Cuando el termómetro se eleva, no solo se debe resguardar del sol para evitar el calor o la deshidratación. Lo que se come puede ser la diferencia entre un buen estado de ánimo y un golpe de calor. Durante el verano, el cuerpo necesita menos alimentos energéticos, siendo necesaria una mayor hidratación y la ingestión de alimentos más ligeros. Ajustar la dieta a las altas temperaturas es único para poder mantener un estado de bienestar y para prevenir problemas que pueden comprometer la salud en los días más calurosos.

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Alimentos y la temperatura corporal

Frutas y hortalizas de temporada

En la época de calor, las frutas y hortalizas son más importantes. Más del 90 % de agua en su composición les hace ayudar a la lucha contra la deshidratación de una forma natural, además de enriquecer el organismo con vitaminas, minerales y antioxidantes. La suma de alimentos como el melón, la sandía o el pepino implica favorecer la hidratación sin la única necesidad de beber agua. Estos alimentos, además, aportan fibra con pocas calorías, lo que permite (o facilita) digestiones rápidas y ayuda a que el cuerpo no produzca calor innecesario para procesar los alimentos.

Cambiar la carne por pescado

No todo son frutas en la época estival. Cambiar la carne roja por pescado es una sabia alternativa. El pescado, sobre todo el azul, es más fácilmente asimilarlo, más ligero y produce menos calor; por consiguiente, el organismo no requerirá de tanta energía para su digestión. Asimismo, su perfil nutricional se integra a la perfección con una alimentación más ligera y beneficiosa. Se trata de una preparación al vapor o a la plancha. Estas modalidades culinarias lo transforman en una elección óptima para el clima cálido.

Alimentos que debes evitar

Comidas saladas y azucaradas

Los platos con mucha sal, muy comunes en la comida fuera de casa, pueden provocar la retención de líquidos, el aumento de la sed y afectar el equilibrio arterial. Pero los azúcares añadidos, con presencia elevada en los refrescos y los zumos procesados, provocan mediante un mayor esfuerzo metabólico que la temperatura del cuerpo se eleve. Optar por aliños naturales, por frutas enteras, por agua, es la mejor solución para una adecuada hidratación sin perder el equilibrio a nivel orgánico.

Cuidado con las bebidas frías y el alcohol

Las bebidas muy frías proporcionan alivio inmediato, aunque pasajero; hacen gastar energía al cuerpo para igualar temperaturas, lo que puede ocasionar otra pérdida de líquidos. Beber a temperatura ambiente es más adecuado de cara a un mayor tiempo prolongado.

El alcohol, por otro lado, provoca deshidratación y, por tanto, cada vaso provoca una pérdida de agua mucho mayor que la que se ha ingerido. Y, además, no contribuye a regular la temperatura del cuerpo. En su caso, lo óptimo es moderar la cantidad que se ingiere y acompañarla siempre de agua.

Comidas con alimentos ideales para el verano

Una manera práctica de alimentarse sin complicaciones es elegir un plato único. Combinando verduras frescas, proteínas magras, grasas saludables y carbohidratos complejos, podemos obtener en un único plato una comida equilibrada, saciante, de digestión ligera, que permite al organismo mantenerse fresco sin tener que hacer mella en el aparato digestivo.

Mayor bienestar con la comida

La disminución del consumo calórico en época estival puede ser un gran aliado con respecto a el mantenimiento del equilibrio térmico del cuerpo. Cuando consumimos menos calorías, el propio organismo produce menos calor en la digestión de dicha comida. De este modo, podemos aprovechar el verano para decidirnos por comidas más ligeras, de tal forma que podamos cuidarnos y evitar riesgos en relación con las temperaturas extremas.

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