Recuerda que lo 'mataron' varias veces, que al libro le dieron por desahuciado cuando irrumpió la era digital. En particular al de papel. En los tiempos de la IA, de las redes sociales y la 'microatención', el libro en papel goza de mejor salud que nunca. En España se publican alrededor de 50.000 nuevos títulos cada año. Poesía, novela, suspense, ensayos, científicos... El secreto del renacer está en la calidad y la edición, según asegura Fernando Benzo, secretario general de la Federación de Gremios de Editores de España FGEE). Agrupa a cerca de 850 editoriales de todo el país. Benzo subraya que ha sido la calidad de las obras y de la edición la que ha contribuido a que incluso las nuevas generaciones lean hoy mucho más, "eso nos garantiza el futuro".

Él ha contribuido con su última obra a alimentar este mercado. En estos días de ferias del libro en ciudades como Madrid o Bilbao, su obra 'El dragón negro' (Editorial Planeta) será otra de las propuestas. En esta ocasión, Benzo apuesta por una historia de delincuencia internacional, con el trasfondo de la cultura y la criminalidad china. Un reto que le ha obligado a sumergirse en una cultura y unos códigos que desconocía y comprobar hasta qué punto "la china es una comunidad que vive cerrada hacia nosotros pero también nosotros hacia ellos": "Nos faltan a las dos partes establecer puentes comunicación y relación".

Pregunta.- ¿Cómo diría que está de salud el sector editorial español? ¿Hay riesgo de burbuja en el mercado del libro?

Respuesta.- No, burbuja no. Eso ocurriría si los índices de lectura o facturación se disparasen de modo irracional, pero el crecimiento es regular desde hace unos diez años. Desde 2017 el crecimiento es el mismo. Con el libro pasa una cosa curiosa, se ha anunciado su final muchas veces. Ocurrió cuando llegaron las tablets, los libros digitales, etc. Pero sobrevive y goza de una excelente salud.

P.- ¿Cuántos libros se editan al año en España?

R.- Unos 85.000, pero de ellos muchos son el mismo título, en papel y digital. Títulos nuevos, de todo tipo, ficción, académicos, científicos etc., son unos 50.000 al año.

P.- ¿El crecimiento en la publicación de libros responde a que hoy se lee mucho más que hace unos años o por ser más sencillo editar y publicar?

R.- Lo bueno es que se venden cada vez más libros y se leen cada vez más. Se venden y se leen. Los dos parámetros crecen. Emocionalmente lo más importante es que la gente lea. Además, ocurre mucho entre los lectores jóvenes, lo que garantiza que seguramente serán lectores en el futuro.

P.- En la era de la imagen y los estímulos instantáneos de las redes, ¿por qué diría que se dispara a lectura?

R.- Creo que es porque la oferta tiene cada vez más calidad. En España hay unos autores de novela de suspense excepcionales. Cuando hay calidad, la gente compra. También ocurre en la literatura para jóvenes y adolescentes. Hay un fenómeno fan con determinados autores y sagas que dispara las ventas. A ello se suma que ha mejorado la edición, las portadas. Con los libros ocurre algo similar a lo que sucede con los vinilos, se han convertido en cierto objeto de coleccionista, de placer, que va más allá de la lectura. Están muy bien editados, con portada fantásticas y con un contenido de más calidad.

P.- Se publican 50.000 pero, ¿cuántos se quedan por el camino y no llegan a publicar?

R.- Miles y miles, desgraciadamente. Cuando veo un libro publicado siempre pienso en las personas que escriben con enorme ilusión y no logran publicarlo y compartirlo con los lectores. Hay mucha gente con la inquietud de escribir. Por eso los que logramos publicar creo que somos unos privilegiados. A quienes están intentándolo les diría que no hay que rendirse. Yo tengo en mi casa una carpeta abultada con cartas de rechazos editoriales. Poco a poco vas haciéndote un modesto hueco.

P.- ¿Hoy día en España es posible vivir de escribir libros?

R.- No sé a cuantos llegaríamos si tuviéramos que citarlos. En mi caso no escribo por dinero, sino porque me gusta. El dinero, en mi caso es la última motivación. El que escribe pensando en dinero creo que es idiota. Es muy difícil vivir de ello.

P.- Y para las editoriales, ¿es fácil sobrevivir en un mercado tan competitivo como el español?

Con los libros ocurre algo similar a lo que sucede con los vinilos, se han convertido en cierto objeto de coleccionista, de placer, que va más allá de la lectura"

R.- Es un mundo complicado. El editor comparte con el autor el amor por los libros. La profesión de editor es muy vocacional. El sector editorial español tiene un valor añadido que es el idioma. Tenemos todo un mercado en español con un continente entero como potencial mercado. Eso es importante y nos sitúa como uno de los mercados más potentes. Nuestro límite va más allá de nuestro país.    

P.- Hablemos de su libro, ‘El Dragón rojo’ (Editorial Planeta). Nos sumerge en la cultura china y la delincuencia. ¿Por qué ha optado por este contexto para su nueva novela?

R.- Yo quería escribir una trama policiaca con un trasfondo desconocido o bastante desconocido para los lectores y para mí. Era un reto como autor, plantear un mundo sobre el que tendría que documentarme para construir la historia. Me topé con esta posibilidad. Ante la cultura china tenemos un enorme desconocimiento, pese a que ya está en nuestras vidas. Compartimos con ella calle, tierras, barrios y ciudades, pero no nos conocemos.  Esa situación, la cercanía vital y el desconocimiento me resultaba muy atractivo.

P.- ¿Cómo se ha preparado, documentado, para escribir esta historia?

R.- Lo he hecho estudiando. Me gusta mucho documentarme, pero no busco hacer un ejercicio de erudición. Lo que pretendo es aprovechar parte de esa documentación para la trama policiaca sobre la que quiero escribir. Analicé información sobre los fenómenos de inmigración de China a Europa, los fenómenos criminales en China, su organización política, cómo se organizan las comunidades chinas cuando se instalan, etc.

P.- ¿Qué ha descubierto que desconociera?

R.- He descubierto una comunidad que vive cerrada hacia nosotros y nosotros cerrados hacia ellos. Nos falta a las dos partes haber sabido establecer puentes de comunicación y relación. Lo que he descubierto no es sólo la riqueza de su cultura sino su espíritu emprendedor, sacrificado, trabajador, su enorme capacidad de sacrificio para salir adelante en un entorno desconocido para ellos. Yo hablo en la novela de una red criminal, pero tengo que decir que he desarrollado una enorme admiración por la cultura china.

El microrracismo como tal no es un tema de la novela, pero evidentemente cuando interactúas con una comunidad que no es la tuya surgen 'microrracismos'. Es inevitable"

P.- ¿Es muy diferente construir una trama criminal inmersa en una cultura así?

R.-  No, en el crimen organizado internacional el ‘modus operandi’ siempre es similar. La explotación de personas, de mujeres, el tráfico de drogas, las armas. Sí hay alguna peculiaridad. Las grandes redes chinas se han centrado en el mercado de las minas de coltán y cobalto en África, el mineral que permite que todos tengamos baterías en el móvil y en los coches. Pero el crimen tiene muchos elementos en común, sea de donde sea.

P.- En ‘El dragón negro’ también aborda el choque de culturas con los dos agentes de policía que investigan la trama. Incluso habla del riesgo de caer en ‘microrracismo’…

R.- Parto de un tópico en la novela policiaca: unir dos policías con perfiles opuestos entre sí y que trabajan junto. Me gustaba esa idea. Una mujer, una inspectora de estupefacientes, rígida, legalista, procedimental. El otro policía está más acostumbrado a la calle, está de vuelta de todo, es cínico, poco obediente a sus superiores. Juntos tendrán que afrontar lo que en principio es una matanza que es el origen de una gran trama. El microrracismo como tal no es un tema de la novela, pero evidentemente cuando interactúas con una comunidad que no es la tuya surgen esos microrracismo. Es inevitable. Van a tener que enfrentarse a esta comunidad que no conocen y que dominan poco sus códigos.

P.- ¿Le ha preocupado que le puedan acusar de vincular la comunidad china con la delincuencia?

R.- No he tenido miedo porque no señalo a ninguna comunidad. Simplemente presento a un villano que tiene una determinada comunidad. Con eso no digo que toda esa comunidad sea así. Precisamente, el ‘dragón negro’ es el único dragón de la cultura china que trae el mal y no trae elementos positivos. Desde el título se subraya que esta historia es la excepción.