Desde su primera edición en 1812, la Lotería de Navidad se ha convertido en mucho más que un sorteo: es un fenómeno social que atraviesa generaciones y un ritual que moviliza a millones de españoles cada diciembre.

Tras más de dos siglos de historia, el historial de "El Gordo" revela patrones curiosos: territorios en los que no cae el primer premio, números que jamás han sido agraciados y, por otro lado, regiones en las que la suerte parece haberse instalado de forma casi permanente.

Algunas provincias y municipios acumulan fortuna. Valencia, Barcelona, Granada y Madrid destacan por haber sido, en varias ocasiones, algunas donde se ha vendido el número que resultó premiado con el Gordo. De hecho, algunos municipios de Madrid han logrado colocar el primer premio hasta cuatro veces, consolidándose como auténticos imanes de la suerte.

Las ciudades que más veces han repartido el Gordo

La repetición del primer premio en algunas capitales no es casual. Su peso demográfico y el número de administraciones explican buena parte de este fenómeno. Madrid lidera el ranking histórico. La capital es, con diferencia, la ciudad donde más veces se ha vendido el número agraciado con el Gordo. En más de doscientos años de sorteo, ha repartido el primer premio en 85 ocasiones. No es solo por su tamaño, sino por albergar algunas de las administraciones más demandadas del país.

Barcelona es la segunda ciudad de la lista, que ha acogido ese primer premio 44 veces. Sus administraciones del centro histórico y zonas muy transitadas concentran miles de operaciones en las semanas previas al sorteo.

Ciudades andaluzas también suelen destacar: Sevilla, Cádiz y Málaga han celebrado 19, 13 y 12 veces, respectivamente, hacerse con el Gordo. Otras ciudades españolas como Valencia, Bilbao y Zaragoza también han superado la decena de veces que han conseguido ese primer premio.

Administraciones más conocidas (y las que más premios reparten)

Algunas administraciones se han convertido en auténticos iconos de la Lotería de Navidad por su historial, y atraen a compradores de todo el país. Las que cuentan con mayor volumen de ventas y larga tradición tienen más probabilidades de repartir el Gordo, como es el caso de Doña Manolita, en Madrid.

Doña Manolita es, probablemente, la administración más conocida de España. Se fundó en 1904 y cada año genera largas colas, vendiendo millones de euros en décimos. En años recientes, han llegado a repartir varios premios mayores en un mismo sorteo -no solo el Gordo, que ya ha repartido más de 80 veces-, lo que refuerza su reputación y atrae a muchas personas. Esta repetición alimenta el mito de los "territorios afortunados".

Otras administraciones de referencia que destacan son algunas en Cataluña, más concretamente en Barcelona o Lleida. Por ejemplo, La Bruixa d'Or (La Bruja de Oro), administración leridana, fue pionera en la venta de décimos por internet, ampliando su alcance nacional. Desde su fundación ha repartido varios grandes premios y ha acumulado una facturación que asciende a más de 3.000 millones de euros.

Al igual que otras en Comunidad Valenciana, como Lotería Manises (Manises, Valencia), que ha repartido el Gordo hasta en siete ocasiones, y cuyo volumen de ventas ha crecido en los últimos años.

¿Existen realmente ciudades y administraciones más afortunadas?

Aunque culturalmente se habla de "ciudades con suerte" o "administraciones mágicas", la realidad del sorteo de Navidad está dominada por la estadística, no por la superstición. Cada décimo tiene la misma probabilidad de resultar premiado que cualquier otro. El factor determinante para que una zona acumule Gordos no es un destino predeterminado, sino el volumen de décimos vendidos.

Cuantos más se emitan desde una ciudad o administración, más probabilidades hay de que entre ellos se encuentre el número agraciado. Por eso las grandes capitales o las zonas con administraciones históricas aparecen con más frecuencia en los listados de premiados.

Por esa razón, en territorios con poca población o con pocas ventas, la posibilidad de que salga el Gordo disminuye. No porque esos lugares estén "gafados" o "no haya suerte", sino simplemente por un volumen más bajo de participación.

La Lotería de Navidad es por tanto, un juego de azar, y el historial lo demuestra: la repetición del premio en ciudades como Madrid o Barcelona no es magia ni suerte en exceso, sino la consecuencia lógica de la probabilidad. Cada décimo es una historia de ilusión, pero la suerte real reside en la estadística simple: donde más se juega, más probable es que toque.