Cuando visitas espacios verdes, como parques podrías avistar algunas bolsas negras colgadas del tronco de unos árboles. No es un residuo, tampoco es una advertencia que hayan colocado los jardineros. Estas bolsas tienen un objetivo concreto: eliminar una plaga peligrosa para los árboles y también potencialmente para las personas y los animales. Esta plaga se llama oruga procesionaria del pino, un insecto que ha ido aumentando su presencia en los últimos años y que puede poner en peligro la salud.
Bolsas negras en los árboles
Las bolsas de plástico negro que se ven colgadas de los árboles son realmente trampas que capturan orugas procesionarias que bajan por el tronco del árbol hacia el suelo. Las orugas procesionarias (Thaumetopea pityocampa) forman largas filas hasta enterrarse y convertirse en crisálidas. El sistema es un anillo o una banda alrededor del tronco donde dirigen las orugas a una bolsa negra que una vez en su interior el calor del sol las ayuda a deshidratarse y por tanto a eliminar su ciclo biológico, sin que tengan que entrar en acción los productos químicos.
Por qué el Ayuntamiento recurre a estas trampas
Las administraciones, incluida el Ayuntamiento de Madrid, han incorporado la técnica dentro de una estrategia más de respeto con el medio ambiente y sostenibilidad. Además de las bolsas negras, el uso de trampas de feromonas, tratamientos de endoterapia y el vaciado manual de los nidos también están presentes. Se persigue que las orugas no lleguen al suelo, el lugar en el que finalizan su proceso de metamorfosis.
El peligro oculto que representan estas bolsas
Aunque las bolsas en sí mismas no son peligrosas, su contenido sí constituye un auténtico peligro. Las orugas procesionarias desarrollan unos pelos urticantes que pueden ser liberados si se sienten amenazadas. El contacto con ellos puede provocar reacciones alérgicas, urticaria, irritación ocular, e incluso problemas respiratorios en personas altamente sensibles. Los niños y las mascotas son especialmente vulnerables ya que tienen muy pocos prejuicios a la hora de acercarse por curiosidad y no están al tanto del peligro. Por este motivo, los expertos subrayan la importancia de la distancia y de no tocar bolsas ni orugas.
Cuándo debes extremar las precauciones
El mayor riesgo de picaduras ocurre en los meses primavera, cuando las orugas salen de las bolsas que tejen en los árboles para descender en grupos hacia el suelo. En ese momento, pueden encontrarse en el camino de quienes pasean por áreas arboladas y se corre el peligro de picaduras si se intenta retirar las bolsas sin la debida protección; por lo cual, en este caso, siempre debe intervenir personal especializado.
Qué hacer si ves bolsas negras o nidos en los árboles
Recuerda que si ves una bolsa negra en un árbol no la toques ni la intentes quitar. No intentes manipular los nidos blancos, que son los bolsones, que cuelgan de las ramas. La mejor medida es comunicarlo a los servicios municipales para que ellos sean los que apliquen el protocolo que sea correspondiente.
En propiedades privadas mejor contar con profesionales
En jardines comunitarios o particulares se aconseja recurrir a empresas especializadas en la gestión de plagas fitosanitarias. Estas muchachas disponen del equipo necesario para eliminar sin riesgo y con respeto a la naturaleza los tipos de oruga.
Por esto que las bolsas negras que cuelgan de los árboles no son ni basura ni adornos extraños, no son más que un arma para atajar la expansión de una plaga que merodea nuestros bosques y que por tanto puede meter en un aprieto nuestra salud. Ante su presencia, lo mejor, como se ve, es alejarse, no tocar y avisar a las autoridades. Porque en este caso la prevención sí hace la diferencia.
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