La subida de la temperatura del mar Mediterráneo y los cambios en las corrientes de agua han provocado que algunas especies que no son nada frecuentes en nuestras costas hagan su aparición durante el presente verano. Entre estas, destaca el Glaucus atlanticus, o dragón azul.

Esta babosa marina flota en el agua y su alimentación se basa de medusas que cuentan con veneno en sus células y, además, se aprovecha de este veneno para usarlo como mecanismo de defensa. Su color azul metálico es un camuflaje perfecto y su presencia, que cada vez es más habitual, es una señal de un impacto derivado del cambio climático sobre los ecosistemas marinos.

La amenaza del dragón azul

Los dragones azules apenas miden unos pocos centímetros de largo y su aspecto brillante pueden confundirnos ya que hace que sean muy atractivos. Estos dragones viven en los mares templados y tropicales, flotan a la deriva, y son arrastrados por el viento y las corrientes; lo más habitual es que no se acerquen demasiado a la costa pero a veces eventos meteorológicos extremos pueden acercarlos, tal como ha pasado en Canarias y Baleares. Pero estos avistamientos no son nuevos. En 2021, se dejaron ver en el puerto en Alicante, y también recientemente en Lanzarote. El incremento de medusas, como la carabela portuguesa, su alimentación, puede contribuir a la expansión hacia el litoral andaluz.

Dónde se han detectado y qué riesgo representan

No obstante su aspecto inofensivo, el dragón azul puede liberar toxinas si se siente amenazado. Al igual que en el caso de la picadura de la carabela, produce un dolor intenso, quemazón y enrojecimiento, ampollas, náuseas y, en alguno de sus casos, reacciones alérgicas. No ha habido muertes aunque sí que representa un riesgo para los niños, los alérgicos para aquellos que tienen problemas respiratorios.

La extensión de estas especies obliga a tomar precauciones en el ámbito turístico. Son un indicador de los desequilibrios que sufren los ecosistemas marinos. Y es necesario estar informados para hacer cosas de forma segura si nos podemos cruzar con ellas.

Cómo actuar si te pican

En el caso de la picadura nunca debemos frotar la zona afectada ni aplicar agua dulce; las recomendaciones son lavar con agua salada, extraer los restos mediante unas pinzas y aplicar compresas frías (hay que evitar el contacto directo con hielo); si el dolor persiste o si los síntomas empeoran, hay que acudir al médico, y alertar a los socorristas es importante para evitar repetir la picadura.

El protocolo es muy similar a la carabela portuguesa, aunque esta es más grande y es más fácil identificarla; no obstante, en ambos casos, la rapidez y la atención marcan la diferencia.

Prevención en la playa

Es importante no tocar animales marinos extraños, sobre todo el dragón azul. En zonas donde se ha detectado esta especie en los últimos días es importante seguir las recomendaciones de los socorristas y consultar el estado del mar antes de bañarse para evitar riesgos innecesarios.

Dragones azules y el cambio del ecosistema

Hacía mucho que no se veían dragones azules en los mares de la peninsula y hay que remontarse al año 1705. El regreso de los dragones tres siglos después, indica que el clima está cambiando por el calentamiento del Mediterráneo, y que ciertos organismos están empezando a marchar a nuevas latitudes, desestabilizando el ecosistema de nuestras costas.

No son un caso aislado: otras especies como la Velella, de las que también se alimentan, están apareciendo con creciente frecuencia en aguas españolas.

Reproducción y expansión de la especie

Los invertebrados son hermafroditas y se reproducen tras intercambiar los gametos al entrelazarse, por ello generan miles de huevos en hileras adheridos a objetos flotantes. La intensa capacidad de reproducción, unida a la abundante cantidad de alimento, podría ser el motivo del incremento de individuos.

Estar informados y actuar con precaución será la clave para convivir con este nuevo visitante que nos trae el océano.