Debería escribir esta crónica cantando, y cantando ópera para ser más concretos, pero me temo que ni sé cantar, ni escribir música, ni darle el tono apropiado a este magnífico espectáculo que, a través del humor, pero también de buenísimas voces, acercan las óperas más reconocidas y, al mismo tiempo, populares, donde, además, nos hacen partícipes al público.
Incluso este cronista, que no canta ni en la ducha, ha coreado las pautas que nos daban desde el escenario, porque es tan divertido, y tan emocionalmente lírico, que cualquiera quiere subirse y entonar arias, canciones, gorgoritos, romanzas, florituras vocales, solos, o como se llamen las diferentes partes de las múltiples óperas mundialmente reconocidas.
En The Opera Locos, de Producciones Yllana, nos lo pasamos tan bien que se nos olvida el tiempo que hace fuera y estamos más pendientes del tempo interno. Pero es que, por si fuera poco, le dan cierto argumento al montaje. No es solamente una sucesión de breves muestras de las mejoras óperas, sino que crean una pequeña trama que seguimos con simpatía, viendo las diferentes parejas, el amor, que se forman entre los ejecutantes líricos.
Esta producción fue Premio Max al Mejor Espectáculo Musical del año 2019 y, sin duda, fue y es altamente merecido. Además, el gusto que da ver un teatro con el aforo absolutamente lleno como es el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío, en un jueves de un calurosísimo agosto indica que la elección para venir a verlo ha sido la adecuada.
Espíritu lírico
Precisamente porque no sé cantar admiro profundamente ese poderío de la voz, esa disciplina que exige el Bel canto que, aún sin entender los textos, donde la propia voz, cual poesía sonora, es capaz de emocionar, de producir la tan exigente catarsis, donde el efecto purificador y liberador hace que el cielo se abra, aunque solo sea en nuestra imaginación desbordada.
Quisiera escribir cantando, hasta tal punto me ha embargado, no por el precio de las entradas, sino en la segunda acepción de su significado, es decir, epatado, abrumado, encandilado que, contagiado por la emoción de los pulmones y las cuerdas vocales, siento el latido del corazón en el pecho, siento el hálito de la luz, aprecio la claridad de la casi luna llena que hay esta noche, y levito en el espacio que me lleva del metro a mi casa, y no puedo leer en el trayecto, solo recuerdo, no siento el calor, estoy escarchado, y ahora, el recuerdo de aquello me dicta estas palabras.
Porque no solo es el espíritu lírico, sino también el humor, y por ello, pretendo, aunque sea inútil transmitirles esa sensación alegórica y musical de la interpretación vocal, de la composición y las partituras, de la diversidad de géneros, el doremifasolsí del pecho… pero es inútil por mi torpeza, porque no sé escribir cantando ni sé cantar, aunque sea escribiendo. Para ello, mejor que mejor The Opera Locos y todo queda dicho.
The Opera Locos, de Yllana, en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío hasta el 31 de agosto
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