Tenis y pádel se han consolidado como dos de las actividades deportivas más practicadas en nuestro país. Ambos comparten raqueta o pala, pelota y una creciente legión de aficionados de todas las edades, pero sus similitudes acaban en la pista. Bajo esa apariencia de deportes hermanos, tenis y pádel plantean retos físicos muy distintos para quienes los practican. Y, con ellos, aparecen lesiones características que pueden condicionar la continuidad en el juego si no se adoptan las medidas preventivas adecuadas.
Entre la tradición centenaria y el boom reciente
El tenis, con su tradición centenaria y un componente más técnico y físico, ha sido durante décadas el deporte de raqueta por excelencia. El pádel, en cambio, ha experimentado un auténtico boom en los últimos años, gracias a su carácter social, su accesibilidad y la rapidez con la que permite disfrutar de un partido incluso para quienes nunca han sostenido una pala antes. Sin embargo, esa popularidad y su aparente sencillez esconden riesgos que conviene conocer. ¿Son las lesiones en tenis y pádel las mismas? ¿Qué debemos tener en cuenta para seguir jugando sin poner en peligro nuestra salud articular y muscular?
“En el tenis tenemos que diferenciar entre las lesiones en los deportistas profesionales, jugadores jóvenes de alta competición, jugadores jóvenes amateur y jugador veterano, en donde destacaremos en los profesionales las lesiones de la columna lumbar la más frecuente, y después tendremos las lesiones musculares, en los jugadores jóvenes tendremos lesiones de estrés óseas, en los jóvenes amateurs tendremos mayor lesiones tendinosas y articulares a nivel de hombro y codo y en el jugador veterano tendremos sobre todo lesiones articulares de rodilla y cadera, seguidas de lesiones musculares y tendinosas, mientras que en el pádel vemos con mayor frecuencia lesiones tendinosas a nivel de la rodilla, y lesiones musculares, especialmente a nivel del llamado tennis leg, que ahora se le llama Padel leg derivadas del cambio a nivel de la velocidad con la que se juega, el cambio físico mucho es mucho mayor y eso conlleva mayor exigencia a nivel músculo y tendón”, explica el doctor Ignacio Pérez Buendía, especialista de la Unidad de Traumatología y Medicina deportiva de la Clínica Tenis Teknon, perteneciente a Quirónsalud, grupo que actuará como Servicio Médico Oficial del Andalucía Málaga Premier Pádel P1.
El doctor Pérez Buendía asegura que las características propias de cada deporte marcan estas diferencias: el tenis exige desplazamientos más largos y exigentes, dado que en la categoría individual la exigencia es de un jugador/a , y las distancias son más largas, además que en los torneos de Grand Slam el tiempo de los partidos es mayor, y el cambio de superficie depende de la gira en la que se encuentren irán desde la pista Rápida, pista de tierra batida y hierba natural , mientras que el pádel combina giros bruscos, saltos y aceleraciones en un espacio más reducido, siempre en la misma superficie y siempre del mismo número sets, independientemente si juegas torneos Majors o Torneos P1,P2 o FIP. De hecho, en el tenis “las lesiones del hombro y el codo son más frecuentes debido al mayor protagonismo del saque y los golpes liftados, mientras que el pádel se asocia con esguinces, especialmente del tobillo, y lesiones musculares en el gemelo y el isquiotibial”, apunta el doctor Rafael López Arévalo, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Quirónsalud Málaga, centro de referencia del torneo que tendrá lugar entre el 13 y el 20 de julio. El Dr. López Arévalo añade que el uso de las paredes y el constante cambio de ritmo en el pádel multiplican el riesgo de traumatismos y caídas.
Perfiles diferentes
El perfil del jugador es también determinante. Mientras que el tenis suele estar más ligado a personas con un nivel físico consolidado o con experiencia previa en deportes de raqueta, el pádel se ha convertido en la puerta de entrada para muchas personas que se inician en la práctica deportiva o que regresan a ella tras años de inactividad. Esta circunstancia, sumada a la falsa percepción de que el pádel exige menos preparación física, incrementa, con el lema “preparémonos para hacer deporte y no hagamos deporte para prepararnos”.
La prevención es, en ambos casos, la mejor estrategia. Una buena preparación física que incluirá: Calentamiento o puesta en marcha antes de jugar, desarrollar un buen trabajo de fuerza adaptado para cada deporte, además de un buen trabajo aeróbico y de flexibilidad, esto le sumaremos un ejercicios funcionales específicos para cada deporte, preparando las estructuras para los gestos específicos de los mismos, son medidas básicas para reducir el riesgo de lesiones. La técnica y la elección correcta del material —raqueta o pala, zapatillas con el agarre adecuado y, en algunos casos, protectores o vendajes— nos pueden ayudar a un mejor rendimiento y una protección adecuada para evitar lesiones.
Otro elemento a tener en cuenta es el tipo de superficie: las pistas de tierra batida del tenis ayudan a amortiguar los impactos y favorecen que los desplazamientos tengan menor agresión a las articulaciones, mientras que las superficies del pádel, aunque diseñadas para este deporte, pueden favorecer caídas, resbalones y torsiones si no se utilizan las zapatillas adecuadas o si el mantenimiento de la pista no es óptimo.
En definitiva, tanto el tenis como el pádel son deportes con grandes beneficios para la salud física y mental, pero requieren un enfoque responsable para evitar lesiones. Escuchar al cuerpo, consultar al especialista ante las primeras molestias y seguir un plan de preparación adaptado al nivel y la edad del jugador marcarán la diferencia entre disfrutar del juego o acabar en la consulta del traumatólogo.