En España, la reproducción asistida se ha convertido en una pieza clave del mapa demográfico. En 2023, uno de cada diez bebés llegó al mundo gracias a estas técnicas, un reflejo del creciente papel de la medicina reproductiva en el país.

En total, 39.555 niños nacieron por medio de tratamientos de fertilidad realizados en centros españoles, según el Registro Nacional de Actividad 2023 presentado por el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). El informe, dado a conocer en Madrid durante el XVII Workshop del Comité del Registro SEF, recoge por décimo año consecutivo la actividad de todos los centros y servicios de fertilidad del país y ofrece una radiografía detallada de la evolución de estas técnicas.

A lo largo de 2023 se llevaron a cabo 168.372 ciclos de fecundación in vitro (FIV) y 30.464 inseminaciones artificiales (IA), unas cifras que se mantienen estables por segundo año consecutivo. Esa continuidad también se refleja en el número de nacimientos, prácticamente idéntico al de 2022, lo que confirma la consolidación de la reproducción asistida dentro del sistema sanitario español.

Es muy difícil que en nuestra sociedad la mujer quiera volver a reproducirse en la década de los 20

El peso real de estos tratamientos se aprecia al comparar los datos del registro con las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Teniendo en cuenta los nacimientos ocurridos en el último trimestre de 2023 y los tres primeros de 2024, los bebés nacidos mediante técnicas de reproducción asistida representan el 10% del total en España. De ellos, alrededor del 20% nacieron en otros países, fruto de tratamientos realizados a pacientes extranjeros.

Efectividad de la práctica

Más allá del volumen de actividad, el informe muestra un cambio profundo en la práctica clínica. Las transferencias múltiples, asociadas históricamente a embarazos gemelares y mayores riesgos, han disminuido notablemente. Hoy, el 90% de las transferencias en donación de ovocitos y embriones criopreservados se realizan con un solo embrión, manteniendo las tasas de éxito y reduciendo los riesgos obstétricos y neonatales.

Además, el 39,2% de los ciclos de FIV se hicieron en diferido con embriones congelados, lo que facilita la planificación del tratamiento y mejora los resultados. La mayoría de las transferencias se realizaron con embriones en estado de blastocisto, lo que demuestra la seguridad y efectividad alcanzadas por la reproducción asistida en España.

Maternidad tardía

La preservación de la fertilidad es una opción cada vez más utilizada ante el retraso en la edad de maternidad. Hoy en día, muchas mujeres deciden posponer la maternidad por distintos motivos, lo que tiene un impacto directo en la fertilidad: a partir de los 35 años, la capacidad reproductiva disminuye de manera significativa, con una reserva ovárica de menor calidad y cantidad.

"Las tasas de éxito que estamos viendo en tratamientos de FIV llevados a cabo en pacientes que preservaron su fertilidad evidencian que es una técnica necesaria para hacer frente al retraso del acceso a la maternidad. La edad tiene un impacto muy determinante en la fertilidad y es muy difícil que en nuestra sociedad la mujer quiera volver a reproducirse en la década de los 20, por lo que deberíamos plantear políticas de salud pública que democratizaran esta opción mejorando el acceso a la misma", explica el Dr. Juan José Espinós, presidente de la SEF.

La preservación de la fertilidad también crece entre personas trans. En 2023, 212 pacientes recurrieron a estas técnicas, frente a 154 en 2022, una tendencia que se espera continúe tras la aprobación de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y la garantía de los derechos de las personas LGTBI.

Los datos del Registro SEF confirman que la reproducción asistida ha dejado de ser una alternativa minoritaria. En un contexto de baja natalidad, los avances de la medicina reproductiva ya influyen en una parte significativa de los nacimientos en España.