El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) ha presentado su programación para 2026 como un año de transición condicionado por la ampliación del museo, que marcará un cierre parcial a partir de 2027, y la ejecución aún pendiente de la sentencia judicial sobre las pinturas murales del monasterio de Sijena, un conflicto que sigue proyectándose sobre el relato institucional y el debate público en torno a la colección de arte románico.
El elemento que estructura de forma directa este calendario es la ampliación de 100 millones del MNAC. El director del museo, Pepe Serra, ha explicado que a partir de 2027 será imprescindible cerrar la primera planta –la dedicada al arte moderno y contemporáneo– durante los años que duren las obras, un periodo en el que tampoco habrá exposiciones temporales. La previsión es mantener abierta, en la medida de lo posible, la planta baja, donde se concentran las salas de arte románico, gótico y del Renacimiento. En este contexto, 2026 se plantea como el último ejercicio con programación completa antes de un paréntesis prolongado.
2026, un año de transición
Bajo el lema Hacia un nuevo museo, el MNAC presenta este año de transición como una etapa de consolidación conceptual. El programa refuerza líneas de investigación ya activas y propone lecturas que inciden en la construcción del relato patrimonial, el papel del museo como institución pública y la relación entre las obras y sus contextos históricos, en un momento en el que la ampliación aspira a corregir lo que la dirección ha definido como una “anomalía cultural”: la dificultad del museo para llegar con sus colecciones hasta la contemporaneidad.
En ese marco, la herencia románica ocupa un lugar central. La exposición Sant Pere de Rodes y el maestro de Cabestany: la construcción de un mito, prevista entre marzo y julio de 2026, propone una revisión crítica de uno de los grandes conjuntos escultóricos del románico catalán y de los procesos historiográficos que han contribuido a fijar su canon. Con más de un centenar de obras procedentes de museos, bibliotecas y archivos nacionales e internacionales, la muestra aborda tanto la creación artística como la pérdida, la fragmentación y la reconstrucción del patrimonio medieval.
'El viaje inverso', una exposición que 'suena' a Sijena
A esta reflexión se suma El viaje inverso, de Ona Batlló, un proyecto que revisita el destino museístico de las pinturas murales románicas y su separación de los espacios originales. La propuesta, que llegará al museo en otoño, introduce una mirada contemporánea sobre la luz, el paisaje y la experiencia sensorial que suponía contemplarlas en los entornos naturales para las que fueron creadas, y plantea una reflexión explícita sobre el traslado, la conservación y la reinterpretación del románico, en un contexto inevitablemente atravesado por el debate sobre Sijena.
La programación de 2026 incluye también una apuesta por las modernidades singulares con Jujol, de Perejaume, la primera gran exposición dedicada en el MNAC al arquitecto Josep Maria Jujol a partir del legado donado por su familia. El proyecto combina obra propia, materiales de archivo y piezas de otros artistas y arquitectos, y se inscribe en una línea que concibe el museo como espacio de pensamiento y relectura crítica de la modernidad catalana.
Otro de los ejes del año sitúa la Guerra Civil y la historia reciente del propio museo en primer plano. La exposición “Recuperado del enemigo”. Los depósitos franquistas en el MNAC revisa el origen de parte de las colecciones actuales y el papel de la institución en la salvaguarda de obras durante el conflicto, un trabajo que se completa con un congreso internacional sobre el impacto de la Guerra Civil en la configuración de los museos.
El MNAC busca no ejecutar la sentencia de Sijena
Aunque la ampliación es el factor que determina de manera estructural esta programación de transición, la cuestión de Sijena se ha reactivado esta misma semana como un foco de conflicto abierto. La semana pasada, la representación legal del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena instaba a la jueza de Huesca encargada de la ejecución de la sentencia a que aperciba al MNAC y al ministro de Cultura para que no interfieran en el proceso, ante la convocatoria de una reunión del patronato del museo prevista para el jueves 18 en la que podría acordarse solicitar un informe al Instituto del Patrimonio Cultural de España para que desaconseje el traslado de las pinturas. El letrado del consistorio interpreta esa eventual petición como un intento de obtener un dictamen contrario al traslado de las pinturas y, por tanto, opuesto al contenido de la sentencia, ya confirmada por el Supremo.
Mientras, el MNAC afronta una ambiciosa ampliación y rehabilitación, para la que Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno central han acordado aportar 100 millones. El proyecto incopora el Pabellón Victoria Eugenia y mejorará el edificio histórico del Palau Nacional, además de sus accesos y conexiones internas. La previsión oficial prevé completar la intervención en 2029, coincidiendo con el centenario de la Exposición Internacional de 1929 en Montjuïc.
En este contexto, 2026 se perfila para el MNAC no solo como el último año antes del cierre parcial por las obras, sino también como un periodo atravesado por una controversia judicial y política que sigue condicionando el futuro de una de las piezas más sensibles de su colección.
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