Una dieta de alimentos ultraprocesados puede resultar fácil y gratificante, pero la ciencia se ha hecho eco de los efectos negativos para el organismo. Por un lado, el aumento de peso o los problemas metabólicos no son novedad, pero hay que sumar una novedad inquietante, y es que, este tipo de productos a diario puede cambiar el funcionamiento del cerebro en sólo cinco días. Los resultados se traducen en cambios duraderos en la respuesta a la insulina, un aumento de grasa en el hígado y una alteración del sistema de recompensas del cerebro.
Los ultraprocesados en el cerebro
Una investigación llevada a cabo por el Instituto de Investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas, del Centro Helmholtz de Múnich, junto con la Universidad de Tübingen, ha podido demostrar que ingesta de alimentos ultraprocesados puede influir sobre el cerebro. Tras una dieta de tan solo cinco días con alimentos ultraprocesados, los sujetos de la investigación mostraron una respuesta reducida de la insulina en el cerebro. La insulina tiene un rol final en la regulación del azúcar en sangre, pero también tiene función sobre el apetito y la motivación para comer.
Daños que persisten más allá de la dieta
Lo más preocupante es que esos efectos no se revierten tan fácilmente. Al retornar a un régimen equilibrado, los investigadores observan que los cambios en el cerebro y el hígado continúan todavía presentes. Esto hace pensar que el organismo no se recupera rápidamente, sino todo lo contrario: una exposición breve puede tener efectivamente efectos prolongados en la salud cerebral y metabólica.
Ultraprocesados y sistema de recompensas
Los ultraprocesados no solo impactan el cuerpo; también transforman cómo el cerebro responde a las señales. El estudio determinó que los participantes poseían menor sensibilidad hacia las recompensas, lo que puede influir en la toma de decisiones; por ejemplo, respecto a la comida. Este cambio puede facilitar que se inhiban los buenos comportamientos, dado que el cerebro deja de manifestar reacciones cerebrales de recompensa ante las opciones alimentarias saludables.
Aumento en la sensibilidad al castigo
Al mismo tiempo, también aumentó la sensibilidad al castigo, donde las personas empiezan a asociar la comida con la ansiedad, la culpa o la frustración y que por tanto se establecen lazos emocionalmente poco saludables con la comida, estableciendo frecuentes ciclos de atracones y dietas no equilibradas con un daño para la salud mental y física.
¿Por qué los ultraprocesados son tan peligrosos?
Los alimentos ultraprocesados son normalmente ricos en azúcares refinados, en grasas saturadas y en sodio, también carecen de fibra, de vitaminas y de minerales. Este perfil nutricional es nocivo para la salud por sí solo, pero puede convertirse en un verdadero veneno si se consumen de forma regular. Según el estudio, hay más de 30 efectos adversos relacionados con los ultraprocesados, además, pueden desencadenar enfermedades crónicas e incluso provocar la muerte.
Riesgo elevado de enfermedades crónicas
En países como Estados Unidos, una dieta típica aporta un 61% de las calorías de los alimentos ultraprocesados, aunque esas dietas han ido en aumento y han propiciado un incremento en la prevalencia de la obesidad, la diabetes tipo 2, y las enfermedades cardiovasculares. Las referencias científicas recogen no solo la cantidad de calorías a consumir, sino también la calidad de esas calorías, como por ejemplo: una dieta en alimentos naturales, mínimamente procesados puede determinar un resultado satisfactorio.
Por tanto, comer alimentos ultraprocesados todos los días no solo produce aumento de peso: transforma el cerebro, afecta la regulación del apetito, modifica el sistema de recompensas y afecta a órganos como el hígado. Sus cambios pueden aparecer al cabo de menos de una semana e irse incluso después de volver a una dieta saludable.
Te puede interesar