La postura condiciona la movilidad, la estabilidad y el bienestar cotidiano, sobre todo a partir de los 50 años de edad. Un ejercicio simple, la práctica de unos pocos minutos al día, da la oportunidad de reforzar la musculatura del tren superior, alinear la columna y mejorar el equilibrio. La práctica cotidiana será la responsable de cambios espectaculares en menos tiempo del que imaginas; se puede practicar en todos los niveles, es una herramienta eficaz para las personas que buscan reforzar su espalda y llevar una vida activa y segura.
Fortalecer la espalda y ganar estabilidad
Beneficios para el tren superior
Las elevaciones laterales de brazo activan de forma directa toda la parte de deltoides lateral junto con otros músculos que sostienen hombros, cuello y la parte alta de la espalda, a la vez que la musculatura responde rápidamente al estímulo y aumenta su capacidad para soportar cargas cotidianas (desde mover bolsas hasta levantar objetos de casa). Este tipo de trabajo cotidiano mejora la estabilidad de la articulación del hombro que, además, favorece patrones de movimiento más seguros y fluidos.
Impacto a partir de los 50
Con el paso de los años, la prioridad aumenta para reforzar esta zona, puesto que el envejecimiento acelera la pérdida de masa muscular. Con este ejercicio se ayuda a frenar ese proceso y aportamos mayor seguridad al andar, evitando tropiezos y lesiones típicas de la madurez. La mejora de la postura se hace evidente tanto en la posición de pie como al ejecutar tareas de larga duración, generando cómodos alivios en la zona lumbar y cervical.
La postura de la espalda
La técnica de las elevaciones laterales implica mantener la espalda recta y el abdomen firme. Esta activación conjunta permite contribuir a la corrección de los vicios posturales adquiridos por el sedentarismo; a medida que el cuerpo se va habituando a mantener esta alineación, la postura se va corrigiendo tanto en reposo como en movimiento, la columna retiene menos presión innecesaria y los músculos estabilizadores se vuelven más eficaces.
Mejor rendimiento en tareas cotidianas
El desarrollo de los músculos del hombro ayuda que las articulaciones incorporen un trabajo más coordinado. De esta forma, las actividades más sencillas, como guardar objetos en los armarios altos o mover pequeñas cargas, son más agradables. Disminuye la sensación de rigidez y se aumenta la movilidad, evitando compensaciones que suelen crear dolores persistentes en la parte media y baja de la espalda.
Cómo realizar correctamente el ejercicio
Para poder ejecutar el ejercicio de manera correcta hay que estar de pie, de forma horizontal a nivel de la cadera (los pies deben estar alineados con el ancho de la cadera en su equipo) y las puntas de los pies mirando hacia el frente; con cada mano se debe sostener una mancuerna ligera justo a los lados de las piernas.
El torso se mantiene en posición erguida, permitiendo la mirada al frente y la espalda alineada. Desde la anterior posición, los brazos se extienden hacia los lados, en posición horizontal, estirados y en ligero reclinado, sin llegar a la altura de los hombros. Después deben ir disminuyendo para alcanzar el punto inicial de la ejecución. Realizando varias repeticiones continuadas se crea un trabajo eficiente y seguro.
Adaptación menos exigente
Las personas que presenten limitaciones podrán realizar el ejercicio sentados en una silla. La técnica no varía, pero la exigencia es de menor intensidad, por lo que resulta accesible para cualquier persona que empiece a practicar o para aquellas que muestren algún tipo de molestia preexistente. Esta forma de ejecutar el ejercicio tiene las ventajas del movimiento y también permite proseguir de una forma segura hacia una versión más intensa.
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