Debía ser un acto de justicia pero el resultado se ha parecido más a un evento político-sentimental a mayor gloria del Ministerio de Cultura y su titular, Ernest Urtasun. Este jueves, el claustro de los Jerónimos del Museo del Prado ha acogido la devolución de parte de las obras de la colección de Pedro Rico, primer alcalde republicano de Madrid, a sus nietos Pedro y Francisca, hoy octogenarios. El 9 de junio de 1938 fueron incautadas por la Agrupación Socialista Madrileña de su domicilio en la calle Villanueva 41, siguiendo instrucciones de la Junta del Tesoro Artístico de la República para su protección y se trasladaron al Museo del Prado. Después de la guerra se dispersaron por museos de toda España y nunca fueron devueltas. Rico falleció en el exilio en 1957 y la familia nunca volvió a saber nada de esos cuadros hasta que en 2023 un exhaustivo estudio encargado por El Prado al catedrático Arturo Colorado puso a los herederos sobre la pista de los mismos.
Hoy, sus nietos han recibido siete de las 25 pinturas incautadas. "Querida Paquita, querido Pedro, hoy es un día feliz para mucha gente, vamos a hacer un acto verdaderamente histórico", ha dicho Urtasun, muy afectuoso en todo momento durante "uno de los actos más emocionantes que he podido presidir últimamente". Lo cierto es que muchos de los periodistas presentes no sabían exactamente a lo que habían ido ni quienes eran esos "entrañables" abuelos. "Acto de restitución de obras incautadas y no devueltas por la dictadura franquista" en el que participarán "miembros de la familia a la que se le devuelven las obras", rezaba la convocatoria emitida ayer por Cultura, omitiendo expresamente el nombre de Pedro Rico.
Un expediente exprés
La mañana del jueves, horas antes del acto, fuentes del museo confirmaban a El Independiente que se iba a tratar exclusivamente de la restitución de los cuadros de Pedro Rico. Y lo ratificaba poco después Laura Sánchez Gaona, la tenaz abogada especializada en tesoros artísticos que desde hace años está ayudando a la familia a recuperar lo que le pertenece. En 2024 ya facilitó la rápida devolución por parte del Cabildo de Gran Canaria de cinco lienzos que estaban en la Casa de Colón de Las Palmas. Ahora ha logrado en tiempo récord la resolución del expediente que concierne a las diez obras documentadas de la colección de Pedro Rico que permanecían en museos estatales. Entre la apertura del expediente a comienzos de este año y la rúbrica del ministro a mediados de mayo no han transcurrido más de cuatro meses. Una celeridad impropia de la Administración. "No es habitual que un expediente tan complejo se haga tan rápido", reconocía Sánchez Gaona a este periódico, "pero se han puesto muchos recursos para su resolución, en parte por la edad de los reclamantes".
La abogada de la familia no entra a valorar si la resolución del procedimiento se ha visto beneficiada por las prioridades políticas del Gobierno en este año conmemorativo en torno al cincuenta aniversario de la muerte de Franco. Pero en su discurso, Urtasun no ha desaprovechado la oportunidad de glosar la figura del alcalde que abrió la Casa de Campo a los madrileños protegiéndola de la "especulación urbanística" y que "suscribió una por una las grandes transformaciones políticas, sociales y culturales impulsadas en España por el Gobierno de la Segunda República". Tampoco de recordar "las violencias de la dictadura en sus múltiples y devastadoras formas", "los asesinatos y paseos, la prisión, las torturas, la violencia contra las mujeres, las persecución política, la censura, la extorsión, la apropiación indebida, los destierros, los juicios sumarísimos, el hambre y el exilio, toda esa gran fábrica de represión y miedo y miseria moral que operó en nuestro país durante casi 40 décadas [sic] de régimen franquista".
Ni palabra de arte
Nada se ha dicho durante el acto, en el que también ha intervenido el presidente del Patronato del Prado, Javier Solana, y la directora general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, Ángeles Albert, sobre las obras en sí. Quizá por su limitada relevancia desde el punto de vista artístico. Se trata de siete cuadros menores, dos de los cuales, "atribuidos" a Eugenio Lucas Villaamil, permanecían en el Museo del Prado. El resto –tres de autoría cierta de Lucas Villaamil, uno de Ángel Lizcano Monedero y otro atribuido a Eugenio Lucas Velázquez– se encontraban en el Museo del Traje, el Museo del Romanticismo, el Museo de Málaga y el Museo de Valencia. En el expediente de restitución figuran otras tres pinturas que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Asturias y que se entregarán a la familia de Pedro Rico en otro acto en Oviedo.
"Son obras de artistas con una relevancia en la historia del arte español costumbrista, en conjunto tienen un valor, pero en este caso estamos hablando sobre todo de un valor histórico y emocional", señala Laura Sánchez Gaona. "El valor artístico es el aspecto que menos importa en esta restitución". La abogada de la familia Rico, que también representa a las parroquias de Yebes y Pareja, en Guadalajara, que reclaman al Prado dos cuadros incautados en 1938 y nunca devueltos, subraya que este tema va más allá de lo ideológico. "Hay muchas obras depositadas en museos públicos que no volvieron a instituciones eclesiásticas o a particulares que no eran enemigos del régimen. Hubo un absoluto caos" con los inventarios de incautación y expedientes de devolución. Quizá sus casos merezcan ahora la misma celeridad que la colección del alcalde republicano reivindicable y reivindicado por Urtasun.
Te puede interesar