Varios hombres en vaqueros alrededor de una mesa se miran, jugando su partida entre trago y trago. Podría ser una escena de cualquier western, pero se trata de una terraza de la ciudad de Madrid, y no bebemos whiskey, sino unas simples cañas al sol de la capital.

Fueron aquellas películas con música de Ennio Morricone las que hicieron que el sueño de Javier Andreu se tornara exitoso. Aquellas referencias culturales nos suenan a todos y se crearon hace ahora medio siglo, pero hace veinte años dieron el punto especial a una trayectoria irreverente y punk en sus orígenes.

Al lector le sonará uno de los temas más radiados en los años 90, llamado “El límite”, que aunque musicalmente no tuviera mucho de country, sigue siendo el más celebrado en la larga carrera de casi cuatro décadas de este madrileño. El ya difunto Ángel Casas, que siempre tuvo buen gusto para la música, les presentó en su programa en televisión.

Javier Andreu, vaquero del rock, se sienta conmigo hoy para compartir su viaje a través de la música y la vida. Presenta un documental que veremos pronto en plataformas y se llama como su último disco: El hombre que salía demasiado, en clara referencia al clásico de Hitchcock protagonizado por James Stewart y Doris Day. Y es que todos salíamos demasiado en los 90, a falta de redes sociales, si queríamos relacionarnos. Viendo ese documental, nuestro artista también salía, de pequeño, a jugar.

Pregunta.- Todos jugábamos a indios y vaqueros en aquellos años 70.

Respuesta.- Más indios que vaqueros. Era más fácil hacer un arco que conseguir que te compraran pistola y sombrero. Mi primo y yo en Cercedilla nos sentíamos a orillas del Colorado.

P.- ¿Cómo llega esa inspiración a tu música?

R.- Estuve en un par de grupos bastante más punk y no conseguíamos nada. Recuerdo conciertos de siete personas: mi familia y un camarero. Me dio por introducir esa inspiración y surgió La Frontera. Después de haberlo intentado dos veces, a la tercera ya ganamos el concurso Villa de Madrid.

P.- ¿Y cómo acabasteis fichando por una multinacional?

R.- Pues justo en la celebración, esa misma noche, un hombre que parecía un hippie con barba insistió en entrar a nuestro camerino, pero le dábamos con la puerta en los morros. Literalmente. Pues resultó ser un cazatalentos de Polydor. Al día siguiente estábamos en su oficina. Recuerdo que nos llevaron a una tienda de instrumentos musicales para poder llevarnos lo que quisiéramos. Los músicos cogieron varias guitarras, amplificadores… pero como yo era el cantante, no me llevé nada. Era otra época.

P.- Desde luego. La música como negocio no tiene nada que ver con lo que era. ¿Cómo te pilló la ola de dejar de venderse discos?

"La gente escucha música prácticamente gratis, las plataformas se han apropiado de ella"

javier andreu

R.- Mal. De repente me encontré con que los conciertos eran nuestra única fuente de ingresos, y había muy pocos. Ahora ya los músicos nos hemos adaptado y hemos aprendido a diversificar. La gente escucha música prácticamente gratis, las plataformas se han apropiado de ella. Por eso ahora trabajo con Family Spree, una discográfica realmente independiente y que me permite tener un mayor control sobre mi música.

P.- El mercado se ha ido llenando últimamente de trabajos discográficos gestados durante el confinamiento. La falta de conciertos hizo que todo el mundo de la música se pusiera a replantearse sus carreras y a escribir canciones. ¿El hombre que salía demasiado es uno de esos proyectos?

R.- ¡Qué va! Es anterior. Este es, sin duda, mi mejor trabajo hasta la fecha. Es un álbum dedicado a mi novia y a mi hija, en el que hablo de mi vida y de lo que he aprendido durante todos estos años. Durante el confinamiento me dediqué a mejorar algunas canciones y a encargar algunas pistas de instrumentos a través de Internet. Es maravilloso ver cómo nos pudimos organizar para tener, por ejemplo, una buena steel guitar en alguna de las canciones.

P.- Es tu mejor trabajo, pero la gente te sigue pidiendo “El Límite” en los conciertos.

R.- Es una canción que le dediqué a un viejo amigo que desgraciadamente murió. A pesar de haberla cantado miles de veces, y procurar darle en cada ocasión un punto diferente, ya la cantaba casi de forma automática. Hace poco me detuve a escuchar detenidamente la letra de nuevo y me impactó a mí mismo.

P.- Son casi 40 años de La Frontera. ¿Cómo lo vas a celebrar?

R.- Diferentes orquestas sinfónicas van a acompañarnos interpretando los clásicos de La Frontera y algunos temas nuevos. Estoy muy emocionado. También tengo otro proyecto llamado Madrid Bluegrass Jam. Mi música sigue siendo mi viejo oeste; salvaje, libre y con historias que contar.