Septiembre siempre llega cargado de nuevas intenciones. Es un mes de transición: volvemos de las vacaciones, retomamos la rutina laboral o de estudios y parece el momento ideal para proponernos objetivos que durante el año se nos habían ido quedando en el camino. Uno de los más comunes es empezar a hacer deporte. Sin embargo, mantener la motivación y no abandonar a las pocas semanas es el verdadero reto. La clave está en comenzar poco a poco, con cabeza y constancia, para integrar el ejercicio en nuestra vida diaria sin que se convierta en una obligación inalcanzable.

¿Por qué septiembre es el mejor mes para retomar el deporte?

Tras el verano solemos sentir la necesidad de recuperar hábitos saludables. Además, el clima en septiembre es más agradable que en pleno verano: ni temperaturas sofocantes ni fríos intensos, lo que invita a entrenar al aire libre. También coincide con la vuelta a la rutina, lo que nos permite establecer horarios fijos para el ejercicio. Así, septiembre se convierte en el punto de partida perfecto para crear una base que nos acompañe los próximos meses.

Paso 1: Define tu objetivo realista

Uno de los mayores errores al empezar es plantear metas demasiado ambiciosas: correr una hora cada día, perder muchos kilos en poco tiempo o ir al gimnasio cinco veces por semana. Estos planes suelen terminar en cansancio, frustración y abandono. La clave es marcar un objetivo alcanzable: por ejemplo, caminar media hora tres veces por semana, entrenar en casa dos días o ir al gimnasio en días alternos. Lo importante es ir progresando poco a poco.

Paso 2: Elige un deporte que disfrutes

El deporte no tiene por qué convertirse en una tortura. Si odias correr, no empieces con el running. Quizás lo tuyo sea bailar, nadar, practicar yoga o hacer senderismo. Lo fundamental es que disfrutes la actividad, así será mucho más fácil mantenerla en el tiempo. Cada persona tiene un ritmo y unos gustos, por eso es importante encontrar ese deporte que se adapta a ti y no al revés.

Paso 3: Empieza con poco tiempo e intensidad

No necesitas largas sesiones. Con 20 o 30 minutos al día es suficiente al comienzo. Incluso si solo puedes dedicar 10 minutos para estiramientos o una caminata ligera, ya es un buen paso. La progresión será clave: primero lo importante es la constancia, no la intensidad. Una vez tengas el hábito, podrás aumentar tiempos, series o dificultad.

Paso 4: Planifica tus entrenamientos como una cita

Muchas veces abandonamos porque no organizamos nuestro tiempo. Apunta en tu agenda los días y horas en que harás ejercicio como si fueran compromisos laborales. Si esperas a encontrar un momento libre, es probable que nunca llegue. Dedicar esos 20 o 30 minutos diarios es invertir en tu energía, tu salud y tu bienestar.

Paso 5: Escucha a tu cuerpo

El entusiasmo inicial puede llevar a forzar demasiado. Es esencial escuchar las señales de tu cuerpo: dolores, exceso de cansancio o molestias persistentes son indicadores de que debes bajar el ritmo, descansar o adaptar el entrenamiento. El descanso también forma parte del progreso.

Paso 6: Rodéate de motivación

Entrenar con un amigo, apuntarte a un grupo o descargar una aplicación que registre tus progresos puede ser un incentivo extra. La motivación externa ayuda en esos días en los que cuesta más salir de casa. También puedes celebrar tu constancia con pequeños premios: comprarte una camiseta deportiva nueva o disfrutar de una comida especial tras varias semanas de esfuerzo.

Paso 7: Sé paciente con los resultados

Uno de los principales motivos de abandono es no ver resultados inmediatos. Pero el deporte no es magia: se trata de constancia. Los beneficios llegarán poco a poco, tanto en el físico como en el estado de ánimo y en la energía diaria. Notarás que duermes mejor, que te sientes más fuerte y que tu ánimo mejora.