La Biblioteca Nacional de España inaugura dos exposiciones paralelas dedicadas a Carmen Martín Gaite (1925-2000) e Ignacio Aldecoa (1925-1969) con motivo del centenario de su nacimiento. Ambas muestras pueden visitarse hasta el 14 de junio de 2026 en las salas Recoletos y Jorge Juan, con un espacio intermedio reservado a la Generación de los 50, el marco literario y vital que compartieron. El recorrido propone no solo una celebración conmemorativa, sino una lectura cruzada de dos trayectorias que ayudaron a redefinir la literatura española de posguerra.

PUBLICIDAD

Aunque fueron concebidas y comisariadas de modo independiente, el "azar" y los calendarios las han hecho coincidir en el tiempo, según han explicado sus organizadores, que han conectado ambos recorridos mediante una sala dedicada a la Generación de los 50, a la que ambos escritores pertenecieron.

La exposición Carmen Martín Gaite. El paradigma de una mujer de letras, comisariada por José Teruel, traza un itinerario amplio por la vida y la obra de una autora que entendió la escritura como una forma de conversación constante con el mundo. "un recorrido de autoafirmación de la poética de los afectos" frente a "los varones sesudos de su generación", ha explicado su comisario. El material reunido –fotografías familiares, cuadernos manuscritos, cartas, agendas, collages, objetos personales, primeras ediciones y material audiovisual– dibuja un retrato complejo que va más allá de la novelista consagrada para mostrar a la ensayista, la poeta, la traductora y la observadora incansable de su tiempo.

Martín Gaite, una revelación de posguerra

El recorrido se articula de forma cronológica. Comienza en la infancia y juventud salmantinas, marcadas por la Guerra Civil y la formación académica en el Instituto Femenino de Segunda Enseñanza y la Universidad de Salamanca, y continúa con la llegada a Madrid en 1948, decisiva para su inserción en el grupo de escritores que acabaría siendo conocido como Generación del medio siglo. La aventura de Revista Española, los primeros premios –el Café Gijón por El balneario en 1954 y el Nadal por Entre visillos en 1957– y la consolidación de una voz propia ocupan un lugar central en la muestra.

La exposición presta especial atención a la diversidad de registros que Martín Gaite cultivó a lo largo de su carrera y a su concepción de la literatura como un acto relacional. Los llamados “cuadernos de todo”, los collages y los materiales de trabajo dialogan con sus novelas más conocidas y con una reflexión sostenida sobre la libertad personal, la soledad elegida y la mirada femenina en un campo literario dominado por referentes masculinos. El tramo final recoge el reconocimiento institucional y popular de las últimas décadas, sin desligarlo de una obra que sigue leyéndose y reinterpretándose.

El realismo con intención formal de Aldecoa

En paralelo, Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir, comisariada por José Ramón González, reivindica la figura de un autor que hizo de la escritura una práctica rigurosa y cotidiana. La muestra reúne más de 140 piezas entre fotografías, manuscritos, cartas, primeras ediciones y objetos personales, organizadas en siete secciones que recorren su biografía intelectual y creativa.

Aldecoa aparece aquí como poeta inicial, narrador central del cuento moderno en español y participante activo en la renovación literaria de los años 50. La exposición recupera su papel en Revista Española y su apuesta por un realismo testimonial atento a la vida cotidiana, sin renunciar a la exigencia formal. Uno de los núcleos más relevantes es la aparición de dos novelas inéditas –Ciudad de tarde y El Gran Mercado– localizadas recientemente en el Archivo General de la Administración, que amplían el mapa conocido de su producción narrativa.

El cine y el mar

El recorrido también se detiene en aspectos menos transitados de su trayectoria: la pasión por los viajes, el mar y las islas como espacios de refugio y búsqueda personal, y su relación con el cine, tanto como guionista como a través de las adaptaciones de sus textos. Fotografías de gran formato y la recreación de su espacio de trabajo contribuyen a situar al visitante en una intimidad creativa marcada por la disciplina y la curiosidad.

Ambas exposiciones, gratuitas, comparten un planteamiento accesible, con visitas libres y guiadas mediante reserva, y subrayan la vigencia de dos autores cuya obra sigue interpelando al lector contemporáneo. La BNE propone así un doble homenaje que funciona también como invitación a releer –o descubrir– una literatura que, desde registros distintos, pensó el país, el lenguaje y la experiencia individual con una atención poco frecuente a los matices de lo real.

PUBLICIDAD