La polémica que hay acerca de si debe estirar nada más finalizar un entrenamiento continúa suscitando debates entre los aficionados y quienes practican deporte. Y es que durante muchos años se defendió que estirar tras el ejercicio era una regla fundamental e indiscutible. Sin embargo, las investigaciones científicas más recientes han mostrado que la realidad no tiene por qué ser tan lineal. Este tipo de actividad aporta beneficios indudables, pero el cuándo y el cómo puede ser lo que distinga entre una buena recuperación o una práctica perjudicial para el organismo.

La importancia de estirar tras la actividad física

Realizar estiramientos suaves al finalizar la sesión servirá para ayudar a liberar la tensión alcanzada y mejorará la circulación. En ese momento justo, los músculos se encuentran calientes y receptivos, con lo cual el trabajo sobre la flexibilidad se puede llevar a cabo con un riesgo menor. No se refiere a hacer estiramientos largos e intensos, sino que se tratará de hacer movimientos breves que denotan relajación muscular y la sensación de descanso.

Cuándo hacer los estiramientos profundos

Los estiramientos más largos y exigentes deberían hacerse pasados unos minutos e incluso horas, cuando el músculo ha ido recuperando gran parte de su energía. De esta forma se disminuirá el riesgo de lesiones microscópicas y aumentará el rango de movimiento articular; incluirlos como una práctica relajada hará que la práctica se convierta en un ritual de bienestar físico y mental.

Tipos de estirar según el deporte practicado

Si el objetivo del entrenamiento son ejercicios con pesas o de resistencia muscular, es muy recomendable que la parte final de la sesión se dedique a los estiramientos estáticos localizados en las partes trabajadas y a ejercicios de movilidad articular que mantengan la amplitud del movimiento. Esta combinación ayudará a prevenir rigidez y al final del día permitirá al cuerpo relajarse más tranquilamente.

Tras actividades de cardio o alta intensidad

En deportes como el running o el ciclismo los músculos de la cadera posterior sufren una carga notable, así que los estiramientos dinámicos entran en acción para aliviar las sobrecargas y acortar riesgos a molestias posteriores; con sesiones como el CrossFit conviene dejar un par de minutos antes de estirar para no sobrecargar una musculatura fatigada, y también puede combinarse con respiraciones profundas para tratar de estabilizar la frecuencia cardíaca.

Herramientas para el estiramiento

El rodillo de espuma ha pasado a ser un aliado habitual que se usa como un automasaje que libera tensiones y mejora la circulación. También son útiles implementos tales como pelotas de automasaje, bandas elásticas o sesiones de yoga que permiten progresar en los estiramientos sin forzar mucho. Una esterilla deportiva permite obtener comodidad y seguridad al practicar estos movimientos.

Nutrición e hidratación

La dieta desempeña un papel clave en la recuperación de la musculatura; una alimentación abundante en proteínas magras, colágeno junto con vitamina C, potasio y magnesio, así como omega 3, favorecerá la regeneración de las fibras y la elasticidad de los tejidos. Mantenerse correctamente hidratado será también relevante: agua, frutas o verduras con mucha cantidad de agua ayudarán a mantener la flexibilidad de la musculatura y prevenir la aparición de calambres.

En definitiva, estirar siempre es bueno, pero hay que tener en cuenta el entrenamiento realizado y el momento para hacerlo. Es preferible una combinación de estiramientos suaves al final de la actividad con sesiones más profundas a lo largo del día; a esto le debemos sumar una buena nutrición, una buena hidratación, y el uso moderado de instrumental de recuperación. Con esta combinación, el cuerpo mantiene fuerza, elasticidad y un equilibrio que previene las molestias y permite un rendimiento mantenido.