A medida que llega el calor, beber agua no es solo una cuestión de bienestar, sino de salud. Debido a las altas temperaturas, la humedad, el aumento de la actividad física, en general, perdemos más líquidos de lo habitual. Reponerlos de forma óptima puede parecer obvio, sin embargo, puede ser de lo más difícil y afectar la salud y el rendimiento físico y mental.
¿Por qué necesitamos más agua en verano?
Con la llegada del verano, las temperaturas altas hacen que nuestro cuerpo ponga en marcha su mecanismo de refrigeración natural, la sudoración. Pero cada gota de sudor que pierde nuestro cuerpo implica una pérdida de agua y de electrolitos importantes. En un día caluroso, una persona activa puede perder a través del sudor de tres a cuatro litros de agua.
La humedad frena la evaporación del sudor
En climas húmedos, como por ejemplo en las zonas de costa, la evaporación de la sudoración es mucho más lenta. Esta circunstancia obliga a que el cuerpo empiece a sudar de nuevo con mayor intensidad para tratar de enfriarse, lo que conlleva a una mayor pérdida de líquidos. Por este motivo, la necesidad de beber agua se multiplica aun cuando no se realizan grandes esfuerzos.
Los efectos de la deshidratación en el organismo
La pérdida del 2% del peso corporal en agua puede producir una reducción relevante en la técnica, la concentración, las capacidades físicas. Para una persona que pese 75 kilos un litro y media de pérdida sería un 2% de su peso corporal. Esto puede pasar sin esfuerzo en menos de una hora de ejercicio continuado al aire libre al sol.
La deshidratación afecta el estado de ánimo
Un experimento realizado con estudiantes reveló que tras 36 horas sin agua, sufrían fallos de memoria a corto plazo, debilidad y cambios de ánimo. Los efectos desaparecieron rápidamente cuando estos estudiantes iniciaron una adecuada hidratación.
¿Cuánta agua debes beber en verano?
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria propone como cantidades diarias recomendadas para mujeres y hombres 2 y 2,5 litros respectivamente. Sin embargo, estas cifras pueden ser insuficientes en épocas calurosas. Un consenso más exhaustivo recomienda un total de 2,7 litros para las mujeres y 3,7 litros para los hombres, incluyendo el agua que proviene de los alimentos y otras bebidas.
Agua extra por calor y actividad física
En el verano y si se realiza actividad de forma moderada, se recomienda incorporar al mínimo medio litro de agua por cada hora de ejercicio. En el caso de que las temperaturas sean muy altas, se recomienda incrementar el aporte hasta 1 a 2 litros adicionales al día. Y, por último, recuerda: no esperes a tener sed para hidratarte.
Incorporar más agua a tu día a día
La sensación de sed es una reacción tardía que aparece cuando ya nos hemos deshidratado algo. Además, hay personas, como los ancianos, que tienen esta sensación de sed disminuida. Por lo tanto, hay que beber agua a lo largo del día, aunque no se sienta la necesidad de ello.
Alimentos y hábitos que hidratan
Las frutas y hortalizas que tienen un alto contenido en agua son muy útiles. La sandía, el melón, el pepino, la lechuga y las fresas pueden ayudarte a mantener un nivel de hidratación óptimo. No uses la cerveza como bebida para saciar tu sed porque ayuda a deshidratar.
Beber agua en verano es una necesidad y su consumo deberá incrementarse en relación al habitual, para reponer el agua que se pierde por el calor, el sudor y la práctica del deporte o la actividad física. Escucha tu cuerpo sin esperar el cansancio, ya que el agua puede ser tu mejor aliada si la bebes antes de sentir sed. La prevención es la mejor estrategia: está suficientemente hidratado para rendir mejor, sentirte mejor y proteger tu salud.
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