Las espinacas han logrado dejar de ser tan solo un acompañamiento en los platos, convirtiéndose en los protagonistas de muchas recetas saludables hoy en día. El sabor suave, la facilidad para preparar platos con las espinacas y su altísimo valor nutricional han hecho que cada vez más personas las incorporen a su alimentación diaria.

Los beneficios de comer espinacas a diario

La incorporación de espinacas en la dieta diaria puede resultar altamente beneficiosa para la salud. Esta verdura tiene una gran concentración de hierro, calcio, magnesio y vitaminas A, C, E y K, nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Los antioxidantes que contiene permiten anular los radicales libres y, por tanto, el riesgo de padecer enfermedades degenerativas.

Del mismo modo su alto contenido en fibra favorece el tránsito intestinal y contribuye positivamente en la digestión además de poder ayudar en el control del colesterol. Ingerir espinacas diariamente es una buena forma de contribuir a tener un peso adecuado ya que son saciantes y con un bajo aporte calórico.

Una aliada para prevenir enfermedades

Las espinacas han sido igualmente vinculadas a beneficios concretos para la salud. Son un soporte natural en la prevención de la anemia por su contenido en hierro vegetal, especialmente si las espinacas se asocian con alimentos ricos en vitamina C que favorezcan su absorción.

Igualmente ayudan a regular la presión arterial por su contenido en potasio, y para fortalecer los huesos por su contenido en vitamina K. Y, por si fuera poco, su consumo habitual mejora la memoria y la atención, siendo por ello una buena opción para cualquier edad.

Riesgos de consumir espinacas en exceso

Sin embargo, a pesar de que las espinacas tienen muchas ventajas, no debemos confundir más cantidad como más beneficios. La ingesta diaria de espinacas en cantidades ingentes puede desarrollar algunas desventajas, sobre todo en personas con determinadas condiciones.

Por ejemplo, las espinacas tienen un alto contenido en potasio y pueden plantear problemas para los enfermos con insuficiencia renal, porque sus riñones no son capaces de eliminar el exceso de potasio. También, las espinacas pueden también contribuir a la disminución de la absorción de minerales, como los de calcio o hierro, ya que su contenido en oxalato puede interferir con la absorción de estos minerales si se componen en grandes cantidades.

Problemas digestivos e intestinales

El consumo excesivo de fibra de las espinacas también puede jugar en tu contra. Aunque favorecen el tránsito intestinal, si se ingieren en cantidades muy superiores a las porciones recomendadas pueden causar molestias como hinchazón, gases o diarrea. Pero además, una ingesta muy abundante de espinacas crudas puede incrementar el riesgo de formación de cálculos renales en personas predispuestas a ello a causa de su contenido en oxalatos. Por lo tanto, lo mejor es alternarlas con otras verduras y cocinarlas de forma adecuada para así reducir dichos compuestos.

Cómo incorporar espinacas sin riesgos

Una de las grandes cualidades de las espinacas es su versatilidad: puedes comerlas de muchas maneras, crudas en ensaladas, salteadas, en tortillas, batidos, sopas. Para reducir los efectos del ácido oxálico la mejor opción es cocinar al vapor o hervir poco.

La mezcla de las espinacas con el consumo de otros alimentos de origen vegetal ricos en vitamina C (como los cítricos o el tomate) potencia la absorción del hierro y equilibra su efecto en el organismo.

Escucha a tu cuerpo

Como cualquier alimento, la clave está en la moderación. Comer espinacas todos los días puede ser saludable, siempre que la cantidad que tomes sea moderada y la consumas dentro de una dieta variada. Escucha las señales que te envía el organismo y, ante la duda o si tienes alguna patología, consúltalo con un nutricionista o un profesional de la salud.

Las espinacas representan un inmenso recurso nutritivo, pero como todo en lo que respecta a la alimentación, su consumo debe realizarse de una forma consciente, equilibrada y estable, aprovechando sus propiedades, pero sin excesos. Tu organismo te lo agradecerá.