Cuando llega el verano, el organismo requiere de productos que sean ligeros, energéticos y de fácil digestión. Las altas temperaturas invitan a dejar de consumir lo que resulta pesado y elijamos opciones más saludables. Dentro de esa búsqueda de comida funcional y sano, los frutos secos son un producto perfecto, puesto que son una elección que ofrece nutrientes, tienen energía en pequeñas dosis, y puede ser consumido a cualquier hora del día.
Beneficios de los frutos secos en verano
En los meses de verano, la acción de las altas temperaturas y la deshidratación contribuyen a la aparición de una fatiga física y psíquica. Para conseguir la recuperación de esta sobrecarga física, es favorable integrar en la dieta diaria frutos secos, ya que poseen un alto contenido energético. Las almendras, nueces, pistachos o anacardos proporcionan, además de ser excelentes fuentes de grasa, importantes cantidades de proteínas y minerales que contribuyen a la vitalidad y la eficiencia, sin provocar sensación de pesadez.
Favorecen una digestión saludable
El beneficio de la fibra de casi todos los frutos secos favorece el tránsito intestinal, siendo una ayuda importante para momentos de cambios de rutina o viajes continuados, horas que pueden perjudicar e incluso alterar el proceso digestivo. Consumidos de forma regular, evitan el estreñimiento, el cual es habitual en la época estival, cuando se pasa la mayor parte del tiempo fuera de casa y se tiende a despistar la composición de los alimentos.
Frutos secos ideales para actividades al aire libre
Las escapadas a la montaña, los días de playa o las excursiones a través del campo precisan de alimentos que, como sea posible, pesen poco, tengan un bajo volumen envasado y nutrido, de tal forma que los frutos secos cumplen todas estas condiciones; una pequeña ración de almendra o nuez a destajo puede ser el snack ideal entre las caminatas o los descansos.
Energía sostenida sin necesidad de cocción
A diferencia de otros productos energéticos que exigen una preparación previa o disponer de una ‘nevera’, los frutos secos se consumen directamente, en su estado natural. Son ideales para mantener la energía de manera continua y sin alterar la digestión, convirtiéndose en una recurso útil para la práctica de deportes, hacer senderismo o tener un ‘snack saludable’.
Recetas veraniegas con frutos secos
Ensaladas frescas con un toque crujiente
Incluir frutos secos en las ensaladas resulta una estrategia fácil y rápida de enriquecer su calidad nutricional. Las nueces, avellanas o almendras se complementan perfectamente con frutas de temporada, la verdura fresca y vinagretas ligeras, brindando textura, sabor y nutrientes muy importantes como los ácidos grasos omega-3, la vitamina E y el calcio.
Sopas frías y platos ligeros enriquecidos
Los platos típicos del verano como son las sopas frías o las pastas frescas, mejoran con el aporte de los frutos secos. La idea de incorporar almendras a un gazpacho o utilizar nueces troceadas como topping en una crema fría de calabacín mejora el sabor del plato, y enriquece los beneficios nutricionales del mismo sin sobrecargarlo.
Por esa razón, los frutos secos suponen un recurso muy valioso de energía, de nutrientes y de sabor, en particular a lo largo del verano. Su polivalencia en la cocina, la facilidad con que se pueden transportar y la importancia de su densidad nutricional hacen de ellos un complemento ideal para cualquier tipo de estilo de vida estival. Ya sea para picar, para incorporarlos dentro de las recetas de ensaladas, como para ser un apoyo en las actividades al aire libre, los frutos secos también permiten mantener un cierto bienestar físico y psíquico a lo largo de toda la temporada de verano.
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