Christina Aguilera ha estrenado esta semana My Favorite Things (Live from the Eiffel Tower), un single navideño que funciona como prólogo de Christina Aguilera: Christmas in Paris, la película que llegará a salas estadounidenses los días 14 y 21 de diciembre. El lanzamiento marca el arranque formal de una temporada festiva muy especial: 25 años después de su icónico álbum My Kind of Christmas, Aguilera ha decidido volver al terreno que ayudó a mitificarla en el cambio de siglo, pero envuelto ahora en brillo parisino y cierta voluntad de coronación, aunque sea pisando el terreno de una de sus eternas rivales, la reina de la navidad Mariah Carey.
Su compañía, Sony, lo llama “una experiencia cinematográfica”, pero el avance de Christmas in Paris muestra algo más sencillo –todo lo sencillo que tolera la flamboyante y excesiva Aguilera– y quizá más honesto: la artista cantando para 250 invitados en la terraza del Musée du Quai Branly, iluminada y decorada para la ocasión y con la Torre Eiffel de fondo encendida como el más romántico de los árboles de Navidad. La dirección de lo que hace años sería un especial televisivo, pero que ahora se apoya en la experiencia diferencial en salas y el salto posterior a las plataformas, corre a cargo de Sam Wrench –reciente ganador del Emmy por un especial Disney de Acción de Gracias y especialista en convertir conciertos en películas de gran formato: suya es la película del Eras Tour de Taylor Swift–.
La sexy Navidad de Xtina
En este contexto aparece My Favorite Things, grabada en vivo y presentada como tarjeta de visita. El clásico escrito por Rodgers y Hammerstein para Sonrisas y lágrimas permite a la diva de 44 años mostrarse en todo su esplendor, con unos largos guantes negros y un body color champán a juego con su melena al estilo Veronica Lake. Aguilera, más sexy que nunca –y joven, gracias a esa cara nueva que se hizo con la técnica de lifting sin cirujía que hace furor en Hollywood–, despliega virtuosismo vocal y gorgoritos rodeada de una gran orquesta, coristas y bailarines.
Aguilera lleva tiempo reivindicando sus propias raíces vocales y, en este proyecto, mezcla repertorio navideño con relecturas de hits que han definido su trayectoria. Entre canciones la película intercala viñetas parisinas sobre amor, maternidad, reinvención y ese tránsito artístico que ella misma ha descrito como “magia”. “Cuando la magia de la Navidad se encuentra con la magia de París… sucede algo verdaderamente extraordinario”, escribió en Instagram. La frase captura bien la estética del conjunto: sentimental, glamurosa y sin sutilezas.
Aguilera es oficialmente una artista latina
El proyecto llega en un momento singular de su carrera. Aguilera cerró en 2024 su larga etapa con RCA –26 años en el mismo sello– y ha firmado con 5020 Records, la filial latina de Sony con sede en Miami. Un cambio de casa pero no de grupo matriz, y un movimiento que encaja con su giro reciente hacia el mercado latino tras los EP La Fuerza y La Tormenta y el álbum Aguilera, premiado en los Latin Grammy.
Su primera gran pieza tras esa transición no es un álbum, sino un especial navideño. Aun así, la lectura estratégica es clara: reforzar un legado y ocupar, aunque sea por unos días de diciembre, su propio espacio en un territorio donde Mariah Carey reina despóticamente desde hace un cuarto de siglo.
La guerra fría de Aguilera y Carey
La relación entre ambas divas es como un agujero negro: parece que se ignoran discretamente. Un cruce de declaraciones en 2006 bastó para fijar su distanciamiento. Aguilera sugirió que Carey no había sido precisamente cordial durante un encuentro y Carey respondió acusándola de usar su nombre en plena promoción. Desde entonces, ni colaboración ni guiños, sólo la cortesía mínima de no mencionarse.
Por eso, la vuelta al villancico de Aguilera tiene un punto estratégico. Desde que en 2017 All I Want for Christmas is You entrara por primera vez en el Top 10 del Billboard Hot 100, y más aún cuando en diciembre de 2019, 25 años después de su lanzamiento, alcanzara el número 1, Carey es la dueña simbólica del mes y el mercado lo sabe. Sería ingenuo por parte de Aguilera intentar disputar la corona de frente, pero sí recordar que también puede ocupar parte de ese espacio envolviendo su repertorio en luces y romanticismo parisién.
La apuesta de Aguilera
El trailer de Christmas in Paris muestra secuencias rodadas en el Crazy Horse y un final nevado frente a la Torre Eiffel. Todo late como un homenaje a sí misma, a su público y a una idea de espectáculo que no pretende competir con los villancicos omnipresentes, sino con la propia imagen de Aguilera, una intérprete que ha vendido cerca de 100 millones de discos y ha obtenido siete Grammys.
En su versión final, Christmas in Paris será, probablemente, menos película que ritual, como tantos proyectos cinematográficos de superestrella diseñados para hacer caja. La apuesta for Christmas de Christina es encomiable: frente a la saturación de nostalgia, un directo trabajado, un decorado inconfundible y una estética que no simula modestia. Más que discutir coronas navideñas, el especial propone otra cosa: recordar que todavía puede imponerse una voz cuando el contexto –y la iluminación parisina– la sitúan en el centro.
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