Horas antes de que la Academia de Hollywood haga pública la lista de quince películas preseleccionadas a Mejor Película Internacional, Oliver Laxe ha presentado en el Museo Reina Sofía Hu. Baila como si nadie nos viera, una instalación inmersiva que condensa parte del proceso creativo de Sirat y, al mismo tiempo, se emancipa de la lógica estrictamente cinematográfica. Mientras su película avanza por el circuito de premios internacionales, inaugurado con el Premio del Jurado en Cannes, el cineasta gallego refuerza su condición de autor transversal y reivindica el museo como espacio natural de su trabajo.
“Ha sido un año complicado y me ha costado encontrar algunos días para este montaje, pero estoy muy contento”, ha explicado durante la presentación. Laxe insiste en definirse, por encima de todo, como “artista plástico”, una categoría que no plantea como metáfora sino como punto de partida real de su manera de pensar las imágenes. “Siempre llevo esa plasticidad al cine”, ha subrayado.
La instalación, que podrá visitarse desde mañana, 17 de diciembre, hasta el 20 de abril, inaugura la nueva programación del Espacio 1 del Reina Sofía, dedicado a proyectos de artistas y cineastas que investigan formatos audiovisuales alejados de la proyección convencional en sala. En este caso, bastan tres paredes para articular una experiencia sensorial de unos quince minutos que se reproduce en bucle y que combina imágenes del rodaje de Sirat, música electrónica original de Kangding Ray y materiales filmados por el propio Laxe hace una década durante un viaje por Irán.
Una obra "completamente independiente"
Aunque bebe directamente del universo de la película, el cineasta ha insistido en que se trata de una obra “completamente independiente”. El recorrido arranca con una estructura de altavoces que remite a las raves y prepara al cuerpo antes de acceder a la sala principal, donde tres proyecciones muestran paisajes desérticos y cuerpos en movimiento. En una de ellas aparecen actores de Sirat bailando bajo el sol, entre ellos Sergi López; en otras, mezquitas y templos zoroástricos iraníes que conectan lo ritual con lo contemporáneo.
El título alude al concepto del Hu, que Laxe define como “un sonido primigenio que antecede a toda experiencia corporal o somática”, una especie de aliento que vincula lo físico y lo espiritual. El subtítulo procede de un verso del poeta místico persa Yalal ad-Din Muhammad Rumi, una referencia coherente con un imaginario que atraviesa buena parte de su filmografía. Según el comisario Chema González, en esos quince minutos se concentran “todas sus preocupaciones y obsesiones”: el desierto, el misticismo de lo natural, la herida humana, el ceremonial del baile como forma de catarsis.
Laxe no oculta que ese interés nace de una exploración prolongada de comunidades alternativas y rituales colectivos. “Llevo años experimentando estas comunidades, viendo lo que tienen de sagrado, la fragilidad de sus bailes, cosas que he vivido como artista”, ha señalado, aludiendo a una dimensión terapéutica y no meramente estética de esas prácticas.
"No creo que vaya a ganar el Óscar"
La presentación de la instalación ha coincidido con uno de los momentos de mayor visibilidad internacional de su carrera. Sirat aspira a entrar en la lista corta de los Óscar y ha sido nominada a dos Globos de Oro, pero el director se muestra deliberadamente escéptico. “No creo que vaya a ganar el Óscar. Es una película muy a contracorriente en estos tiempos de algoritmo”, ha afirmado. Incluso ha acuñado su propio término para explicarlo: no es, dice, una película “muy oscary”.
Lejos de la falsa modestia, el discurso de Laxe se apoya en una idea clara de éxito. “Estoy muy tranquilo, muy en paz. He conseguido lo que quería, que era conectar con el público”, ha dicho, reconociendo, como viene diciendo en sus últimas entrevistas, que cuanto más lejos llegue Sirat, mayor libertad tendrá en el futuro. “Esto equivale a libertad. Si Sirat tiene veinte plantas y con ella me tiré desde la azotea, la próxima tendrá doscientas”, ha explicado.
Una película contracorriente
Esa ambición convive con una defensa explícita de la creación al margen de tendencias dominadas por algoritmos. Para Laxe, el recorrido de Sirat ya es significativo en sí mismo: que la película haya generado debate, adhesiones y rechazos le parece una prueba de que ha cumplido su función.
La exposición se completa con un programa de cine en el propio museo. A partir de enero de 2026, el Reina Sofía acogerá una retrospectiva íntegra de su filmografía —desde Todos vosotros sois capitanes hasta Sirat— y una carta blanca con cuatro títulos elegidos por el cineasta para dialogar con su obra. El museo define su poética como una combinación de espiritualidad, mirada contemplativa y conexión íntima con lo sagrado y la naturaleza, rasgos que aquí se desplazan del relato al espacio expositivo.
Mientras tanto, Laxe ha admitido que empieza a intuir su próximo proyecto. Le gustaría escribir sobre Sirat, sobre las dudas que atravesaron el rodaje y sobre un material fotográfico generado durante el proceso. No lo plantea como cierre, sino como prolongación. En el Reina Sofía, más que exhibir una película, Laxe expone una forma de estar en las imágenes y de poner el cuerpo en ellas.
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