Con el calor las garrapatas encuentran las condiciones adecuadas para reproducirse y llegar a entornos en los que antes no podía hacerlo, como jardines, patios o terrazas. Estos parásitos, que hasta hace unos años eran exclusivos de entornos rurales o ganaderos, han llegado a las ciudades y ahora suponen un riesgo potencial para la infestación de los hogares de las personas. Controlar esta plaga no solo es conveniente para el mantenimiento de los espacios exteriores, sino que también mejora la salud de las personas y de sus mascotas, ya que cada verano se requiere reforzar la prevención y controlar las rutinas más cuidadosas para alejar a las garrapatas.
Un jardín libre de garrapatas
Las garrapatas se esconden en hierba alta, arbustos y en los rincones sombríos. Seguir cortando el césped con regularidad, podar de forma activa las plantas contribuye a reducir la presencia de las garrapatas. Una vegetación controlada evita que aparezcan los lugares donde puedan refugiarse mientras esperan a un nuevo huésped. Un jardín cuidado no solo se ve más bonito, también se convierte en un lugar más seguro, una forma de acabar con las garrapatas.
Elimina hojas secas y restos acumulados
Los montones de hojas, las ramas caídas o los restos de poda generan humedad, lo ideal para el desarrollo de estas plagas. La eliminación periódica de los restos vegetales impide que se conviertan, además, en nidos perfectos para las garrapatas. También es conveniente mantener vigiladas las zonas sombrías del jardín, donde el parásito suele tener las mejores condiciones para reproducirse o para mantenerse activo.
Métodos para luchar contra las garrapatas
Un banco viejo en el jardín, tablas de madera apiladas o una serie de juguetes que ya no se usan pueden ser el lugar perfecto donde las garrapatas encuentran cobijo. Revisar y limpiar cada uno de estos elementos permite que la posibilidad de que la plaga llegue a establecerse en el espacio externo sea muy improbable. En el caso de encontrar leña que no está siendo usada, este elemento debe ser o bien retirado o bien guardado en un lugar seco y cerrado y así evitar detrimentos inesperados.
Barreras que impiden la llegada de plagas
Colocar bordillos o vallas implica marcar un límite físico entre la vegetación salvaje y el jardín; las barreras disminuyen la llegada de garrapatas desde la vegetación adyacente como por ejemplo campos o áreas de hierba alta que a menudo son portadoras de estas garrapatas. En la medida que la cerca límite el espacio, menos accesos tendrán para llegar al entorno doméstico. Al mismo tiempo que limitan la llegada de otras propuesta de animales o insectos portadores.
Prevención contra las garrapatas
La humedad es el principal reclamo para estos parásitos. Por tanto, es necesario regar correctamente, asegurar un buen drenaje y evitar que se formen acumulaciones de agua en el jardín que faciliten su desarrollo. Los espacios secos y soleados son mucho menos atractivos para las garrapatas, que prefieren los rincones húmedos y llenos de sombra. Para ello es clave un buen control del riego y de la ventilación del terreno.
Vigila a las mascotas
Las mascotas suelen ser el principal objetivo de las garrapatas. Examinar su pelaje tras las caminatas en zonas de hierba y asegurarse de que los productos preventivos se aplican regularmente previene que se conviertan en portadores. De este modo se reduce mucho el riesgo de que la plaga alcance el entorno del hogar. Así como también la higiene de los animales refuerza la seguridad del espacio exterior.
Siguiendo unas rutinas sencillas como mantener la vegetación controlada, eliminar los restos acumulados y colocar barreras protectoras es suficiente para reducir al máximo la presencia de garrapatas en el jardín. Por tanto un jardín limpio, seco y bien atendido no solo resulta placentero sino que también resulta más seguro para disfrutar del verano sin riesgo de encontrarse con estas plagas que proliferan con el calor.
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