Los toros tienen su liturgia; como la tertulia política o la de barra de bar a la antigua usanza. Cuando un torero se perfila, es de ley estarse calladito, más que nunca.

((Yo hablo en general poco o muy poco en los toros, y a veces me la llevo con diferente munición de artillería)).

El foro que es la plaza no tiene parangón como plataforma para dejarse escuchar; nada que ver con el mogollón amorfo de los estadios de fútbol. Mi amigo Antonio Perellón inmortalizó desde su grada del 8 de Las Ventas "¡¡A su sitioooo!!", increpación dirigida al torero mal colocado en general que todo el mundo oía, empezando por los de luces allí abajo.

Es curioso que, fuera de la plaza, pero con semejantes actores, surgían otros certeros alaridos que también han quedado para la posteridad, léase el "¡¡Vaya ruina de feria, señores, vaya ruina!!" de Toribio Anta mientras servía extraordinarios gin tonics como si no hubiera mañana en la barra de New Street, después Casa Toribio, después no sé qué y ahora -la barra acolchada es la misma- La Divisa.

((Toribio fue mundialmente conocido por dispensar los rabos de toros de lidia procedentes sin aranceles de la aneja plaza; a más y a más, la mano que mecía la cuna de esa cocina, la de su mujer, preparaba un estofado de carne monumental)).

Este jueves, en la novillada nocturna de Las Ventas que dejó el récord de más de 11.000 espectadores -casi media plaza-, mientras El Mene se perfilaba para estoquear a su primer novillo -la liturgia-, salió nítido desde el tendido: "¡¡Como si fuera Sánchez!!".

Lejos de cualquier aplauso de concelebración, el inoportunísimo comentario en aquel momento sagrado levantó murmullos de desaprobación. Hay que intentar en lo posible no meter la pata. Un "respeto al torero" resumió el sentir general de esos más de 11.000, que en buena parte detestarán al presidente del Gobierno pero que saben que cada cosa, en su momento. El grito fue capado.

En los recientes Sanfermines, Pedro Sánchez ha sido recordado diariamente en la plaza de toros de Pamplona. Con muchísimo más seguimiento que en Las Ventas este jueves por la noche; aunque, como detectó un amigo, los tendidos de sombra, mayoritariamente poblados por público navarro, callaban y se miraban con gestos de desaprobación mientras resonaban los cánticos antisanchistas.

Buena parte de la afluencia del jueves en la plaza de toros de Madrid era jóvenes entre 17 y 22 años, por perimetrar el ambiente; nada que ver con una tarde de San Isidro. Al reclamo de Cénate Las Ventas, o con esa excusa, bolsas y neveritas en mano, a los toros que van a las 9 de la noche. Una vez dentro, el respeto por la liturgia del toreo llamó muchísimo la atención. Es cierto que los gritos de los más viejos del lugar ("!!Picadorr!!" como mayor exponente) se repiten sin gracia ni tino por algunos, de manera que ya están consagrados como los grandes hits del 7. Pero son desfases aislados sin mayor repercusión.

Del ¡¡A sus sitio!! ni tienen constancia. Mejor por la memoria de Antoñito Perellón, librero de viejo, de Rafael Ortega, de Chenel De César Rincón y de José Tomás.