En abril de 2016, una jornada rutinaria de obras en el Parque del Olivar del Zaudín, en el municipio sevillano de Tomares, se convirtió en uno de los momentos más sorprendentes de la arqueología española reciente. Lo que comenzó como una simple intervención de canalización acabó revelando un auténtico tesoro enterrado durante más de diecisiete siglos: más de 50.000 monedas romanas ocultas en el interior de 19 ánforas de barro.
Los operarios, al excavar el terreno, notaron algo inusual: al golpear una zona del subsuelo, se encontraron con fragmentos de cerámica y una gran cantidad de monedas que comenzaban a salir de la tierra. Rápidamente detuvieron los trabajos y alertaron a las autoridades locales, lo que permitió la intervención inmediata de un equipo especializado en patrimonio histórico de la Junta de Andalucía.
La escena era impactante. Ánforas grandes, muchas de ellas selladas, estaban dispuestas en el suelo. Algunas permanecían enterradas en posición vertical, lo que sugiere que fueron depositadas cuidadosamente. Otras, fragmentadas, mostraban ya las monedas desbordando de su interior, como si el tiempo por fin hubiera decidido devolver a la superficie una parte olvidada de la historia.
La investigación posterior determinó que el lugar del hallazgo formaba parte de una antigua villa olivarera romana, lo que explicaría el uso de ánforas de aceite como contenedores improvisados para guardar un bien de enorme valor.
Las monedas, conocidas como nummi, eran de bronce con recubrimiento de plata, y se encontraban en un estado de conservación excepcional. Datadas entre finales del siglo III e inicios del IV d.C, estas piezas reflejan el complejo contexto político del Bajo Imperio romano, marcado por la Tetrarquía, época que comienza con el emperador Diocleciano y que finaliza con Constantino I el Grande y que marca el final de la crisis del siglo III.
Monedas que explican la crisis del Imperio Romano
El motivo por el que este tesoro fue escondido sigue siendo un misterio, pero los arqueólogos coinciden en que pudo tratarse de un depósito fiscal, un fondo institucional o incluso una reserva militar. Lo que sí es seguro es que se trataba de un conjunto cuidadosamente oculto, posiblemente con la esperanza de ser recuperado en el futuro... un futuro que nunca llegó, hasta ese golpe de excavadora que lo devolvió al presente.
El análisis del Tesoro de Tomares ofrece una perspectiva muy valiosa sobre la Tetrarquía, que dividió el poder imperial entre dos augustos y dos césares. Las 53.000 monedas reflejan la complejidad política y económica de un periodo marcado por reformas monetarias y administrativas. Las monedas representan a los principales emperadores de la época, incluyendo a Diocleciano, Maximiano, Constancio y Galerio.
Fruto del fracaso de la reforma política, la moneda sufriría una fuerte devaluación. De hecho, a partir del 308 se produjo una reducción significativa del contenido de plata en las monedas. La mayoría de las monedas del tesoro sevillano datan de antes del año 307 d.C., correspondiente a la primera fase de la Tetrarquía. Se observa una notable presencia de monedas con la efigie de Diocleciano, lo que podría indicar una estrategia de acumulación de monedas de mayor valor intrínseco antes de la devaluación.
Al tiempo que se devaluaba su valor metálico, se emitía moneda en enormes cantidades provocando así una fuerte inflación. Por este motivo, las personas que tenían que acometer grandes pagos trataban de acumular grandes cantidades de monedas, como podría haber sido el caso del propietario o propietaria de la villa romana bajo cuyo suelo se encontró el tesoro.
Las monedas fueron acuñadas en al menos quince diferentes cecas, lugares de acuñamiento oficial de moneda. Entre otras procedíande Roma, Cartago, Aquileia, Treveris, Ticinum, Lugdunum, Londinium, Siscia y Ostia. Esta diversidad geográfica refleja la amplia circulación monetaria en el Imperio Romano y proporciona información valiosa sobre las rutas comerciales y las políticas económicas de la época.
Exposición en el Museo Arqueológico Nacional (MAN)
Este espectacular descubrimiento de la arqueología española se puede verse en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) hasta el 28 de septiembre en la exposición Monedas que brotan de la tierra. El tesoro de Tomares, Sevilla.
La muestra ofrece al público la oportunidad de contemplar de primera mano el mayor conjunto de monedas romanas descubierto en España y uno de los mayores a nivel mundial, solo superado en tamaño por el hallado en Misurata (Libia).
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