La Feria de San Isidro, que está siendo buena, se está viviendo con el rabillo del ojo en celo. Mirando a ver qué ha hecho Morante. Ayer lo volvió a hacer: cortó un rabo en Jerez a un toro premiado de Álvaro Núñez. Una temporada de libro, ahora que salen tantos libros por mayo.

San Isidro, que está siendo buena aunque no haya mucha Puerta Grande, se otea en la distancia y parece que fue otro año. Pero sí, en la primera corrida, allá por el 9 de mayo, Talavante salió a hombros tras desorejar al primer toro muy bueno de esta exhibición que está haciendo la ganadería de Victoriano del Río. Pendientes estábamos ya por entonces con el rabillo del ojo del viernes de feria en Sevilla, hasta que salió bingo: Morante abriendo faena para morirse con un toro de Garcigrade, envío de wasap con vídeo mediante. Fíjense si hace tiempo, que aún no se habían publicado los wasaps por excelencia.

Hoy será ya la decimocuarta de abono, con sus paisanos Ortega y Aguado en el único cartel de mano a mano, y el paisano -hay guerra como nunca en el toreo sevillano- ya ha dejado el rastro desde Jerez un día antes, nada que ver la plaza, la feria, pero el toreo fluye por los sentidos. La bestialidad de la verónica, el delantal rumboso tocando de salida, el increíble por certero homenaje a Paula llevándose al toro allí detrás. Con el toro de Jerez, sí, ese por el que le preguntaron en la previa de la retransmisión de One Toro -cada plaza tiene su toro y tal, en previsión de- y el maestro aprovechó para volver a resaltar que en Madrid se están sobrepasando los límites porque está saliendo un toro "muy grande". Morante viene el miércoles, por si acaso. Se avisa.

"Uno ya no tiene 20 años", parecía resoplar cuando le pusieron el micrófono tras la vuelta al ruedo con el rabo. En ese momento pasó por detrás Castella y el Genio con torería le deseó "mucha suerte". Después siguió hablando, que estuvo "con mucha entrega, duende si se puede llamar". "Muchas cosas distintas, de improvisación, que a veces uno no las hace ni el campo ni de salón, pero es el toro el que te las hace sacar", añadió. Reconocimiento a la ganadería.

Ponías Telemadrid, siguiendo con las televisiones, y ahí que aparecía ayer Pablo Aguado en promoción del mano a mano y en reconocimiento público, por el que desfilan todos los toreros, al esfuerzo de la cadena autonómica. Exquisito en las formas, Aguado no reparó en elogios a a Ortega ("me gusta muchísimo", "admiro profundamente") para desazón de los que preferirían ver esta tarde una bronca de John McEnroe. Habló más de compañerismo que de rivalidad y, con una sonrisilla, se refirió a lo "maravillosamente alocada" de la plaza de Madrid.

A los dos les falta un triunfo de campanillas en Madrid, pero los dos han escuchado el olé rotundo de Las Ventas. Un respeto a los toreros de esta clase, que no sobran.

El ambiente, con los toros de Juan Pedro Domecq, será casi con toda seguridad más de rifles cargados que de condescendencia por el trato sutil. Estamos en Madrid. ¿El viento? De oeste a noroeste, de más a menos según transcurra el festejo. Que es de verdad lo que a esta hora le importa a los toreros.

26 grados. Y 23 a la hora de la cena.