Elegir un buen cepillo de dientes es muy importante para cuidar la salud bucodental, más de lo que muchos creen. Las alternativas son muchas, diferente tamaños, materiales sensibles..., y hay que saber identificar cuáles contribuyen a una limpieza eficaz sin dañar las encías y sin agredir el esmalte. Una buena elección puede ayudar en la mejora de la higiene habitual, reducir la sensibilidad, prevenir la retracción de las encías o la actividad de la placa. Para no caer en los errores típicos, es muy importante detenerse en los elementos que verdaderamente son relevantes y reflexionar cómo cada opción es válida en relación a las necesidades de la boca de cada uno.

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Factores para escoger un cepillo de dientes

El cabezal del cepillo de dientes debe acceder sin problemas a cualquier sector de la boca. Los cabezales pequeños son más apropiados para los sectores reducidos y facilitan la limpieza minuciosa. Los cabezales redondos hacen más fácil llegar a la línea de las encías y a los espacios dentarios. Los cabezales angulados fomentan el contacto con las superficies difíciles y favorecen el cepillado en las zonas posteriores.

Tipo de cerdas

Las cerdas blandas son la opción más equilibrada, remueven la placa sin dañar el esmalte y se convierten en un recurso cómodo para personas con sensibilidad. Las cerdas intermedias aportan una limpieza más intensa, pero en algunas ocasiones no son adecuadas para todas las encías. Las cerdas duras ejercen demasiado esfuerzo, y pueden ser responsables de la irritación, el sangrado o el desgaste, por lo que no son una opción muy recomendable para un uso diario.

El cepillo de dientes perfecto

La ergonomía del mango en el cepillo determina la calidad del control durante la maniobra. Las versiones antideslizantes permiten un mejor movimiento y facilitar el alcance con el cepillo de cada zona. Los mangos flexibles absorben parte de la presión y disminuyen el riesgo de fricción excesiva sobre las encías. La principal elección pasa por un diseño que sea satisfactorio en el agarre, al tiempo que sea estable y se adapte a la mano del usuario.

Eléctrico o manual

Ambos tipos de cepillos de dientes pueden dar muy buenos resultados si son utilizados correctamente. El cepillo manual permite controlar tanto la presión como el ritmo, mientras que los cepillos eléctricos garantiza movimientos continuos que favorecen una higiene más uniforme. Los modelos eléctricos son privilegiados para los pacientes con poca destreza manual, los portadores de ortodoncia o las personas que tienden a acumular placa en exceso. Elegir un cabezal pequeño y cerdas suaves, sea manual o eléctrico, favorece una higiene más respetuosa del tejido gingival.

Cómo realizar una limpieza eficaz

Más que el tipo de cepillo, es importante la técnica. El cepillo está en una posición de 45 grados con respecto a las encías y permite eliminar la placa, que es donde más se acumulan los restos. Los movimientos deben ser cortos y suaves, ya sea de arriba-abajo o en pequeños círculos. Dividir la boca en cuatro partes y dedicarle un medio minuto a cada una. En total, la limpieza debe durar, al menos, dos minutos, e incluir la lengua donde se hallan las bacterias del mal aliento.

Cuándo renovar el cepillo de dientes

El uso paulatino del cepillo significa un menor rendimiento con el paso del tiempo, lo que deriva en un mal cepillado, pues las cerdas abiertas ya no llegan a eliminar bien la placa y pueden llegar a dañar las encías. Sería recomendable cambiar de cepillo (o de cabezal de cepillo eléctrico) cada tres meses. También se recomienda hacerlo antes si las cerdas están deformadas o si ha habido un proceso infeccioso. Mantener el cepillo seco y protegido permite que su duración y su resultado sean mucho mejores, además de ser calve para la salud bucodental.

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