La lectura compartida entre padres e hijos ha sido históricamente una actividad fundamental para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Sin embargo, un reciente estudio publicado por HarperCollins UK revela un preocupante descenso en esta práctica, especialmente entre los padres de la Generación Z, quienes consideran que leer a sus hijos “no es divertido”.

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Descenso histórico en la lectura infantil

Según el informe, menos de la mitad (41%) de los niños de cuatro años o menos son leídos frecuentemente en casa, una cifra que contrasta drásticamente con el 64% registrado en 2012. 

Este descenso no solo afecta a los más pequeños: solo un 32% de los niños de 5 a 10 años elige leer por placer, frente al 55% de hace poco más de una década. 

El fenómeno es aún más pronunciado en los niños varones, quienes, incluso antes de saber leer, son menos propensos a que se les lea en comparación con las niñas.

¿Por qué la Generación Z lee menos a sus hijos?

La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, es la primera en crecer completamente inmersa en la era digital. A diferencia de los millennials o la Generación X, que recuerdan un mundo previo a internet, los padres de la Generación Z tienden a ver la lectura más como una materia escolar que como una actividad lúdica o enriquecedora. 

Esta percepción se traduce en una menor motivación para compartir libros con sus hijos.

El estudio también señala otros factores que contribuyen a esta tendencia: muchos padres afirman que leer a sus hijos no les resulta divertido o que desearían tener más tiempo para hacerlo. 

Además, algunos mencionan que la carga de tareas escolares de los niños deja poco espacio para la lectura recreativa en casa.

Impacto de la falta de lectura compartida

Diversas investigaciones han demostrado que leer en voz alta a los niños tiene un impacto positivo en su percepción y disfrute de la lectura. Según Alison David, directora de Consumer Insight en Farshore y HarperCollins Children’s Books, “ser leído hace que la lectura sea divertida para los niños. Es preocupante que muchos estén creciendo sin una cultura de lectura feliz en casa”.

La evidencia es clara: los niños a quienes se les lee diariamente tienen casi tres veces más probabilidades de elegir leer por sí mismos en comparación con aquellos que solo reciben lecturas semanales. 

Esto sugiere que la lectura compartida no solo fomenta el gusto por los libros, sino que también impulsa la autonomía lectora.

¿Cómo revertir la tendencia?

A pesar del panorama actual, los expertos insisten en que nunca es tarde para empezar o retomar el hábito de leer con los hijos. Crear rutinas de lectura, elegir libros acordes a los intereses de los niños y buscar momentos de disfrute compartido pueden ser estrategias efectivas para recuperar la cultura lectora en el hogar.

La caída en la lectura compartida refleja un cambio generacional influido por la tecnología y las nuevas dinámicas familiares. Sin embargo, el papel de los padres sigue siendo clave: fomentar el amor por la lectura desde casa puede marcar la diferencia en el desarrollo y el futuro de los niños.

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