Al llegar a los 40 años de edad, el organismo pasa por una serie de transformaciones metabólicas y hormonales muy esenciales para la absorción y la asimilación de los nutrientes. La masa muscular va disminuyendo, el metabolismo se va haciendo más lento y la densidad del tejido óseo va cediendo. En este periodo, el conservar una buena dieta equilibrada y reforzarla con suplementos vitamínicos específicos puede ser muy importante para el estado de salud, el bienestar y para frenar el desarrollo de enfermedades de tipo crónico.
La importancia de los suplementos
El proceso de envejecimiento altera la forma de asimilación de los nutrientes por parte del organismo; la reducción de la producción ácida en el estómago propicia la dificultad de absorción de algunas vitaminas, como la B12, o la disminución de la producción hormonal en la mujer, puede favorecer la pérdida de calcio y de masa ósea. En todo caso, la falta de actividad física ola exposición solar insuficiente, beneficia la falta de vitamina D, muy necesaria para la correcta salud ósea y cardiovascular.
En este sentido, los suplementos vitamínicos hacen función de "tapón" para carencias que la alimentación, de manera espontánea, no siempre puede llegar a cubrir. La incorporación controlada y personalizada ayuda a mantener la energía, potenciar el sistema inmunitario y disminuir el riesgo de enfermedades metabólicas.
La vitaminas más importantes
Entre las más relevantes encontramos la vitamina B12 que resulta fundamental para la actividad cerebral y la producción de glóbulos rojos. La vitamina D es necesaria para la absorción del calcio, y el magnesio lleva a cabo la función de regular la presión arterial y la actividad de los músculos; también son imprescindibles el potasio, que protege el sistema cardiovascular, así como los ácidos grasos omega-3, aliado por su potencial antiinflamatorio y por sus beneficios a nivel cognitivo.
Suplementos recomendados
Vitamina B12, calcio y magnesio
La vitamina B12 es esencial para la memoria y la energía celular; su déficit puede producir problemas neurológicos y una sensación de mayor fatiga, por lo que se aconseja reforzar su consumo a partir de los 50 años. El calcio, presente en lácteos, almendras y espinacas, ayuda tener unos huesos fuertes, pero el exceso a través de suplementos se debe controlar, ya que podría llegar a ser contraproducente para la salud y dar lugar a factores de riesgo cardiovascular. Por su parte el magnesio se presenta en muchísimas reacciones de enzimas y promueve la absorción del calcio, además de prevenir la hipertensión.
Potasio, omega-3 y probióticos
El potasio resulta ser de una gran ayuda para equilibrar los niveles de sodio, así como también para llegar a mantener la presión arterial en valores saludables. Los omega-3, de los que son especialmente ricos el pescado graso y las semillas ayudan tanto a proteger el corazón como a enlentecer el envejecimiento celular; los probióticos equilibran la microbiota intestinal, ayudan a mejorar la digestión e influyen en la regulación del peso, sobre todo en las personas que tienen un metabolismo más lento.
Integrar los suplementos sin riesgos
Los complementos benefician al cuerpo pero no sustituyen una buena alimentación; las frutas, las verduras, las legumbres y las proteínas magras son y deben seguir siendo la principal fuente de nutrientes. La incorporación de los complementos adecuados se debe hacer a través de un control médico para evitar duplicidades o interacciones con los medicamentos que la persona consume.
Hábitos para la absorción de vitaminas
La correcta práctica de actividad física, dormir bien y mantener una adecuada hidratación, permiten optimizar la extracción de los nutrientes. También la exposición solar, lógica y moderada, facilita la síntesis de vitamina D. Una rutina saludable y equilibrada, implica que los suplementos pueden actuar como un buen refuerzo para preservar la energía y la vitalidad pasada la cuarentena de años.
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