Con el paso de los años, el ejercicio cardiovascular se ha presentado como una de las actividades físicas más indicadas para mejorar la salud. Siempre se ha dicho que correr, nadar, montar en bici o incluso caminar rápido activa el sistema cardiovascular, regula el peso y mejora el ánimo. No obstante, hacer cardio todos los días sin alternar dicho entrenamiento con otro tipo de disciplina puede tener efectos perjudiciales para el organismo. Aunque aporta ciertas ventajas no discutibles, el practicar cardio a diario y de forma exclusiva supone limitar los resultados, además de exponer el cuerpo a ciertos riesgos que es conveniente tener en cuenta.

Beneficios del cardio en la rutina diaria

El corazón responde favorablemente a la actividad cardiovascular. En cada sesión, el músculo cardíaco trabaja, se ejercita, se tonifica y, en consecuencia, se hace más eficiente a la hora de bombear sangre. En un período medio, se benefician la circulación sanguínea, la presión arterial disminuye y menor es el riesgo de padecer enfermedades coronarias.

Impacto en el control del peso

El cardio es un gran aliado en el proceso para la pérdida de grasa del cuerpo. Aumentando el gasto energético, el cardio ayuda a quemar más calorías durante el ejercicio realizado. Acompañado de alimentación equilibrada se convierte en una gran herramienta a la hora de controlar el peso de una persona y el porcentaje de grasa que esta puede llegar a tener.

Aumento de la resistencia física

Correr o nadar son actividades que nos pueden ayudar a optimizar la capacidad pulmonar y la utilización de oxígeno. Esto va a generar una mejora en la tolerancia al esfuerzo y nos facilitará tener más energía y, por tanto, ser más capaces de afrontar las demandas físicas a las que nos enfrentamos en el día a día.

Regulación del estado de ánimo y el sueño

La actividad cardiovascular incrementa la secreción de endorfinas, que son hormonas que producen bienestar y disminuyen el estrés. El gasto energético asociado también favorece un mejor sueño, equilibrando los ritmos circadianos y limitando los episodios de insomnio.

Riesgos de entrenar cardio todos los días

El mero entrenamiento cardiovascular no aporta el mismo grado de estimulación al desarrollo de la masa muscular que los ejercicios de fuerza. A largo plazo provoca una pérdida efectiva de tejido magro y, en todo caso, menor potencia y una apariencia menos endurecida en la parte superior del cuerpo.

Estancamiento en el progreso

El cuerpo se adapta rápidamente a aquellos estímulos que se estructuran en base a la repetición. Si se lleva a cabo una actividad física cardiovascular diariamente, pero sin modificar la intensidad ni la modalidad de la misma, el rendimiento se estancará, los avances disminuirán y los resultados que pretendemos no se obtendrán.

Aumento del riesgo de lesiones

La insistente repetición de los mismos movimientos, sin intercalarlos con ningún otro tipo de disciplinas, agrava el desgaste articular y muscular. Esto hace incrementar la posibilidad de incurrir en tendinitides, sobrecargas o molestias por exceso.

El descanso constituye una parte fundamental para cualquier programa de entrenamiento, puesto que la ausencia de días de recuperación conlleva fatiga física y mental, deterioro del sueño, disminución de la motivación, e incluso se merma la efectividad del sistema nervioso y muscular.

Cardio con otros entrenamientos

El equilibrio óptimo, alcanzado al combinar el cardio con ejercicios de fuerza y movilidad y descanso activo, es el objetivo. Tal combinación estimula distintos grupos musculares, evitando el aburrimiento y aumentando el rendimiento global.

Adaptar la frecuencia a cada objetivo

El entrenamiento cardiovascular debe adaptarse a las propias metas y, en muchos casos, son suficientes entre 2 y 4 sesiones semanales. Aprovechar el descanso permite reparar y fortalecer el organismo, y así poder lograr pequeños avances de manera continua.