El atractivo rústico y acogedor que poseen las estufas de leña ha llevado a su uso en un importante número de hogares de Europa, sobre todo en un contexto de precios elevados de los combustibles fósiles y, a la vez, por la creciente promoción de la madera como energía de carácter renovable. Sin embargo tras este fenómeno se oculta un riesgo invisible que pone el peligro a la salud respiratoria y el aire interior de las viviendas. Según los últimos trabajos el calor de la leña no siempre es tan inocuo como parece y su repercusión está muy lejos de ser únicamente estético, energético o económico.

El auge de las estufas de leña en Europa

El uso de combustibles sólidos ha crecido de una forma constante durante la última década. En países como Reino Unido los niveles de emisiones generadas por la leña ha aumentado el doble de la cantidad medida en 2009, pasando de 3.200 toneladas emitidas en ese año a más de 6.000 en el 2023; este aumento se interpreta a menudo como una respuesta cultural o energética, pero además también puede considerarse un reto medioambiental que ha situado las estufas de leña entre las prioridades del debate internacional sobre salud y sostenibilidad.

Aumenta la contaminación

Actualmente, aproximadamente el 20% de la contaminación por partículas finas PM2,5 en el Reino Unido tiene su origen en combustibles sólidos domésticos, frente a un 4% generado por los vehículos de carretera. Estos datos demuestran que el origen del problema no queda restringido al medio exterior, sino que comienza en la propia vivienda para luego salir al exterior y, por tanto, la exposición afecta a residentes y transeúntes a la vez.

Riesgos ocultos de las estufas en el hogar

La exposición crónica al humo de leña produce un empeoramiento en la capacidad respiratoria. Recientemente, se han esclarecido estudios que han revisado la relación entre el volumen de aire exhalado en un segundo (FEV1), como un marcador clave en el seguimiento de la evolución de la función pulmonar; las estufas de leña como calefacción en esta área presentan un deterioro más pronunciado en el sistema respiratorio en comparación con los individuos que no las utilizan, aun cuando se tiene en cuenta parámetros como la edad o el estado general de los participantes.

Daños comparables al humo del tabaco

Las pequeñas partículas que son expulsadas por la combustión de la madera irritan de forma muy similar los tejidos del aparato respiratorio que el tabaco. En este caso también aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas como el asma o la EPOC y aumenta la necesidad de tratamiento con medicación y de visitas hospitalarias en las áreas con mayor índice de uso de estufas. La evidencia científica señala que estas partículas no solo afectan a las vías respiratorias, sino también al sistema cardiovascular.

Salud pública

La relevancia de estos hallazgos científicos pone de manifiesto la necesidad urgente de establecer políticas explícitas sobre la utilización de estufas de leña en los hogares europeos. A pesar de que se trata de modelos cuya construcción es avanzada, incluso las estufas de diseño ecológico producen emisiones que no están exentas de riesgos para personas que tienen un contacto diario con ellas.

Conciencia ciudadana como primera barrera

La información y la prevención son herramientas que pueden ayudar a que el impacto se vea reducido. Si se conocen los efectos negativos para la salud, las familias pueden tomar decisiones al respecto. Así mismo, los profesionales de la salud también deben considerar alertar del uso doméstico de estufas de leña y poder explicar cómo puede afectar al sistema respiratorio en el futuro.