los cuales se encontraban asustados por la situación.

Las familias de los menores fueron informadas de inmediato sobre la situación, lo que ayudó a evitar la propagación de rumores y la preocupación innecesaria. Tanto los padres como las autoridades vascas y burgalesas destacaron la rapidez y eficacia de la respuesta. El alcalde del municipio donde se celebraba el campamento agradeció la colaboración de todos los implicados y subrayó la importancia de contar con planes de emergencia bien definidos para este tipo de actividades.

Afortunadamente, no se han registrado heridos ni daños personales entre los menores ni el personal del campamento. Tras la evaluación de los daños materiales, se está valorando la posibilidad de reanudar las actividades en los próximos días, siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitan. Este incidente pone de relieve la importancia de la prevención y la preparación ante fenómenos meteorológicos extremos, especialmente en actividades al aire libre con menores.

En resumen, la rápida actuación de los responsables y los servicios de emergencia permitió evitar consecuencias mayores y garantizar la seguridad de todos los participantes en el campamento.