La hora del desayuno puede ejercer más influencia de lo que parece tener sobre el bienestar general. De acuerdo con la nutricionista y bióloga Asun González, el organismo humano y su microbiota —el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino— forman parte de un reloj biológico que, de hecho, se ve influido por las comidas de cada uno. Respetar esos ritmos es fundamental para seguir disfrutando de una digestión equilibrada, de una energía estable y de un metabolismo favorecido.
La importancia del desayuno en el equilibrio del cuerpo
El ser humano no solo necesita nutrientes, sino que también requiere horarios específicos. Es el caso de la microbiota, cuenta con su propio ritmo y, por tanto, se puede quebrantar si se come fuera del horario. González también apunta a que lo idóneo sería desayunar a las nueve de la mañana e ir a cenar antes, sobre las cuatro de la tarde. Aunque para muchos es un horario poco habitual en España, sí se adapta mejor a los ritmos mediante la luz solar y facilita también la función de digestión.
Romper el orden interno establecido puede generar desequilibrios que el organismo se encargará de traducir en síntomas como la hinchazón, la existencia de gases o una cierta sensación de pesadez. Estos síntomas nada más lejos de ser "normales" son el reflejo de una alteración de la microbiota que, mantenidas en el tiempo, pueden derivar en problemas digestivos crónicos.
Desayunar tarde, una estrategia saludable
Al modificar la primera comida del día, lo que se hace no es dejar de consumirla, es preparar al organismo para asimilar la comida. Un desayuno más tarde favorece los ritmos naturales del ayuno nocturno y concede más tiempo al sistema digestivo para finalizar las fases de limpieza interna. Fomenta, además, la estabilidad de las cifras de azúcar y de energía del día.
Escoger un desayuno con alimentos frescos dentro de la dieta pesco-mediterránea favorece esta función relacionada con la intimidad. Lo relevante es darle preferencia a lo que se puede denominar natural antes que a lo ultraprocesado, y tratar de descender el consumo de azúcar, cafeína y productos industriales.
El papel del desayuno en la salud intestinal
El intestino actúa como un "segundo cerebro" que mantiene comunicación con el resto del cuerpo. Su correcto funcionamiento depende e lo que se ingiere y del momento del día en el que se ingiere. La profesional de la nutrición destaca que los microorganismos del intestino humano también poseen un ritmo circadiano y presentan pausas para llevar a cabo una correcta regeneración. El hecho de comer de madrugada o el abuso de las cenas copiosas condiciona ese mismo descanso.
El cuerpo humano no ha tenido tiempo para adaptarse a los hábitos de vida contemporáneos: comidas a destiempo, acompañadas de estrés permanente y de pantallas antes de acostarse. La consecuencia acaba traduciéndose en una microbiota alterada, que puede verse reflejada en la piel, en la capacidad de concentración o en el estado de ánimo.
Cuando el intestino pierde el equilibrio
El crecimiento excesivo bacteriano en el intestino delgado (SIBO) es una de las consecuencias más frecuentes de ese desequilibrio. El tratamiento no debe basarse en soluciones rápidas, sino que ha de centrarse en lo que origina el desajuste. Estrés, antibióticos y desequilibrio en la dieta son el detonante habitual.
La recuperación requiere una estrategia en su conjunto que contemple el uso de probióticos y prebióticos, además atender a una alimentación alineada con los ritmos naturales; cuidar los horarios, descansar bien, mantener rutinas sencillas es la receta más eficaz para restaurar el estado del equilibrio intestinal y, con él, la salud en general.
Recuperar hábitos naturales para mejorar el bienestar
Hoy en día, nuestras costumbres han cambiado a una velocidad que el cuerpo no ha podido soportar. Retornando a lo básico -dormir bien, comer comida sana y tener horarios fijos- podemos encontrar la forma reconciliada de bienestar.
El reloj interno como aliado de la salud
Respetar los ritmos del cuerpo, sobre todo en lo que se refiere al desayuno, contribuye a que la microbiota actúe en equilibrio. Este equilibrio tiene un reflejo visible en la digestión, en el bienestar energético, en la capacidad de concentración, en el propio estado de ánimo o, incluso, en la salud en su conjunto. Tomar el desayuno a la hora correcta puede ser, en suma, un gesto sencillo que tiene profundas implicaciones saludables.
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